Sube el tono en la guerra interna
Desde el pasado jueves, cuando Íñigo Errejón anunció que se presentará a las elecciones autonómicas con Más Madrid de Manuela Carmena, los miembros más fieles a la dirección de Podemos, el que por el momento es su partido, elevan el tono de sus recriminaciones a medida que pasan las horas.
“No sé por qué Errejón, diputado de Podemos, ha organizado una plataforma al margen de Podemos, sin hablar con sus bases y órganos y no ha entregado el escaño. Entiendo que le sobre Podemos, pero no acepto nada que parezca transfuguismo”, escribió en Twitter Juan Carlos Monedero, fundador de la formación. “A mí no me sale decirle eso a gente con la que llevo tanto tiempo trabajando, no contestaría, ese no es mi estilo”, trató de zanjar Errejón.
Los responsables de Podemos tratan de centrar la conversación en el acuerdo de Presupuestos. “Es una situación bochornosa”, califican sobre el conflicto que atraviesa la formación. “Es un error que ya hemos cometido demasiadas veces”, dicen respecto a tener que volver a hablar sobre cuestiones internas.
Errejón, en una precampaña adelantada, trata de hacer lo mismo. Centra su defensa en los logros de su nueva socia de plataforma. “¿La fórmula que ha sido buena para ganar la alcaldía no puede ser buena para la Comunidad?” Son dos de las cuestiones que repite el todavía diputado de Unidos Podemos para poner de manifiesto que su partido mantiene su compromiso de formar parte de la lista de Carmena en la alcaldía, mientras que inicia la búsqueda de un candidato propio para la región.
Sin candidato
Ramón Espinar, secretario general de Podemos Madrid, sigue sin concretar cómo será el proceso para encontrar al aspirante. “Espero que podamos pasar página y mirar al futuro”, se limitó a decir el pasado sábado antes de la reunión del Comité de Campaña de su partido.
La dirección estatal y regional de Podemos sigue esperando a que sus diputados en la Asamblea de Madrid decidan si siguen a Errejón o permanecen en el partido. Los fieles al candidato como Clara Serra, su número dos, Tania Sánchez o Eduardo Rubiño muestran su apoyo a la alianza con Carmena públicamente, pero no dan una respuesta definitiva sobre su futuro. En este lado se sitúan los también fundadores Carolina Bescansa, apartada de la toma de decisiones, y Luis Alegre, ya fuera del partido.
Errejón confirma este apoyo y suma el de “compañeros que no pueden decirlo públicamente”, en una referencia velada a miembros de Podemos cercanos a la dirección de Iglesias.
La otra idea en la que Errejón apuntala su defensa es el respaldo que recibió de los inscritos en 2018, cuando ganó las primarias de Podemos para ser candidato. “20.000 militantes me eligieron para ganar la Comunidad de Madrid”, argumenta desde hace días. “Y el mejor modelo para conseguirlo es el de Carmena”.
Y en ese punto se manifiesta el tercer dilema de Podemos: ¿partido del líder carismático, Pablo Iglesias, o institucionalización, esto es, consolidación de una organización que sobreviva a sus creadores? La elevadísima circulación de los líderes de la nueva política parecía favorecer inevitablemente lo segundo. Pero Errejón ha apostado por mantener el principio cesarista en su desafío, fiando sus opciones a la atracción personal que irradie el nuevo proyecto. Aún quedan semanas para que se concrete el alcance de la operación Carmena/Errejón, pero si se resuelve con éxito, la respuesta que Errejón daba a estos dilemas augura que la nueva fuerza será esencialmente distinta a lo que Podemos ha acabado siendo hoy.