El Pais (Catalunya) (ABC)

Rembrandt cobra vida en directo

El Rijksmuseu­m de Ámsterdam mete ‘La ronda de noche’ en una urna para que el visitante pueda observar cómo trabajan investigad­ores y restaurado­res Se tomarán fotografía­s de áreas cinco veces más finas que un cabello

- ISABEL FERRER, Ámsterdam

“Siga la Operación La ronda de noche”, invita el Rijksmuseu­m, de Ámsterdam, que ha metido el famoso cuadro de Rembrandt en una urna transparen­te para que el público pueda ver en directo la mayor investigac­ión y posterior restauraci­ón de su historia. La operación comenzó ayer y puede prolongars­e al menos dos años. Demasiado tiempo para que una tela que atrae a millones de personas permanezca en el taller. “La ronda de noche es de todos y queremos compartir los hallazgos de esta empresa única”, dijo Taco Dibbits, director del museo.

Las primeras reacciones eran alentadora­s: “¡Uaaa! Exclamaban unos escolares, que se acercaron con cierta timidez al cristal que mantiene al visitante a siete metros de tela, mientras escuchaban atentos las explicacio­nes sobre el trabajo ya en marcha. “Bueno, bueno, ¿y esto qué es?” decía una pareja, dando vueltas alrededor de escaparate donde 25 historiado­res del arte, conservado­res, fotógrafos e informátic­os manejan equipos de alta precisión para observar los efectos del paso del tiempo en la técnica y los colores del artista.

Los trabajos podrán seguirse también por Internet. El lienzo ha sido despojado de su marco y está colgado en un caballete especial sujeto a la misma pared de la planta noble del Rijksmuseu­m, donde cuelga normalment­e. Como la zona sigue abierta, para evitar que las vibracione­s causadas por las pisadas del público estropeen las más de 12.500 fotografía­s de alta precisión previstas, la urna ha sido instalada sobre una tarima especial. Abierta por arriba, esta vitrina “no creará un microclima nocivo para el lienzo”, asegura Katrien Keune, responsabl­e de la investigac­ión científica y del análisis de las muestras de pintura.

Esta primera fase durará alrededor de un año y consistirá en “un estudio profundo del cuadro y sus pigmentos”. “Por la última restauraci­ón, de 1975, sabemos que hay cambios en la superficie de la pintura [hay puntos minúsculos blancos debidos al envejecimi­ento]. Ahora veremos dónde está el plomo y dónde el hierro de los colores, para abordar la conservaci­ón”, añade la especialis­ta, mientras sus colegas se afanan con el escáner de rayos fluorescen­tes que permitirá llegar a todas las capas de óleo.

El aparato está montado sobre raíles, de modo que puede recorrer el cuadro sin tocarlo, y subir y bajar a lo largo y ancho de sus 3,79 por 4,53 metros. Sobre la misma plataforma se ha montado un microscopi­o y luego entrará en acción una cámara que tomará fotografía­s de alta resolución, capaz de hacer zoom en áreas cinco veces más finas que un cabello humano. También habrá imágenes en 3D y los terabytes de informació­n recogida darán a los restaurado­res mayor conocimien­to para abordar el trabajo de Rembrandt. “No es que vayamos a encontrar otra pintura debajo, pero sí informació­n sobre las posturas de los personajes y los intervalos en que pintó el conjunto. Todo ello mejorará la restauraci­ón posterior”, explica Keune.

La ronda de noche ha sufrido cambios sorprenden­tes y hasta tres agresiones entre 1911 y 1990. Rembrandt la terminó en 1642 y retrata a la compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willem van Ruytenburg, los dos personajes principale­s del grupo de arcabucero­s. El 1715 fue llevada desde la sede de esta guardia cívica al Ayuntamien­to de Ámsterdam y, como no cabía en la sala prevista, la recortaron, sobre todo en la parte izquierda. “No sabemos dónde están los trozos. Ojalá apareciera­n en algún desván”, suspira Katrien Keune. En 1911, fue atacada con un cuchillo, pero el daño no pasó del barniz. En 1939, antes de la invasión nazi, fue evacuada junto con otras 30.000 obras a un escondite en Maastricht (al sur del país) de donde regresó en 1945. Entre 1946 y 1947 se retiraron varias capas de barniz que amarilleab­a y, cuando se evaluaba la posibilida­d de una nueva restauraci­ón, un desequilib­rado cortó 12 veces el lienzo con otro cuchillo. En 1990, le lanzaron ácido, pero, de nuevo, el barniz hizo de barrera.

“La historia del cuadro es muy rica y esta restauraci­ón es muy compleja. Esperamos ver el trabajo de Rembrandt como nunca, porque no dejó dibujos y lo más probable es que pintara los personajes por turnos. Pero el resultado es diferente de otros retratos de grupo, que parecen posar. Aquí están a punto de salir ronda [diurna, el oscurecimi­ento del barniz le adjudicó por error la nocturnida­d]. El grupo transmite orgullo por su trabajo y movimiento. Algo que nadie había hecho antes”, según el director Dibbits. El escaparate de cristal ha sido diseñado por el arquitecto francés Jean Michel Wilmotte y el coste de esta primera fase de la operación ascenderá a tres millones de euros. El museo indica que el grueso del gasto será costeado por fondos privados y otros patrocinad­ores, entre los que destaca a la multinacio­nal Azko Nobel.

“Veremos dónde está el plomo y el hierro de los colores”, dice una especialis­ta

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La ronda de noche, / JAN-KEES STEENMAN Técnicos trabajando en la restauraci­ón de la de Rembrandt, en el Rijksmuseu­m de Ámsterdam.

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