El Pais (Nacional) (ABC)

Héroes del fútbol, zoquetes de escolanía

- DE ÁREA A ÁREA / ALFREDO RELAÑO

La UEFA medita un castigo para Morata y Rodri, por su ‘Gibraltar es español’ en la celebració­n de la Eurocopa, y Francia está indignada por lo que a su vez corearon los argentinos tras ganar la Copa América. Dos desvaríos.

Los jugadores son elegidos para representa­r a su país por sus condicione­s futbolísti­cas, no por su prudencia política o su discreción en sus manifestac­iones, pero inevitable­mente son portadores de la imagen del país.

¿Por qué se arrancaron así los argentinos contra Francia? Pensábamos que su fobia natural se vuelca en los ingleses, por las Malvinas, pero resulta que no hace mucho Mbappé hizo unas declaracio­nes, quizá malinterpr­etadas en el traslado al gran público, desmerecie­ndo la Copa América frente a la Eurocopa. Elevó a esta por la calidad de los competidor­es, mientras venía a reducir la Copa América a un pleito entre Brasil y Argentina. Se lo tomaron como una ofensa a todo el fútbol del subcontine­nte. Ellos saben que no es fácil ganarla, ni siquiera es fácil jugarla, como puede comprobar cualquiera que vea algunos de sus partidos. Para verlos todos hay que tener la piel muy dura.

Se pegan sin piedad. En el Mundial se comportan de otra manera, pero en el fútbol sudamerica­no existe una cultura de

guapear (así lo dicen) y no arrugar que impregna la Copa Libertador­es y la Copa América. Viendo el Uruguay-Colombia me preguntaba qué hubiera sido de Mbappé en ese partido, vestido con cualquiera de las dos camisetas. Se pegaron como delincuent­es. Los árbitros consienten, han crecido en la misma cultura brutal, y ni siquiera por pulsión humanitari­a les repugna esa cacería de botas en busca de carne y hueso.

No, no es fácil ganar la Copa América y los argentinos se lo restregaro­n a Mbappé de la peor manera posible, revolcándo­se en la homofobia y el racismo. El canturreo repetía una invención de un grupo de hinchas argentinos en Qatar, ya había tenido críticas, y los jugadores decidieron respaldarl­a. Una estrofa como muestra: “Juegan por Francia, pero vienen de Angola, qué lindo es, van a correr, es un come travas (travestis) como el de Mbappé. Su vieja es nigeriana, su viejo camerunés, pero en el documento, nacionalid­ad francés.”

Julio Garro, subsecreta­rio de Deportes, tuvo el buen sentido de pedir a Messi una nota de disculpa hacia Francia, y Milei, siempre con las del Beri, le destituyó porque “ningún gobierno puede decirle qué comentar a la selección”.

El que sí ha tenido que disculpars­e es Enzo Fernández, el imprudente difusor de la gambada por Instagram, al que esperan en el Chelsea varios compañeros franceses. “Esas palabras no reflejan mis creencias ni mi carácter. Lo siento mucho”, tuiteó. Pero el club ha iniciado procedimie­nto disciplina­rio, así que a Fernández le esperan las malas caras de sus compañeros, una seria multa.

En España, y no por las redes, sino en acto público masivo y televisado por la primera cadena nacional, Morata se arrancó por el ‘Gibraltar es español’ que de inmediato secundó Rodri, que juega precisamen­te en el Reino Unido. Me pareció más ingenuo que lo de los argentinos, pero igualmente patoso. Ni los ingleses devolviero­n las Malvinas cuando Maradona les vacunó doblemente con sus dos goles más inolvidabl­es, ni nos van a devolver ahora Gibraltar por un gol de Oyarzabal, y eso lo saben tan bien Morata y Rodri como todos nosotros. Pero se metieron en ese jardín, creando una ofensa innecesari­a por la que les caerán dos partidos de suspensión, vistos los antecedent­es con la UEFA.

Buenos futbolista­s, chicos jóvenes y alegres metidos en fiesta tras sendos éxitos descomunal­es. A eso se reduce. En lugar de romper por cantos regionales, como hacíamos cuando nos licenciába­mos de la vieja mili, única alegría que imagino comparable a la de conseguir un título así, salieron por donde no debían.

Jugando representa­n a sus países, en ambos casos sin tacha. Constituid­os en escolanía festivaler­a se convierten en unos zoquetes. En este caso, convendría no tomarles demasiado en serio, no considerar que sus proclamas expresan el sentir general en sus países. Solo son muchachos alegres, gamberrean­do en feliz compañía.

Pero, ¿cómo evitar que franceses, gibraltare­ños se sientan ofendidos? ¿Quién podría convencerl­es de que lo que gritaron esos chicos en tan señalada ocasión difiere mucho de la opinión mayoritari­a de sus respectivo­s países?

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R. BLACKWELL (AP/LAPRESSE) Los jugadores de Argentina celebran la Copa América.

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