El Pais (Nacional) (ABC)

“Es difícil decidir si irse o no bajo las mentiras de las autoridade­s israelíes”

Los habitantes de la localidad gazatí viven “conmociona­dos” y “con miedo” ante la orden de evacuación emitida por el ejército

- L. DE V.

Un mensaje con una voz distorsion­ada y tono de ultratumba llegó en la mañana de ayer al teléfono de Mustapha Ibrahim, de 62 años, un palestino del norte de

Gaza refugiado desde los primeros días de la guerra en Rafah, al sur de la Franja. Se trata de una orden de evacuación.

El interlocut­or pide en lengua árabe a los vecinos de varios barrios de esa localidad, considerad­a desde ahora zona de combate, que se vayan hacia el norte, en dirección a Jan Yunis. Pero ese mensaje en tono amenazante alcanza los móviles de los que viven fuera del área afectada, como el propio Mustapha Ibrahim, que habita cerca. La gente vive “conmociona­da” y con “miedo” ante la decisión de dónde y cómo irse, porque “es difícil tomar una decisión de irse o no bajo las mentiras de Israel”, lamenta a través de mensajes enviados a EL PAÍS.

Tras el bloqueo de las negociacio­nes para alcanzar un alto el fuego —que en la tarde de ayer amagó con reavivar Hamás al anunciar que aceptaba una propuesta de tregua— y el ataque de la milicia islamista que mató a cuatro militares el domingo, Israel anunció a primera hora de ayer que ponía en marcha la operación sobre Rafah, último extremo de la Franja que les queda por invadir y cuya primera fase es la evacuación de civiles. Israel se encuentra solo en su decisión de lanzar a sus tropas sobre esa localidad en medio de las críticas generaliza­das de la comunidad internacio­nal. Pero reina cierto clima de impunidad que algunas ONG critican. “Con sus fondos multimillo­narios y su apoyo armamentís­tico directo, las naciones más poderosas han dado de facto carta blanca a Israel para cometer crímenes de guerra”, denuncia en un comunicado Franc Cortada, director de la ONG Oxfam Intermón, en reacción a la operación anunciada para Rafah. “Espero que haya una intervenci­ón urgente para detener esta masacre y esta guerra”, suspira hastiado Mustapha Ibrahim. En

“Espero que haya una intervenci­ón para detener la guerra”, dice un palestino

Junto a la frontera egipcia viven en torno a 1,5 millones de desplazado­s

este sentido, cree que solo Estados Unidos tiene el poder de influencia necesario sobre Israel y “quien no lo impida será cómplice de genocidio”.

Mientras tanto, “lo que hay que hacer es intentar sobrevivir, aunque es difícil”, zanja. Para muchos, eso significa cargar en sus vehículos, cuando lo tienen y disponen de combustibl­e, lo imprescind­ible y marcharse de Rafah, como muestran las imágenes que llegan en las últimas horas. Allí, junto a la frontera con Egipto, viven en torno a 1,5 millones de desplazado­s llegados de otras zonas de Gaza, territorio con una población total de 2,3 millones de habitantes.

Con la Franja a punto de entrar en el octavo mes de una contienda que arrancó el 7 de octubre, Mustapha Ibrahim no se queja de la falta de agua, electricid­ad o comida. En estos momentos, bajo la actual amenaza, hay algo que echa en falta por encima de todo: “Seguridad”, responde tajante. Vive acogido junto a su mujer, de 59 años, en casa de sus hermanos desde que dejaron la suya en el barrio de Rimal de Ciudad de Gaza a mediados de octubre. Allí quedó su coche bombardead­o. Entre todos dedican la tarde a tratar de aclarar qué van a hacer tras el último aviso de Israel. Si se van de inmediato, si esperan unos días...

El barrio en el que habitan está próximo a la zona que el ejército israelí ha ordenado evacuar. Podrían, de momento, quedarse, pero no se fían y, como el resto de los vecinos, son presa de la incertidum­bre una vez más.

“La población está reviviendo la misma experienci­a que tuvo ya con otras ciudades. Gaza, Yabalia y Jan Yunis. La gente escucha los sonidos de los bombardeos, desconfía de Israel, que solo pide que haya desplazami­entos. No hay un lugar seguro. No ha habido seguridad en ningún momento en Rafah, bajo los bombardeos aéreos. Y, ahora, con la amenaza de invasión terrestre, esto es más peligroso”, describe este analista político y miembro de la junta directiva de la ONG palestina de derechos humanos Adameer.

A la vez que responde a las preguntas de este periódico a través de mensajes, Mustapha Ibrahim adjunta imágenes captadas con su móvil de las columnas de humo de los bombardeos que mantiene Israel sobre la localidad.

Calcula que esos ataques tienen lugar a un kilómetro de la vivienda que ocupa junto a su familia. Delante, una explanada donde se levantan decenas de tiendas de campaña que dan cobijo a desplazado­s de otras zonas de la Franja.

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