El ébola salta las fronteras del Congo y entra en Uganda
Las autoridades ugandesas confirman la muerte de un niño y dos contagios. El brote ha causado 1.396 muertos desde agosto
La epidemia de ébola que afecta a la República Democrática del Congo desde hace más de 10 meses ha saltado por primera vez la frontera. La vecina Uganda confirmó ayer el primer caso: se trata de un niño de cinco años que el lunes por la tarde cruzó desde Congo junto a cinco miembros de su familia, según el Ministerio de Sanidad ugandés, y que murió por la noche. Ayer confirmó otras dos infecciones. Las autoridades sanitarias habían advertido de esta posibilidad en numerosas ocasiones dada la dimensión de un brote que está fuera de control y que ha provocado ya 2.071 casos y 1.396 muertos, el segundo peor de toda la historia de la enfermedad.
La madre del niño, congolesa casada con un ugandés y residente en Kasese (Uganda), se desplazó a Congo el mes pasado para cuidar a su padre, enfermo de ébola que falleció el 27 de mayo. Este lunes, 14 miembros de esta familia, de los que 12 presentaban ya síntomas de la enfermedad, llegaron a Kasindi, ciudad congolesa situada en la frontera, con la intención de entrar en Uganda. Sin embargo, las autoridades les impidieron cruzar y les enviaron al centro de aislamiento provisional instalado en el hospital de esta localidad con la intención de transferirlos al centro de tratamiento de Beni (Congo). Entre ellos había siete niños menores de 12 años.
Sin embargo, esa misma tarde seis miembros de la familia se escaparon del hospital y cruzaron la frontera a pie por pistas secundarias para evitar los controles sanitarios. Las autoridades congolesas alertaron a las del país vecino, que encontraron a esta familia unas horas más tarde en el hospital de Kagando, ya en suelo ugandés. Todos ellos fueron enviados al centro de tratamiento de Bwera, donde se llevaron a cabo análisis que acabaron dando positivo para el niño de cinco años, convirtiéndose así en el primer caso que cruza la frontera, y la primera muerte. Ocho ugandeses que estuvieron en contacto con él han sido puestos bajo estricta vigilancia. Las autoridades de ambos países estudiaban ayer una posible repatriación de la familia a Congo para continuar el tratamiento.
“El niño dio positivo por ébola ayer [por el martes] en Kasese, y murió por la noche en la unidad de cuarentena”, informó una fuente del Ministerio. “Como es habitual en casos de ébola que las víctimas sean enterradas inmediatamente, seguramente será inhumado hoy mismo”, añadió la misma fuente, citada por France Presse. Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó, citando al Gobierno ugandés, que otras dos muestras analizadas habían dado positivo, por lo que son ya tres los casos confirmados. La ministra ugandesa de Sanidad, Ruth Aceng, instó a la población a colaborar con las autoridades para evitar “una mayor propagación del ébola a otras partes del país”, en una rueda de prensa.
Fuera de control
El Ministerio de Sanidad ugandés y la OMS han enviado un equipo de respuesta rápida a la zona para apoyar al personal médico que se encuentra sobre el terreno. En previsión de que el virus del ébola pudiera penetrar en este país, más de 4.700 ugandeses, sobre todo personal médico, habían sido vacunados en los últimos meses. La OMS ha desplazado personal a varios hospitales cerca de la frontera para colaborar en la detección precoz de posibles casos.
Era cuestión de tiempo. El brote de ébola que afecta a la República Democrática del Congo está fuera de control y alcanza ya una tasa de letalidad del 67,4%, con más de la mitad de las muertes fuera de las estructuras del sistema sanitario. Esto implica un elevado riesgo de contagio comunitario. El rechazo de una parte de la población a declarar la enfermedad o a acudir a los centros de tratamiento, por la desconfianza y las dificultades inherentes a la respuesta sanitaria en una zona golpeada por la violencia de decenas de grupos armados, ha complicado la gestión de la epidemia y favorece que siga descontrolada.
La epidemia se declaró el pasado 1 de agosto en la región de Kivu del Norte y rápidamente se extendió a Ituri, en el noreste del país. La proximidad de países como Sudán del Sur, Ruanda y sobre todo Uganda había puesto en alerta a las autoridades sanitarias, pero hasta ahora no se había producido ningún caso más allá de las fronteras congolesas. La OMS ha rechazado en varias ocasiones la declaración de esta epidemia como Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional, lo que ha sido criticado por numerosos expertos.
elevan a 98,4 millones de dólares y sólo hemos recibido 39,2 millones. Este déficit de fondos es inmediato y crítico, si no se reciben los fondos la OMS no podrá sostener la respuesta en la escala actual.
P. En diez meses no se ha podido controlar la epidemia, ¿por qué?
R. El deterioro de la seguridad es un freno. El brote se produce en uno de los entornos más complejos en los que hemos operado nunca. Tenemos incidentes cada semana y esto retrasa la respuesta. Si no podemos acceder a las comunidades no podemos vacunar, tratar a los enfermos o rastrear los contactos. Pese a todo, una disminución reciente en los casos muestra signos de desaceleración, una tendencia que debe interpretarse con cautela.