Carlos de Inglaterra reanuda su actividad pública con la visita a un centro oncológico
El acto del monarca persigue demostrar que avanza en su recuperación del cáncer
Carlos III de Inglaterra, acompañado de la reina consorte, Camila, bajó sonriente a media mañana de ayer del Rolls Royce oficial para saludar a la directiva del centro oncológico Macmillan Cancer Centre, en Londres. El monarca eligió un lugar especialmente simbólico para reanudar su actividad pública, casi tres meses después de haber sido sometido a un tratamiento contra “una forma de cáncer” —el palacio de Buckingham nunca dio más detalles del diagnóstico— que le ha mantenido alejado del contacto directo con los ciudadanos.
Durante la visita, el rey, de 75 años, pudo charlar con el personal y los pacientes del centro, inaugurado hace 12 años, e integrado dentro del University College Hospital. Los investigadores que recibieron a Carlos III le invitaron a conocer los avances y detalles del proyecto TRACERx, una colaboración entre 250 especialistas y 19 centros oncológicos de todo el país que persigue la consecución de una terapia de precisión para los enfermos de cáncer de pulmón.
Los médicos que tratan al monarca tienen el optimismo suficiente sobre su recuperación como para haber dado luz verde a la reanudación de su actividad pública, aunque el tratamiento, del que nunca se ha aclarado si se trata de quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia, seguirá adelante.
Durante estos tres meses, Carlos III ha mantenido cierta presencia a través de comunicados escritos o grabados, fotos y vídeos, para transmitir la idea de que sus capacidades se mantenían plenas y de que era capaz de seguir el día a día de los asuntos de Estado.
Apariencia de normalidad
El 31 de marzo, Domingo de Pascua, el rey acudió a la capilla de San Jorge, en el recinto del castillo de Windsor, para participar en el tradicional servicio religioso. Era la primera vez en mucho tiempo que participaba de modo presencial en un acto público. Entonces, recorrió a pie varios metros, acordonados en el exterior, donde esperaban centenares de ciudadanos, y se dejó hacer fotos con muchos de los que aguardaban allí desde primera hora de la mañana. Un gesto interpretado por muchos como un intento de recuperar cierta apariencia de normalidad en la actividad del rey. La estrategia desplegada por el palacio de Buckingham durante todo este tiempo contrasta con los errores del equipo de comunicación de la princesa de Gales, Kate Middleton, quien también reveló en marzo que padecía cáncer. La falta de información sobre su salud desató una ola de especulaciones y rumores que se acabó convirtiendo en una crisis de gestión de la casa real británica.