La OCDE alerta de que las guerras comerciales lastran ya el crecimiento
El mundo acaba de recordar el décimo aniversario de la caída de Lehman Brothers que precipitó la Gran Recesión. El planeta vuelve a las andadas poniendo en riesgo el crecimiento, una mala práctica agravada por la insistencia de algunos países —léase sobre todo Estados Unidos— de alimentar las tensiones comerciales. Eso crea, según la OCDE, un panorama de “alta incertidumbre” que afecta al comercio mundial, lo que sumado a las crisis de Argentina y Turquía le ha llevado a revisar a la baja las perspectivas de crecimiento global.
“La expansión puede haber alcanzado ya su punto máximo”, avisa el informe publicado ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Revisa a la baja las cifras de crecimiento mundial. Los problemas de los emergentes, en especial las crisis de Argentina y Turquía, añaden incertidumbre a las previsiones. Y las tensiones comerciales y las guerras arancelarias ya pasan factura: “El crecimiento del comercio mundial se ha desacelerado. El crecimiento del volumen de comercio mundial se moderó a cerca del 3% en el primer semestre de 2018, desde el 5% en 2017”. Es decir: que en 2018 todavía van bien las cosas, pero los riesgos están a la vuelta de la esquina.
Al organismo le bastan 13 páginas de análisis sobre la evolución de las economías de los miembros del G20 para hacer sonar la voz de alarma. Para empezar, baja —levemente, pero baja— las previsiones de crecimiento de este 2018, que ahora sitúa en 3,7%, frente al 3,8% de hace cinco meses. También en 2019 la economía crecerá previsiblemente un 3,7%, 0,2 puntos porcentuales menos de lo vaticinado en mayo. Tras un 2017 relativamente tranquilo en lo económico, el mundo empieza a dejar de crecer acompasado, y especialmente en las economías emergentes se detectan las mayores diferencias.
La OCDE estima que la eurozona crecerá este año el 2% (y no 2,2% como pensaba en mayo) y en 2019 un 1,9% (2,1% hace cinco meses). En Europa, avisa, el desenlace de las negociaciones del Brexit “es la mayor fuente de incertidumbre”, a lo que suma ciertas políticas preocupantes en Italia.
Pese a esto, las revisiones más fuertes están fuera del club del euro. Las sufren Argentina, a la que la OCDE aplica una fuerte rebaja de 3,9 puntos este año para situar su crecimiento en -1,9%. Turquía crecerá el 3,2% este año (1,9 puntos menos de lo previsto en mayo) y en 2019 seguirá frenando, hasta lograr solo el 0,5% de crecimiento, 4,5 puntos por debajo de lo estimado en mayo. “Las medidas que se requieren para restaurar la estabilidad en Argentina y Turquía implicarán, probablemente, un significante y desafiante declive en la demanda doméstica”, advierte el organismo. Por el momento al menos, se ha evitado uno de los mayores males de la zona emergente: el contagio que propagaron las crisis en los años noventa del pasado siglo. No obstante, “persisten riesgos de tensiones más profundas y un receso extendido en el espíritu inversor”.
Golpe a la confianza
La ralentización global se debe en buena parte a los “efectos adversos en la confianza y en los planes de inversión” que están provocando las tensiones comerciales, constata la OCDE, que ya advertía en mayo del peligro de una guerra comercial. “Restricciones comerciales adicionales dañarán los niveles de empleo y vida, especialmente para hogares de bajos ingresos, y afectará también a las inversiones globales”, advierte, blanco sobre negro, el organismo con sede en París.
No se trata solo de las represalias comerciales ya tomadas, sino de la “incertidumbre” que reina en este ámbito. Y las consecuencias las pagan todos, subraya la OCDE, que señala a Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, se ha metido en una batalla comercial con la UE por una parte y con China por otra. Lo están ya pagando los propios estadounidenses de a pie: los norteamericanos que se compraron en julio una lavadora pagaron un 20% más que los que lo hicieron en marzo. Los precios de productos derivados del acero aumentaron 18,6% hasta agosto.