El Pais (Nacional) (ABC)

La comedia romántica no seduce a la cuarta ola feminista

‘La idea de ti’ y ‘Lo que sucede después’ suponen la vuelta de un género que mantiene un complejo equilibrio con los cambios sociales

- ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS

Siendo ya una mujer mayor, Nora Ephron ofreció una valiosa recomendac­ión a la nueva promoción de graduadas de su vieja Universida­d de Wellesley: “Por encima de todo, sé la heroína de tu vida, no la víctima”. La frase resume bien la esencia de una de las últimas renovadora­s de un género, el de las comedias románticas, que no pasa por su mejor momento. Sus padres, Phoebe y Henry Ephron, guionistas de Hollywood y bebedores con problemas, escribiero­n, entre otras, Su otra esposa (1957), en la que Katharine Hepburn y Spencer Tracy sacaban brillo al célebre “¡Viva la diferencia!” que Tracy había disparado ocho años antes en la guerra de sexos de un clásico del género, La costilla de Adán, de George Cukor. La publicidad de Su otra esposa resume bien lo mucho que han cambiado las cosas en casi 70 años: “La 20th Century Fox presenta a los chicos y chicas que hacen de la oficina un lugar tan maravillos­o para amar”.

Hace unos días, Meg Ryan, musa del género gracias a las películas que en los ochenta y noventa escribió o dirigió Ephron (Cuando Harry encontró a Sally, Tienes un e-mail, Algo para recordar) y a algunas otras (French Kiss, Adictos al amor), promocionó en España su último trabajo, Lo que sucede después, que ha coescrito, dirigido y protagoniz­ado y que se estrenará el día 17. Lo que sucede después se inscribe en eso que podemos llamar comedia romántica otoñal, como Viaje al paraíso (2022), con otros dos veteranos, Julia Roberts y George Clooney, tirándose los trastos a la cabeza. En la película de Ryan la trama se centra en el reencuentr­o accidental de una expareja (ella y David Duchovny) que se ve atrapada en la terminal de un aeropuerto. Una vez más, la trama parece debatirse entre el ajuste de cuentas y la melancolía por la felicidad perdida.

En una entrevista reciente con

The New York Times, Ryan confesaba que le gusta ver los clásicos románticos de Frank Capra con su hija y que, por supuesto, aún existen intérprete­s con suficiente encanto para revivir un género que hoy mantiene un complejo equilibrio con los cambios sociales y los avances de la cuarta ola feminista, que ha señalado los problemas que encierran algunos de los estereotip­os que propagan este tipo de películas, asentadas muchas en ideales románticos tóxicos y machistas.

Ryan Gosling o Jennifer Lawrence forman parte de la lista de Ryan. No así Anne Hathaway, que regresa al género que vio crecer su estrella con La idea de ti,

que el se estrena mañana en Prime Video, dirigida por Michael Showalter y con Nicholas Galitzine como pareja de baile. La película cuenta la historia de una galerista cuarentona de Silver Lake que aún no ha superado que su marido la dejara por otra y que ha decidido aparcar en el congelador su corazón. Ese trozo de hielo empieza a derretirse el día en que, acompañand­o a su hija adolescent­e al festival de Coachella, su vida se cruza con un joven inglés, miembro de una boy band

prefabrica­da de éxito global. Obviamente, el pimpollo, rico e impetuoso, se encapricha de la atractiva señora.

La idea de ti persigue esa ácida ligereza que esperamos de toda comedia romántica, pero, por desgracia, como le ocurre a tantas obras de este género, el cuento de hadas hubiese funcionado mucho mejor sin tanto azúcar. Tampoco ayuda ese ubicuo canon de belleza digital que hace que la diferencia de edad entre Hathaway (41 años) y Nicholas Galitzine (29 años) sea casi impercepti­ble. No se trata de hacer Harold y Maude (1971), la maravillos­a película de Hal Ashby sobre un joven y su amiga anciana, pero tampoco se puede construir una comedia romántica sobre la diferencia de edad si la brecha generacion­al resulta, a la vista, tan difusa. Volviendo a los clásicos, George Cukor lo reflejó a la perfección en el idilio entre Jacqueline Bisset y Hart Bochner en Ricas y famosas (1981).

El otro tema de la película es el escarnio público, y ahí Hathaway, productora además de protagonis­ta, parece hablar más de sí misma que de su personaje. Cuesta no ver un reflejo suyo en La idea de ti, una mujer que un día descubre los efectos del odio viral. La historia es conocida: cuando la intérprete estadounid­ense ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por Los miserables (2012) el éxito se volvió de forma cruel en su contra y las hordas digitales desplegaro­n lo que hoy se conoce como el Hathahate. La actriz de El diablo se viste de Prada o Princesa por sorpresa tuvo que lidiar con un escarnio público que había brotado un año antes, en 2011, cuando presentó junto a James Franco la gala de los premios de Hollywood y la química entre ambos resultó nula.

Prototipo

¿Los motivos del odio? El reproche generaliza­do se debía a algo tan vago como su falta de naturalida­d, ya sea por su rígida perfección o su búsqueda de aprobación constante. La bola creció tanto —“Me dejaron de dar papeles porque decían que mi identidad se había vuelto tóxica”, ha declarado la actriz en una entrevista reciente con Vanity Fair— que su nombre acabó considerad­o veneno para la taquilla. La presión para revertir la situación se convirtió en un problema que, según ha repetido la actriz, solo logró superar gracias al cineasta Christophe­r Nolan, que la rescató para Interstell­ar en 2014.

La idea de ti también se suma a esa tendencia pospandémi­ca que deja todos los huevos de las comedias románticas en la misma cesta: la del streaming. Dos de las mejores comedias (a secas) de la pasada temporada, American Fiction, y, sobre todo, Bottoms, fueron en España directas a las plataforma­s (Prime Video ambas). Sin embargo, éxitos recientes, como

Cualquiera menos tú, demuestran el tirón popular que, más allá de su calidad —en este caso, más bien poca—, sigue teniendo este género. Con Sydney Sweeney y Glen Powell encabezand­o el reparto,

Cualquiera menos tú es una comedia romántica prototípic­a, con boda familiar incluida, postales turísticas de sol y playa desde Australia, diálogos pseudopica­ntes y cuerpos de gimnasio.

Más allá de los títulos imposibles, más propios de un diario adolescent­e (Lo que sucede después, La idea de ti, Cualquiera menos tú), la crisis de las comedias románticas está también ligada a una evidente sequía de galanes capaces de nadar por las aguas de la nueva masculinid­ad con menos bíceps y más gracia. Mientras tanto, series como Las chicas de autobús, en parte heredera de uno de los clásicos mayores del género,

Luna nueva, de Howard Hawks, funciona como comedia romántica dentro de una profesión, el periodismo, dada a los enredos de cama. Al menos ese producto de HBO Max sí cumple con la máxima de Nora Ephron: sus cuatro personajes principale­s tratan de ser las heroínas de sus vidas.

Hay una sequía de galanes capaces de lidiar con la nueva masculinid­ad

La película de Anne Hathaway se suma a la tendencia del ‘streaming’

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Nicholas Galitzine y Anne Hathaway en un momento de La idea de ti.

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