“Amazon no es el mejor aliado, pero es necesario”
Todo lo tenía en contra el libro para enfrentarse al confinamiento por la pandemia: redes sociales, plataformas de streaming… Pero se salvó. Y holgadamente; al menos, en Europa: las pérdidas del sector oscilaron sólo entre el 2% y el 5% en 2020. Contra todo pronóstico. Y no parece que se vaya a torcer. “La pandemia ha entrenado a la gente en la lectura; ha resultado una inversión lectora”, resume a este diario el alemán Peter Kraus vom Cleff (Wuppertal, 1967), presidente de la Federación de Editores Europeos, con algo más que un moderado optimismo. Como el que se respiraba ayer en la jornada inaugural del VI Foro Edita en Barcelona, que, organizado por el Gremio de Editores de Cataluña y el Máster de Edición de la Universidad Pompeu Fabra, abrió la voz del organismo que agrupa a 29 asociaciones nacionales del libro de la Unión Europea. El epígrafe de las jornadas, lógico: Creatividad y resiliencia en el mundo del libro.
“El mundo del libro europeo se mostró innovador, con ofertas en línea, una gran labor de bibliotecas… y algunos gobiernos ayudaron con grandes políticas públicas, como Italia o Alemania, aunque otros no lo hicieron, como Portugal, y lo notaron”, enmarca Kraus, 22 años en el megagrupo alemán Holtzbrinck y que en enero de 2022 será el nuevo director general del Börsenverein, potente entidad que agrupa a los editores y libreros alemanes y que impulsa la Feria del Libro de Fráncfort. No solo por lo visto durante la pandemia, Kraus hace décadas que está convencido de que “el libro no le ha de tener miedo a nada, ni a las tecnológicas: hay que aprender de los mejores e incorporar la inteligencia artificial para hacer investigación de mercado o ajustar mejor las tiradas”, recita. Y en esa línea, abierta, no se muestra contrario a la tentación de algunas editoriales europeas que durante la crisis tantearon vender sin pasar por las librerías: “Para editores de libros técnicos quizá acabe siendo su única solución; para los demás, yo mantendría las dos opciones; pero soy economista y todo son costes, no sé si a un editor le interesa”.
Tampoco se asusta por los movimientos de grandes fusiones que se están dando tras la pandemia. “Es una tendencia clara e inevitable, pero eso lo veremos más en EE UU que en Europa: allí,
Amazon se lleva casi el 60% del mercado y para competir con ellos has de ser muy grande, también; en Europa, Amazon no lo es tanto y hay una diversidad de países, mercados y lenguas que dificultan macrooperaciones así”.
En cualquier caso, el portavoz de la que es la primera industria cultural de Europa (un mercado de 38.000 millones de euros; casi medio millón de puestos de trabajo), admite que “Amazon no es el mejor aliado del mundo del libro, pero sí es necesario hoy; es como ir al dentista: duele, pero no se puede evitar; tiene una gran infraestructura que ayuda mucho al sector y un gran conocimiento sobre los clientes”.
Censura en el Este
Admite Kraus que las plataformas digitales “aún no está suficientemente contenidas en Europa; los políticos deben vigilar más”. Y en esa línea, la federación negocia con la Unión Europea “obstaculizar” las pretensiones de las tecnológicas (Google, Amazon, Facebook Apple…). Ahí, defiende, sí es necesario “impulsar un mercado único digital en temas como la interoperabilidad: es absurdo que si me mudo de casa me pueda llevar los libros, pero si cambio de una compañía tecnológica a otra, no… Además, los datos son míos y quiero una parte de esas ganancias…”.
El otro gran problema que afronta Kraus en su recta final son los problemas de libertad de expresión que crecen en el Este de Europa: “No es China o Rusia, sino Hungría, Polonia… Ahí la amenaza no es de cárcel, sino por vía económica”. Y lo equipara con la lucha por los derechos de autor que tanto se vulneran en el mundo digital: “Sin copyright tampoco hay libertad de expresión”. a disposición del público el 14 de septiembre y, un día después, se pondrá en marcha el mismo proceso para las actuaciones de Mercè Música.
La organización pide “responsabilidad a la ciudadanía a la hora de hacer la reserva” .
Los conciertos estarán divididos por franjas horarias, con aproximadamente tres actuaciones en cada bloque. La reserva de entradas será para toda una franja y no solamente para un concierto. En caso de no poder acceder al espacio o de que se agoten las localidades, las personas que quieran ver las actuaciones desde casa lo podrán hacer a través de Betevé y el canal de BcnCultura.
Los escenarios en los que se celebrarán los actos musicales estarán repartidos por toda la una edición con alternativas actuales mediante la participación de una treintena de artistas que “son imprescindibles para entender la escena musical menos convencional”. Hidrogenesse, Fulu Miziki o Estruç son algunas de las propuestas de su cartel, marcado por la versatilidad y el carácter multidisciplinar.
En el caso de Acció Cultura Viva, un jurado de más de treinta personas evaluó las mil propuestas musicales a partir de las cuales se construyó el cartel definitivo. Entre los conciertos, destaca Flamenco Queer, una formación artística que combina elementos drag con baile, cante y toque de palmas, acompañados por la tradicional guitarra española y bajo el paraguas de una estética contemporánea.