Alegato político para cerrar el juicio
Visto para sentencia después de cuatro meses de sesiones en el Tribunal Supremo
Visto para sentencia tras cuatro meses. El tribunal que juzga a los líderes independentistas ha escuchado durante 52 sesiones los
Jueces, fiscales y abogados suelen decir que nunca un acusado ha sido absuelto por lo que haya dicho en su último turno de palabra, pero algunos sí han sido condenados. Sus defensas se lo recordaron durante los últimos días a los 12 líderes del procés que se han sentado durante cuatro meses en el banquillo del Tribunal Supremo. Pese a tales advertencias, todos optaron ayer por aprovechar esa última oportunidad de dirigirse al tribunal. Y aunque ninguno contradijo su estrategia de defensa ni desveló hechos nuevos que les pudieran incriminar, coincidieron —con matices— en las principales ideas que llevan defendiendo desde hace meses: son presos políticos, víctimas de un juicio por sus ideas cuando su pretensión era ofrecer a los catalanes la oportunidad de expresarse en las urnas.
Las intervenciones de los 12 acusados supusieron un compendio de sus personalidades y de las formas de entender su actuación en el procés. Los dos principales acusados de ERC (el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y el exconsejero de Exteriores Raül Romeva) evocaron, como ya hicieron en su primera intervención en la vista, sus convicciones pacíficas para reclamar su inocencia. “Mi dedicación a la dos relatos del procés: el de los acusados, para quienes lo vivido en Cataluña en el otoño de 2017 fue un ejercicio colectivo y pacífico de derechos fundamentales, y el política ha sido tardía y nació de la voluntad de servicio, de ser útil, de construir un mundo más libre y mejor”, aseguró Junqueras. Pese a ser el acusado para quien la Fiscalía pide la pena más alta (25 años de cárcel como líder de la rebelión, agravada con malversación), la suya fue quizá la intervención más breve y más vacía de contenido jurídico. Junqueras solo se salió de ese guión para hacer una apelación directa a “devolver” el procés al terreno de la política. “De la buena política de de las acusaciones, para las que se produjo un alzamiento violento o al menos tumultuario. Los acusados aprovecharon ayer su último turno de palabra para pedir una la que nunca debía haber salido”, sostuvo. No llegó a asumir ninguna responsabilidad por su actuación, aunque admitió que cualquier político “comete errores”.
El líder de ERC fue el primero en invocar una pretendida solución política en sus últimas palabras ante el tribunal, pero no el único. Fue una de esas ideas en las que coincidieron los 12 acusados, cada cual a su estilo. “Si estamos aquí es por un fracaso de la política. Hoy estoy más convencido que nunca de que solo desde “solución política” al conflicto. El Supremo afronta ahora la tarea de dictar una sentencia que será el relato judicial del procés y tendrá una resonancia histórica. el diálogo seremos capaz de convencer”, afirmó el exconsejero de Interior Joaquim Forn, autor de uno de los alegatos más pragmáticos: negó que su actuación como miembro del Govern tuviese como objetivo “liquidar” el orden constitucional, rechazó haber alentado el uso de la violencia y separó sus deseos a favor de la independencia de su papel como responsable político de los Mossos d’Esquadra. “Nunca recibieron por mi parte ni por parte del Govern una instrucción para
dejar de actuar como policía jurídica”, aseguró.
En ese alegato a favor de una solución política, algunos acusados buscaron la complicidad del tribunal con la supuesta responsabilidad que la política ha endosado al Supremo al “traspasarle” el reto de solucionar el conflicto catalán dictando sentencia. “Es injusto que este tribunal tenga que resolver un problema político. Ustedes no pueden resolverlo, pero tienen una responsabilidad que es no agravar la crisis política. No me gustaría estar en su piel”, espetó Jordi Sànchez. “Deben ser muy conscientes de que de su sentencia se va a derivar también la lectura sobre el límite de derechos políticos como el de expresión o de reunión. Eso es fundamental no solo para nosotros 12, sino para el futuro de la democracia en Cataluña y España”, añadió el exlíder de la ANC.
Otros no solo recordaron al tribunal esa responsabilidad más política que jurídica que supuestamente se les ha atribuido, sino que advirtieron a los magistrados sobre los efectos personales de la decisión que han de tomar. “Hasta ahora, con sus resoluciones ustedes han decidido que yo no pueda ver crecer a mis dos hijos, de diez y cuatro años. Pero, sea cual sea su sentencia, no van