España encabeza la incautación de cocaína en Europa
España lleva tres décadas tratando de contener la importación de cocaína, que se ha multiplicado desde que surgieron en Galicia los primeros cárteles del transporte y la distribución de Europa. Los archivos policiales dejan cifras reveladoras para la historia del narco, que oficialmente surgió en 1987, cuando el Ministerio de Interior empezó a documentar la entrada de alijos. Desde entonces, y hasta 2018, las incautaciones han aumentado un 5.000%. España figura hoy a la cabeza de los países europeos en volumen de droga decomisada.
Pese a todo, el coste que ha tenido para España liderar la batalla contra el narcotráfico ha sido enorme, no solo en términos económicos sino también de salud pública. Si en 1990 ocupaba el último puesto del ranking de la UE en cuanto al número de consumidores de cocaína, ahora lo encabeza desde hace una década (con Reino Unido) sin que las autoridades hayan logrado revertir la tendencia alcista, tanto del tráfico como de consumo.
De una tonelada de coca que se incautó en 1987 (tres años antes de la Operación Nécora, la primera contra el cartel gallego), la policía pasó a destruir casi 50 en 2017 y la cifra sigue subiendo. Los efectos de la superproducción de coca en Colombia han quedado patentes en 2018 con dos grandes incautaciones en Algeciras, el mayor alijo en contenedores de Europa, y en Málaga. Dos envíos que suman casi 15 toneladas.
“Los ochenta fueron un ensayo de cómo podría ser el futuro, cuando Europa apenas consumía drogas, y una referencia de dónde estamos, ante una superproducción en Colombia que ya es una pandemia”, explica Antonio Duarte, comisario de la Brigada Central de Estupefacientes. “Somos el país que más droga interviene de Europa [casi la mitad]. Hay más cocaína que nunca pero también hemos dado los mayores golpes”.
La diferencia entre los cárteles de España para el transporte y la distribución de cocaína a Europa respecto a sus colegas mexicanos es que estos han sumido al
país en una sanguinaria pugna por el control, no solo de mercados y territorios de los colombianos, sino también el de la producción, extendida a la heroína y marihuana.
Pese al progresivo desgaste que han soportado las organizaciones gallegas en estos 30 años de liderazgo, han conseguido mantener un mercado sólido que todavía dominan y un precio medio por kilo prácticamente constante (32.000 euros), aunque apenas 1,1 queden cuatro grupos potentes. La presión policial les ha obligado a buscar nuevos socios en países emergentes en el tráfico de cocaína como Turquía.
La siguiente batalla contra el narco será liderada desde España. Se ha diseñado en sendas reuniones que se celebraron a mediados de diciembre en Bogotá y Medellín (Colombia), en la que han participado, además de la policía española, expertos de la Dirección Antinarcóticos de Colombia (Diran) y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin). Serán operaciones conjuntas en un intento por controlar el origen y destino de los alijos.
Una de sus tácticas se basará en la cooperación internacional, buscando aliados en la UE y, por primera vez, en el continente africano. La prioridad es implicar a Marruecos, Mauritania y Guinea, principales ejes estratégicos en la ocultación y el embarque de la cocaína que llega a Europa.