Los programas españoles, en la lista de los más generosos
Janet Gaynor fue la primera actriz en ganar el Oscar, en 1929, por El séptimo cielo. También fue el nombre con el que, en junio de 2016, se ganó el hasta ayer mayor premio de la historia de la televisión en España: fueron 2,3 millones de euros, fue también en ¡Boom! y lo ganaron los Rockcampers, un grupo formado por cinco amigos que logró aguantar 60 programas. Hacía 10 años que en España no entregaba un premio de esa magnitud: había sido en Pasapalabra, en mayo de 2016, cuando el programa todavía estaba en Antena 3 y lo presentaba Jaime Cantizano. Eduardo Benito, un comercial madrileño de 38 años, se llevó los 2.190.000 euros acumulados en el rosco cuando nada apuntaba a que aquella tarde sería especial, Benito dejó escapar una pregunta que desconocía (Con la J: apellido del poeta y Nobel de literatura español autor de Platero y yo). Pero de repente, tras completar el resto de rosco, se acordó: Juan Ramón Jiménez.
Estas han sido las aportaciones españolas al olimpo de premios millonarios ganados en por concursos de conocimiento, un ranking tradicionalmente dominado Estados Unidos. Allí está el veterano Jeopardy!, desde 1964 una de las franquicias televisivas más conocidas en el mundo anglosajón. Su mayor ganador, el informático Ken Jennings, había aguantado en 2004 74 preguntas sin dar una sola respuesta errónea (o, mejor dicho, pregunta: en el concurso se dan respuestas y el concursante debe adivinar su pregunta). Salió de ahí hecho un millonario y una celebridad con contratos en varias editoriales; el programa tardó en recuperarse del 22% de bajón de audiencia.
El complejo industrial de la televisión alemana ha dado Schlan den Raab, una superpotencia de los concursos que compensa una de las grandes patas cojas del sector europeo: el hecho de que el Reino Unido limite el tamaño de los premios. El gran regulador británico (la Independent Television Authority) así lo estableció en los los años sesenta, para evitar que la BBC regalase dinero a un único contribuyente. A cambio, en el Reino Unido hay una cultura de regalos de broma, desde un bolígrafo en Blankety Blank (1979-2016) a un peluche en The Generation Game (1971-1977). / EL PAÍS