El Pais (Andalucia) (ABC)

El rescate de Dembélé

Ante las reiteradas faltas de conducta del delantero, el Barça recurrió a su agente y a su madre. Luis Suárez y Abidal también intercedie­ron

- JUAN I. IRIGOYEN, Resultados

“El vestuario estaba harto de Dembélé”. La respuesta se repite en cada estamento del Barcelona. “Incluso estaban más cansados de él sus compañeros que el cuerpo técnico”, se subraya en la Ciudad Deportiva del Barça. La falta de puntualida­d —no solo llegaba tarde a los entrenamie­ntos de forma reiterada sino que algún día incluso faltó— y su displicenc­ia en la cancha chirriaban en el grupo comandado por Ernesto Valverde. Nada, sin embargo, comparado con lo que colmó la paciencia de sus compañeros. “Más allá de que estaba todo el día con el móvil, sin prestar atención a nada, lo que realmente molestó fueron sus desplantes”. Entonces, con la cuerda al límite, la directiva, el cuerpo técnico y el vestuario concediero­n: hay que rescatar a Dembélé. Y el plan, por ahora, funciona.

La primera estrategia del club fue contactar con el representa­nte del francés: Moussa Sissoko. El empresario, por su contexto familiar, vive en Londres. “Tienes que venir de forma más continuada a Barcelona y controlar un poco más a Ousmane”, le advirtiero­n fuentes de la entidad azulgrana a finales de octubre. Dembélé pasa la mayor parte del tiempo en Barcelona con un amigo de toda la vida y su tío más pequeño. Dos personas queridas por el francés, coetáneos, aunque ajenos a la vida de un futbolista. Sissoko llegó a Barcelona con la madre de Dembélé. Según confirman fuentes cercanas al internacio­nal, de 21 años, ese día empezó a entender de qué iba la película. “Estás en el Barcelona, uno de los mejores equipos del mundo y juegas al lado del mejor de la historia. ¿Quieres tirar todo por la borda?”, le preguntó Sissoko. La madre del futbolista, a su lado, le apoyaba —el padre abandonó el entorno familiar cuando él era pequeño—.

Algo había cambiado. Y en ese momento, sin una coordinaci­ón premeditad­a, intervino el secretario técnico, Eric Abidal —“no solo es francés sino que hablan el mismo código”, subrayan en el Camp Nou— y el vestuario. Uno de los primeros en hablar públicamen­te fue Piqué. “Tenemos que ayudarle a entender que el fútbol son 24 Getafe, 1. Valladolid, 1 -

(Total: 1-2).

Valencia, 3 - Sporting, 0. (4-2). Atlético, 3 - Girona, 3 (4-4). Sevilla, 0; Athletic, 1 (3-2) Leganés-Real Madrid

Hoy

R. Sociedad-Betis (0-0). 19.30 Espanyol-Villarreal (2-2). 20.30. Todos en beIN. Barcelona-Levante (1-2). 21.30, GOL/TVE-1.

El sorteo de cuartos es el viernes a las 17.00. horas. Y habrá veces que no es solo hacerlo, sino también aparentarl­o”, expuso el central. Rakitic precisó: “No es fácil llegar al club más grande del mundo y lidiar con la presión diaria. Tienes que darle tiempo. Tiene cualidades increíbles y acabará dando el paso. Hay que tener paciencia y, a veces, se debe hacer la vista gorda con un jugador así. Vale la pena cuando tienen una gran carrera por delante”. Siempre más cerca de los franceses del vestuario, Lenglet y Umtiti, Dembélé también se supo ganar el cariño de los dos pesos pesados. La actitud del francés se coló en varias charlas de Messi y Luis Suárez.

De entrada, el 10 se interesó por el talento innato del francés, mientras que el uruguayo fue el encargado de pegarle el tirón de orejas. Primero tuvo una charla privada con el extremo, para después señalarlo públicamen­te. “Ser futbolista es un privilegio. Ousmane debería concentrar­se en el fútbol e inspirarse en los ejemplos de profesiona­lidad del vestuario. Tiene que ser más responsabl­e”, sentenció Luis Suárez.

Ernesto Valverde también conversó con Dembélé. El preparador azulgrana nunca perdió los papeles con el atacante, lo señaló cuando lo creyó convenient­e —lo dejó fuera de la convocator­ia ante el Betis por ausentarse a un entrenamie­nto sin permiso— como también lo protegió en sus reiteradas chiquillad­as. Hasta el selecciona­dor francés, Didier Deschamps, salió a defenderlo cuando más expuesto estaba Dembélé. “Es joven, necesita estar acompañado por el club también. Todos cometemos errores, tampoco han sido tan graves, aunque siempre es mejor que no se hable de él por temas extradepor­tivos”, expuso el técnico francés.

Ya no había dudas, algo tenía que pasar. “Tienes que cambiar, hijo”, le pidió la madre. Y Dembélé la escuchó. “Ahora van a ver al verdadero Ousmane”, le dijo a su mamá y a su representa­nte. Parece que lo entendió. Desde aquella última convocator­ia con Francia, Dembélé jugó 10 partidos (ocho de titular): marcó cuatro goles, dio tres asistencia­s y regateó a 49 rivales (un éxito del 61,22%). “A Coutinho le ha pasado un poco por encima Dembélé”, subrayó Jon Aspiazu, segundo entrenador. “Ha entendido algunas cosas, ahora nos está dando goles y asistencia­s casi en cada partido”, le piropea Lenglet.

Valverde incluso le dejó en el banquillo contra el Eibar para ganarse a Coutinho, consciente de que el francés lo comprender­ía. Entendió, sí, pero antes el Barça puso toda la artillería al rescate de Dembélé.

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/ ALBERT GEA (REUTERS) Dembélé corre con el balón ante el Eibar.

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