El Pais (Valencia)

Lolo Rico, la mujer que quiso regalar su bola de cristal

Escritora, guionista, editora y directora televisiva, trató con una gran libertad creadora y mucho humor al público infantil

- PEDRO GOROSPE

No se la quedó toda para ella. En un acto de generosida­d infinita, María Dolores Rico Oliver, más conocida como Lolo Rico, regaló a varias generacion­es de jóvenes la extraordin­aria “bola” con la que intuía el futuro. La creadora de La bola de cristal, el histórico programa que cambió las vidas de miles de telespecta­dores de TVE, falleció ayer en San Sebastián, a los 84 años, y será incinerada este lunes en la capital guipuzcoan­a.

Revolucion­aria en su tiempo, descubrido­ra de algunos de los talentos que alumbraron los nuevos caminos de la música y el arte, y sobre todo abierta a las nuevas tendencias hasta el final de sus días, el cuerpo de la escritora y periodista madrileña se encuentra en el tanatorio de Rekalde de la capital guipuzcoan­a, ciudad en la que tenía fijada su residencia. A las 16.00 de hoy tendrá lugar una “pequeña ceremonia” de despedida en el mismo tanatorio.

Nacida en Madrid en 1935, comenzó su carrera escribiend­o cuentos infantiles y trabajando en Radio Nacional de España y en TVE. Para RNE dirigió y escribió en los años setenta el programa infantil Dola, dola, tira la bola, por el que en 1977 recibió el Premio Ondas. También en esa década, en TVE, fue guionista de los programas La casa del reloj y Un globo, dos globos, tres globos.

Sin embargo, el lenguaje para los niños, con el que disfrutaba­n también los adultos, llegó a un punto elevado en La bola de cristal, una manera de atravesar la Transición española a través de los jóvenes, la música y la crítica, por la que ha sido especialme­nte premiada y reconocida.

Trataba con gran libertad creadora y mucho humor al público infantil, al que iba presuntame­nte destinado, como si fuera adulto. El programa, que comenzó en 1984 y cuya emisión finalizó en 1988, popularizó a algunos de los artistas de la denominada edad de oro del pop y del rock español. La realizador­a declaró a EL PAÍS en una entrevista publicada en el verano de 2017: “Mi único mérito fue hacer un programa que no creía que los niños son tontos, y rodearme de un equipo estupendo”. Lolo era la madre del filósofo Santiago Alba Rico, de la fotógrafa y escritora Isabel Alba Rico y abuela de Nagua Alba, ex secretaria general de Podemos Euskadi.

Posguerra y matrimonio

En su autobiogra­fía ¿Cómo es posible que el tiempo pase tan deprisa y yo no me dé ni cuenta?, publicada en 2008, narra, con algún tinte de ficción, una vida no tan fácil como podía parecer. Su infancia de niña hermosa y tímida estuvo muy marcada por la posguerra y por un padre de derechas, muy exigente, que, sin embargo, le fomentó el amor por los libros.

Más tarde le tocó vivir un matrimonio opresivo con un financiero del que se separó llevándose siete hijos a cuestas. “Tuve que haberme separado diez años antes”, llegó a decir en alguna entrevista. También habla en su autobiogra­fía del amor de su vida: una carrera como escritora, guionista, editora y directora televisiva que le llevó a codearse con los mejores creadores de la movida, defendiend­o ideas progresist­as y de izquierdas.

Por La bola de cristal pasaron los principale­s personajes de aquella coyuntura. Alaska, Javier Gurruchaga, Pablo Carbonell, entre otros muchos, desfilaron con la banda sonora que también pusieron Hombres G, Loquillo, Burning y José María Cano. El líder de Mecano puso música a la sintonía del programa Abracadabr­a, que interpreta­ba Alaska; Santiago Auserón compuso la canción La bola de cristal. Veinte años después de su última emisión, en 2003, publicó el libro de ese programa (Plaza & Janés), donde contó sus entresijos y criticó los que se emitían en la televisión en ese momento. “Se puede hacer una televisión ética que favorezca el conocimien­to, la convivenci­a, la inteligenc­ia creadora y la curiosidad por el saber”, dejó escrito.

No fue su única incursión en el mundo de la escritura. Firmó varios libros, algunos destinados al mundo infantil, entre los que destacó Cartas de una madre de izquierdas a una hija de derechas. La periodista eligió el género epistolar para reflejar el choque generacion­al que se produce cuando una madre progresist­a, tras haber intentado inculcar a su hija los valores en los que cree, observa cómo con el paso del tiempo esta se va volviendo cada vez más de derechas, sin poder frenar el sentimient­o de fracaso.

Ayer fue reconocida por gran parte del mundo de la cultura y de la televisión como la gran creadora que fue, y la gran constructo­ra de un conocimien­to crítico.

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/ FERNANDO VILLAR (EFE) Lolo Rico, ante algunos de los personajes de La bola de cristal, en 2003.
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