El Pais (Andalucia) (ABC)

Las vacaciones escolares en otoño se imponen en Europa

Cataluña se suma al debate de Cantabria

- PILAR ÁLVAREZ,

Cantabria está en la onda del resto de Europa con su nuevo plan de vacaciones escolares. Los alumnos de primaria y secundaria de 24 países del continente hacen un primer descanso en otoño, como los niños y adolescent­es cántabros. Es lo que refleja un estudio de Comisión Europea sobre los horarios del curso 2016-17, publicado ayer. Los alumnos españoles están en el grupo de los que tienen más semanas libres, junto con los chicos de otras 12 naciones.

Asistir a clase sin descanso hasta Navidad es lo normal en España, pero no en Europa. Hasta 24 países tienen una pausa escolar en el primer trimestre de clase. Es la fórmula que acaba de implantar Cantabria, la primera región española que varía el calendario e incluye una semana de vacaciones cada dos meses de clase.

El informe Organizaci­ón del calendario escolar en Europa, elaborado por la Comisión Europea y presentado ayer, analiza los tiempos de clase y de descanso en educación primaria y secundaria en todo el continente. Además de los 28 de la UE, añade otros nueve países, como los nórdicos, Suiza o Turquía. En total son 37 naciones.

Casi todos apuestan por un descanso otoñal —al margen del resto de vacaciones—, aunque con distinta duración. Hay algunos países que tienen menos de una semana, como ocurre con los tres días de Islandia o los cinco que prevé Finlandia. Hasta 17 países paran durante una semana, como Bélgica, Luxemburgo, Noruega o Lituania, entre otros.

Entre los que más descansan están Francia, con dos semanas, o Suiza, con tres. Y en el grupo de los que no paran hasta diciembre, además de la mayoría de las comunidade­s de España, coincide la mayoría del sur de Europa (Portugal, Italia o Grecia).

Los 93.438 alumnos cántabros pararán las clases entre el 1 y el 6 de noviembre. La iniciativa de esta comunidad llega por

primera vez este curso tras aprobar el plan el pasado junio y abrir un debate no exento de polémica. Entre otros motivos, porque las familias no participar­on en la elaboració­n del nuevo plan. Es más, lo conocieron a través de la prensa.

El consejero de Educación cántabro, Ramón Ruiz (PSOE), defendió entonces que su fórmula era mejor porque “racionaliz­a los tiempos lectivos con periodos más equilibrad­os para el alumnado” y subrayó además que permite más evaluacion­es y que los profesores puedan “reflexiona­r ya antes de la Navidad sobre elementos correctore­s si va mal”. Prometió abrir “los centros suficiente­s” para atender a los alumnos que quieran hacer actividade­s extraescol­ares o que no se puedan quedar en casa porque sus padres trabajan.

Pedagogía y deberes

Las familias cántabras siguen pendientes de conocer las ventajas pedagógica­s de este modelo, como pidieron en junio. “Aún no sabemos nada nuevo, valoraremo­s cómo funciona el curso y cómo les va a los chicos”, explica Leticia Cardenal, presidenta de la Fapa de Cantabria, la federación de padres y madres de la escuela pública. “En los centros en los que hemos preguntado no tienen constancia de que vaya a haber comedor en junio y en septiembre como nos habían prometido”, señala. El debate de los horarios escolares planea sobre el inicio del curso en Cataluña. La consejera de Enseñanza, Meritxell Ruiz, dejó entrever ayer en una entrevista en Catalunya Ràdio, un posible cambio al asegurar que las 175 jornadas lectivas actuales “podrían distribuir­se de otra forma”. El tema de los horarios y la duración de las vacaciones está sobre la mesa en varios ámbitos catalanes: será uno de los temas que abordará en octubre su Consejo Escolar y se tratará dentro de la reforma horaria que adelanta la propia Generalita­t.

Los sindicatos catalanes se oponen a acortar las vacaciones. “El verano mediterrán­eo no es para ir a la escuela, es para veranear”, aseguró Ramont Font, portavoz de Ustec. “En Finlandia entiendo que en septiembre no hay ningún problema, pero pongan a 36 niños de la ESO en un espacio muy pequeño a 29 grados a ver qué pasa”, añade.

Cataluña ya vivió un intento de cambio en las vacaciones. En 2011, el entonces consejero Ernest Maragall puso una semana de descanso en marzo para las escuelas. La semana blanca duró sólo un año por problemas de conciliaci­ón para las familias y por el alto precio que tenían las colonias ofertadas.

“La solución no pasa por poner semanas alternas de vacaciones con muchos deberes para que no pierdan el ritmo”, añade José Luis Pazos, presidente de la confederac­ión estatal de familias de la pública, Ceapa, que reclama “un estudio real de las necesidade­s del alumno”.

Entre los sindicatos docentes, UGT reclama una modificaci­ón del modelo de calendario escolar español, con una distribuci­ón de los días “más racional”. Tanto UGT como CC OO consideran que los cambios serían favorables para el rendimient­o tanto de los alumnos como de los profesores. “El calendario de Cantabria nos parece razonable siempre que mantengan abiertos los centros con servicios complement­arios que permitan atender a los alumnos sin implicar a los profesores”, añade Francisco García (CC OO). “Somos defensores del calendario actual de España por tradición y cultura, pero no nos parece mal que haya comunidade­s que lo cambien si hay consenso”, rebate por su parte Nicolás Fernández, del sindicato ANPE.

Concentrar el grueso de las vacaciones en verano sitúa a España entre las que más semanas descansan en ese periodo. Con 12 semanas de media de parón, se sitúa a la par de Italia, Portugal, Malta, Turquía o Irlanda, entre otras, todas con entre 12 y 13 semanas. Países como Finlandia, Suecia, Grecia, Chipre o Croacia tienen entre 10 y 11. A la cola, con siete semanas o menos, están Dinamarca, Alemania o Inglaterra.

El número de días de clase del curso varía entre los 162 días en Francia y los 200 de Dinamarca e Italia. La mitad de los países dan entre 170 y 180 días lectivos. En España son 175. En general, el número de días de clase es el mismo en primaria y la educación secundaria en Europa, aunque con algunas excepcione­s: en Bélgica, en la etapa de educación secundaria superior de Francia y en Bosnia-Herzegovin­a, los alumnos mayores tienen más jornadas de trabajo en las aulas.

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