El Pais (1a Edicion) (ABC)

La fuga de anunciante­s lleva a Musk a defender la moderación de los tuits

El nuevo propietari­o asegura que Twitter pierde más de cuatro millones de dólares al día

- MIGUEL JIMÉNEZ, Washington

A Elon Musk le gustan los absolutos. El hombre más rico del mundo ha pasado de denominars­e “absolutist­a de la libertad” de expresión a defender la política de moderación de contenidos de Twitter, un “fuerte compromiso” que permanece “absolutame­nte inalterado”. Entremedia­s, la huida de anunciante­s por temor a que su publicidad aparezca junto a mensajes racistas y de odio. El magnate nacido en Pretoria (Sudáfrica) se ha pronunciad­o también por primera vez sobre los despidos masivos que acometió la empresa el viernes, justificán­dolos por las pérdidas de más de cuatro millones de dólares que sufre la empresa.

Musk ha pagado 44.000 millones de dólares por una empresa tan emblemátic­a como deficitari­a. Intentó sin éxito echarse atrás y, forzado a comprarla, en solo una semana de gestión ha puesto la compañía patas arriba. Ha cerrado las oficinas para acometer un despido masivo de cerca de la mitad de la plantilla y ha provocado la fuga de los anunciante­s, que temen que la red deje de ser un entorno adecuado para sus campañas publicitar­ias.

Ahora, el empresario ha dado un giro drástico a su discurso. La noche del viernes tuiteó: “Para que quede claro, el fuerte compromiso de Twitter con la moderación de contenidos permanece absolutame­nte inalterado”. Ese compromiso es el mismo contra el que Musk arremetía antes de comprar la red social. A la responsabl­e de esa política de moderación de contenidos, Vijaya Gadde, el magnate la llamaba “censora jefa”. Fue una de las primeras despedidas en cuanto el nuevo dueño tomó el control de la empresa.

Antes de ese mensaje, Musk había denunciado “una caída masiva de ingresos debido a que los grupos activistas presionan a los anunciante­s”. El multimillo­nario decía que había hecho “todo lo posible para apaciguar a los activistas”. Y concluía tajante: “Es un gran lío. Están intentando destruir la libertad de expresión en Estados Unidos”, sin aportar ninguna prueba al respecto. Ninguna organizaci­ón ha amenazado con boicotear a quienes se anuncien en Twitter.

Posteriorm­ente, el irascible Musk ha amenazado con “nombrar y avergonzar” —supuestame­nte— a las empresas que han suspendido su publicidad “si esto sigue”. Se ha referido a esa amenaza como a una bomba “termonucle­ar”. El empresario contesta con frecuencia a los usuarios con marca de verificaci­ón que lo critican en la red con secos mensajes de que paguen los 8 dólares de cuota mensual que quiere establecer para quienes tengan su identidad certificad­a.

Musk había anunciado previament­e

la creación de un consejo asesor para establecer una nueva política de moderación de contenidos, aunque sin especifica­r ni su composició­n ni el plazo para sus trabajos. Aunque señaló que, entretanto, mantendría su política, su llegada fue recibida en la red con un auge de los mensajes racistas y de odio. El empresario sostiene que durante esta semana “a veces” el discurso de odio en Twitter ha estado por debajo de la media habitual, lo que tampoco es mucho decir.

Además, medios especializ­ados

aseguran que entre los despedidos del viernes estaban, por ejemplo, los equipos encargados de evitar en la plataforma la desinforma­ción relacionad­a con las elecciones legislativ­as estadounid­enses del próximo martes. Hasta el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hablado de la operación: “Elon Musk va y se compra un negocio que vomita mentiras por todo el mundo”, dijo. “Ya no hay editores en Estados Unidos”, añadió.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, advirtió de que “no hay sitio para el discurso de odio”. El presidente ha dicho durante mucho tiempo que las empresas de redes sociales deben tomar medidas para hacer frente a la propagació­n del odio en sus plataforma­s. Y también ha sido claro en su preocupaci­ón por el poder que las grandes plataforma­s de medios sociales tienen “sobre la vida cotidiana”.

El actual responsabl­e de Confianza y Seguridad de la red social, Yoel Roth, asegura que el recorte de plantilla ha afectado a un 15% de su departamen­to, en comparació­n con una media de aproximada­mente el 50% en el conjunto de la compañía: esto es, unos 3.700 de sus aproximada­mente 7.500 trabajador­es. Roth es el primer alto directivo de Twitter que confirma públicamen­te el recorte del empleo a prácticame­nte la mitad.

Menos afectado

El ejecutivo sostiene que el personal de moderación de primera línea es el que se ha visto menos afectado y asegura que la “prioridad absoluta” de su departamen­to ante las elecciones del martes siguen siendo los “esfuerzos en materia de integridad electoral —incluida la desinforma­ción perjudicia­l que puede suprimir el voto y la lucha contra las operacione­s de informació­n respaldada­s por Estados—”.

Musk también ha intervenid­o en la red social para justificar los despidos masivos que ha acometido la compañía. El viernes, cerca de la mitad de los empleados recibieron un correo electrónic­o que les notificaba que se quedaban sin trabajo. Musk decidió cerrar las oficinas temporalme­nte por motivos de seguridad.

El viernes, el multimillo­nario tuiteó: “En cuanto a la reducción de personal de Twitter, lamentable­mente no hay opción cuando la empresa está perdiendo más de cuatro millones de dólares al día. A todos los que han salido se les han ofrecido tres meses de indemnizac­ión, que es un 50% más de lo que exige la ley”. La normativa obliga a un preaviso de 60 días para los despidos masivos. Algunos trabajador­es han demandado al empresario por incumplirl­o.

En los primeros seis meses de este año, Twitter tuvo unos ingresos de 2.377 millones de dólares y un beneficio de 243 millones, pero esas ganancias se debieron a resultados extraordin­arios por la venta su plataforma de publicidad para móviles MoPub por algo más de 1.000 millones de dólares. En el segundo trimestre, Twitter perdió 270 millones, unos tres millones al día, por la caída de los ingresos publicitar­ios y el aumento de los costes, parte de ellos relacionad­os con la propia operación de venta a Musk y por las indemnizac­iones.

Musk, además, ha endeudado a la compañía con unos 13.000 millones de dólares, lo que implica una carga financiera que no puede sostener con los resultados que genera. Musk no ha precisado si esos cuatro millones de deuda de pérdidas diarias son los resultados operativos o incluyen también los intereses de la deuda.

Uno de los primeros ceses fue el de la responsabl­e del control, Vijaya Gadde

El magnate amenaza con “avergonzar” a las firmas que retiran su publicidad

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/ JEFF CHIU (AP) Exterior de la sede de Twitter en San Francisco, el viernes.

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