La Rai va a la huelga contra los “intentos de censura” de Meloni
Una veterana periodista asegura que tuvo que negociar cada palabra de sus crónicas
La situación ha dejado de ser percibida con matices y los periodistas de la Rai, la televisión pública italiana, han decidido plantarse. Después de un año y medio de cambios en la programación, despidos de presentadores y burdos intentos de censura, los trabajadores plantearon el lunes una insólita huelga de 24 horas para “defender su autonomía e independencia” del “control de la política” y de “los intentos de censura” mientras la dirección acusa al sindicato convocante, Usigrai, de difundir “noticias falsas”. El paro llega tras semanas de protestas de los trabajadores por lo que definen como un “control asfixiante” para que la información sirva de “megáfono” del Ejecutivo de la ultraderechista Giorgia Meloni, una denuncia a la que se ha sumado la oposición, que acusa a la dirección de haber convertido la Rai en “Telemeloni”.
A primera hora de la mañana, antes de comenzar los paros, se leyó un comunicado: “Los periodistas de la Rai, por primera vez en muchos años, se abstienen totalmente de trabajar para protestar contra las decisiones de la cúpula directiva”. Entre las cuestiones contra las que se planta la redacción mencionan el “no estabilizar a los trabajadores precarios”, pero también que “la Rai intentó censurar un monólogo el 25 de abril, para luego, con evidentes dificultades, intentar convertirlo en una cuestión económica”, en referencia al veto al escritor Antonio Scurati. “Preferimos perder uno o varios días de sueldo antes que perder nuestra libertad, convencidos de que la libertad y la autonomía del servicio público es un valor de todos. Y la Rai es de todos”, escribieron los trabajadores.
La huelga fue boicoteada por los miembros de Unirai, un sindicato minoritario y adscrito a la derecha, que logró que se emitieran los telediarios de la jornada. Pero los periodistas que la secundaron aprovecharon para explicar la situación a través de distintos foros. Uno de ellos fue la Asociación de la Prensa Extranjera, donde una veterana periodista de la Rai aseguró que debe negociar “cada palabra de las crónicas” para que puedan ser emitidas.
La empresa replicó que “la decisión de ir a la huelga por motivos que nada tienen que ver con los derechos de los trabajadores se encuadra en motivaciones ideológicas y políticas”, en un duro comunicado, en el que pide a Usigrai “que deje de promover noticias falsas que dañan la imagen de la empresa”. “No se ha puesto ninguna censura o mordaza sobre la información”, añade la dirección, que ha conseguido mantener de su lado al nuevo sindicato Unirai, que considera que a la Rai “hay que relanzarla, no ensuciarla”.
La primera ministra Meloni, particularmente beligerante con la prensa crítica, avanza hacia una concentración de periódicos, televisiones y radios afines a su Gobierno que culminará, probablemente, con la venta de la agencia AGI en los próximos días a Antonio Angelucci, un diputado de La Liga que ya tiene tres periódicos completamente afines al Ejecutivo italiano.