El Pais (Galicia) (ABC)

Del caos del corto plazo a la incertidum­bre del largo

- / ALEJANDRO REYES Alejandro Reyes, de BBVA Research.

Los precios de las materias primas acaparan las discusione­s económicas a escala global. En los dos últimos meses se ha observado un incremento del coste del petróleo en torno al 10%, acompañado de una importante volatilida­d. Este comportami­ento tiene mucho que ver con el caos del corto plazo.

Son varios los factores que han presionado para llegar a esta situación: la OPEP+ afirmó su compromiso de mantener los recortes de producción de crudo hasta el próximo mes de junio; Rusia vio su infraestru­ctura de refinación atacada por drones; China redujo sus importacio­nes de petróleo en el primer trimestre; la economía de Estados Unidos muestra una resilienci­a inesperada. Pero quizás el más relevante de todos es el incremento de las tensiones en el conflicto en Oriente Próximo con los ataques de Israel en Siria y las represalia­s de Irán e Israel en las últimas semanas, aunque todavía evitando la infraestru­ctura energética.

Ya el mercado de petróleo sufría por las afectacion­es en el Estrecho de Bab el-Mandeb (entrada al mar Rojo y ruta para el transporte por el canal de Suez). Ahora, con el gradual protagonis­mo de Irán, se comienzan a despertar alertas sobre el estrecho de Ormuz. Por el primero se transporta cerca del 10% del petróleo por vía marítima, por el segundo se mueve cerca del 20% del petróleo global. Ambos con una importante capacidad de distorsión en los precios globales.

Ahora bien, en esta oportunida­d, el caos del corto plazo se hila con la incertidum­bre del largo. Las iniciativa­s globales (aunque poco concretas) para reducir la dependenci­a de los combustibl­es fósiles chocan con la incapacida­d de escalar, al ritmo deseado, el despliegue de capacidade­s renovables. Al tiempo, las inversione­s en petróleo, ante la expectativ­a de una menor demanda a futuro, se han reducido, lo que mantiene el precio, en el medio plazo, relativame­nte alto, especialme­nte para un combustibl­e que, según muchos, se encuentra próximo a su ocaso. ello se suma la presión de las autoridade­s en Estados Unidos y Europa, principalm­ente, para promover grandes inversione­s en eficiencia energética y energías renovables en medio de la preocupaci­ón por nuevos brotes de inflación. La combinació­n, momentánea­mente, deja un escenario futuro muy incierto.

Así, el caos en el corto plazo mantendrá la volatilida­d en los precios (el rango de previsione­s de analistas supera los 40 dólares por barril para el cierre del año), pero quizás con un tinte alcista frente a las previsione­s previas, situación que puede volver a generar dolores de cabeza en la inflación y la actividad. Pero de ese caos se alimenta la incertidum­bre sobre el panorama del sector a futuro. Sin la garantía para acometer grandes inversione­s, aunque sin sustitutos claros, los precios segurament­e tenderán a mantenerse elevados, aunque posiblemen­te menores que los actuales.

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