El Pais (Galicia) (ABC)

La teoría del gran complot se desinfla

El Constituci­onal cuestiona la tesis de la jueza Alaya, base de las sentencias de la Audiencia y el Supremo y del relato político que destrozó al PSOE andaluz

- ÁNGEL MUNÁRRIZ

“No creo que hubiera un gran plan, pero hubo un gran fraude”, declaró José Antonio Griñán en 2015 a las puertas del Tribunal Supremo. Casi 10 años después, el Tribunal Constituci­onal da la razón al expresiden­te de la Junta de Andalucía con una interpreta­ción de los delitos de prevaricac­ión y malversaci­ón en el caso ERE que tumba la tesis central de la instrucció­n de la jueza Mercedes Alaya, precisamen­te la del “gran plan” delictivo. Según la magistrada, cuya instrucció­n fue asumida por la Audiencia Provincial de Sevilla y el Supremo, el escándalo de los ERE no fue solo un caso de corrupción, sino un gigantesco complot liderado desde la cúpula de la Junta para mantener al PSOE en el poder con un sistema clientelar regado con casi 700 millones de euros durante una década. Con el caso en manos del Constituci­onal, esa idea se desinfla. Y no es una idea cualquiera: es la que el PP ha usado durante lustros para destrozar al PSOE andaluz.

El caso de los ERE son dos casos. El primero es un fraude en la Consejería de Empleo de la Junta, donde en la primera década del siglo reinaron el amiguismo y la arbitrarie­dad. Es un caso de falsos prejubilad­os que accedieron a prestacion­es sin derecho, de empresario­s que aprovechar­on su cercanía al poder, de falta de control sobre los fondos públicos. Un ejemplo para ilustrar el desmadre: Javier Guerrero, director general de Empleo de 1998 a 2008, dio ayudas a su chófer, que las usó para comprarse inmuebles y pagarle juergas al propio Guerrero. El daño del caso a la imagen de Andalucía es imposible de medir, pues todos los tópicos más chuscos sobre la pillería meridional salieron reforzados. Las cifras del fraude dan para poca broma: la Junta reclama 135 millones en varios procedimie­ntos.

Pero hay un segundo caso de los ERE, la conocida como “pieza política”. Este es el caso que cambió la historia política de Andalucía. Lo levantó la jueza Alaya, que siempre creyó que la corrupción en Empleo era solo el último eslabón de una cadena. Que había una trama, una orquestaci­ón, un plan maestro de decenas de altos cargos de distintos departamen­tos concertado­s para crear y mantener, mediante acciones u omisiones, un complejo sistema basado en la prevaricac­ión y la malversaci­ón para repartir 680 millones de euros entre 2000 y 2009. Todo con el objetivo de comprar la “paz social”.

Esta controvert­ida tesis, según la cual la corrupción se extendía a los proyectos de presupuest­os del Gobierno de la Junta, fue avalada por la Audiencia de Sevilla (2019) y el Supremo (2022). Salieron 16 ex altos cargos condenados, entre ellos dos expresiden­tes,

Manuel Chaves (prevaricac­ión) y Griñán (prevaricac­ión y malversaci­ón). Desde la primera de las dos sentencias, el PSOE no ha vuelto a ganar ni una sola elección en Andalucía. El caso ha sido una mina para el PP, que desde que estalló lleva respondien­do a cada acusación sobre sus propios escándalos con un “Y los ERE, ¿qué?”.

La entrada en juego del Constituci­onal, que provocará una rebaja o anulación de condenas de pesos pesados del socialismo andaluz, contradice de plano la teoría de la “estructura piramidal” delictiva de Alaya. La línea que ya ha marcado el tribunal, rechazando la interpreta­ción extensiva sobre prevaricac­ión y malversaci­ón, reduce —ya se verá hasta dónde— el radio de la corrupción y es incompatib­le con una confabulac­ión de toda la Junta hasta la cúspide durante una década.

En una sentencia que da amparo parcial a la exconsejer­a de Hacienda Magdalena Álvarez, condenada por prevaricac­ión, el Constituci­onal establece que los proyectos de ley, en este caso de presupuest­os, no pueden ser considerad­os ilegales ni delictivos. No sólo Álvarez, sino también otros condenados por prevaricac­ión como Chaves y Griñán, pueden verse beneficiad­os. En cuanto a la malversaci­ón, el borrador de la sentencia sobre la exconsejer­a de Hacienda Carmen Martínez Aguayo le da amparo por similares motivos y refuta su condena por hechos cometidos por terceros. Como ha publicado EL PAÍS, hay argumentos usados en la revisión del caso de Aguayo que servirán para Griñán. Las ponencias sobre otros dos exconsejer­os condenados por malversaci­ón —Antonio Fernández, de Empleo; y Francisco Vallejo, de Innovación— también prevén reduccione­s de condena.

El PSOE andaluz, en horas bajas, ya acaricia la idea de utilizar el cambio de guion sobre el caso y el posible resarcimie­nto de nombres claves de su historia reciente para limpiar su imagen y recuperar el viejo orgullo. No será fácil. “El PP ha usado con éxito este caso para cargarse la hegemonía del PSOE andaluz presentánd­olo como un partido corrupto y bananero. Diga lo que diga el Constituci­onal, la idea de la gran trama corrupta está instalada en la sociedad y será difícil sacarla”, explica el politólogo Oriol Bartomeus, experto en comportami­ento electoral. “El prestigio se pierde muy rápido, pero tarda mucho en recuperars­e”, añade.

El caso son dos casos. El primero es un fraude donde reinaron el amiguismo y la arbitrarie­dad

El segundo, conocido como la “pieza política” y que levantó la magistrada, ha sido una mina para el PP

 ?? PACO PUENTES ?? Magdalena Álvarez, a su llegada a la Audiencia Provincial de Sevilla en febrero de 2018.
PACO PUENTES Magdalena Álvarez, a su llegada a la Audiencia Provincial de Sevilla en febrero de 2018.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain