Primer atropello mortal causado por un coche sin conductor
Uber suspende las pruebas de estos vehículos tras resultar arrollada una mujer en Arizona
Uber suspendió ayer las pruebas que venía realizando con coches sin conductor en varias ciudades de Estados Unidos tras morir arrollada una mujer por uno de estos vehículos en Tempe (Arizona). Es la primera vez que un vehículo autónomo causa un atropello mortal. El incidente siembra dudas sobre la seguridad de esta tecnología, que pretende sustituir al conductor humano en un futuro próximo.
Una mujer de 49 años murió ayer en Tempe, Arizona (Estados Unidos) al ser atropellada por un vehículo sin conductor operado por Uber, según informó la policía local. “El vehículo se dirigía hacia el norte cuando una mujer que caminaba fuera del paso de peatones cruzó la calzada de oeste a este y fue arrollada por el vehículo de Uber”, señaló la policía en un comunicado. Es el primer atropello mortal protagonizado por un coche autónomo. Dentro del vehículo había una persona, pero la conducción en ese momento era automática. Aunque el comunicado policial habla de que la mujer estaba caminando cuando fue atropellada, imágenes difundidas por la cadena estadounidense ABC muestran una bicicleta en el suelo junto al coche autónomo, aparentemente dañada por el vehículo de Uber. La cadena informó de que el coche de Uber golpeó a una ciclista, identificada por la policía como Elaine Herzberg. Sea el atropello de una ciclista o de una peatón, es la primera vez que un vehículo sin conductor arrolla mortalmente a una persona.
El coche de Uber que protagonizó el accidente estaba en el modo autónomo, sin conductor, aunque había una persona en su interior tras el volante, según ha informado la policía. Las primeras informaciones difundidas por las autoridades señalan que el atropello tuvo lugar durante la noche del domingo, pero no han precisado la hora. La mujer fue trasladada al hospital municipal, pero falleció a consecuencia de sus heridas.
Uber comenzó las pruebas con este tipo de vehículos en diciembre de 2017 en San Francisco. Tras levantarse gran revuelo cuando sus automóviles sin conductor se saltaron varios semáforos y se descubrió que carecían de permisos para rodar en la ciudad donde tiene su sede, decidieron trasladarse a Arizona. Entonces presumieron de la apertura de la administración de dicho Estado para este tipo de pruebas.
Durante los últimos meses de la administración Obama, el Gobierno federal aprobó un marco legal para poder hacer realidad este tipo de vehículos. El reto no es solo tecnológico, sino también social. Los humanos cometen errores, cambian de opinión, pueden retroceder mientras cruzan un paso de cebra. Las máquinas se limitan a seguir reglas. Apenas pueden asumir lo que significa una excepción. La mezcla de ambos, humanos e inteligencia artificial en movimiento, es la fricción principal. Según los investigadores en este campo, en 2020 sí habrá avances que lo hagan posible.
Antes de Uber, Google comenzó a experimentar con estos vehículos autónomos en los alrededores de su sede de Mountain View y la carretera 101, que une Silicon Valley con San Francisco. De esos ensayos con un biplaza sin volante con forma de huevo, el coche apodado koala, nació Waymo, su división para explorar esta forma de transporte. Esta carrera por la innovación entre Google y Uber se saldó con un robo de empleados, patentes y un largo juicio que le ha costado a Uber 245 millones de dólares como compensación al buscador.
Ford, un símbolo de la cultura americana, creador de la cadena de montaje, también ha mostrado interés en sumarse a este tipo de tecnología. Desde Japón, Toyota cuenta con un equipo tanto local como un laboratorio en Silicon Valley.
En julio de 2016 trascendió la primera muerte conocida en un coche que viajaba con piloto automático. El conductor de un Tesla Model S chocó contra un camión en Florida mientras veía una película.
Los coches de Google también han sufrido varios incidentes. El más grave se produjo en febrero de 2016, cuando un vehículo autónomo Lexus RX450h, propiedad de Google, golpeó de forma ligera a un autobús municipal al hacer un cambio de carril. El accidente tuvo lugar en Mountain View, en la intersección entre dos calles, una de las cuales tenía tres carriles.