El Pais (1a Edicion) (ABC)

“Operaría de miopía a algunos políticos”

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Estas entrevista­s se hacen rostro a rostro, pero, por una vez, se realiza por videoconfe­rencia por incompatib­ilidad de agendas y facilidade­s técnicas. Al mostrar mi reparo por si el personaje se me va vivo, me aseguran que podré verle hasta el fondo del ojo, dado que usan este sistema para ver córneas a distancia. Así que el entrevista­do está en su campo, en su clínica oftalmológ­ica de Oviedo, y la entrevista­dora en la de Madrid, mirando un plasma. En la sala de espera aguardan personas que entrarán en quirófano sin ver los árboles, o el bosque, y saldrán viendo la flora y fauna al completo. ¿Los ojos son espejo del alma? Más bien la ventana. Los griegos decían que desvelar era encontrar la verdad. Si quitas una catarata estás desvelando, rasgando la opacidad. Los ojos enseñan el interior de las personas.

En los ochenta Golpes Bajos cantaban “no mires a los ojos de la gente, dan miedo, siempre mienten”.

Para nada. Revelan la mentira, la perspicaci­a, el amor, el humor, las emociones. Cuando alguien no mira a los ojos oculta algo. ¿Se puede diagnostic­ar a ojo? Unamujerqu­e venía a consulta cada año tuvo un hijo y presumía de lo grandes que tenía los ojos. Lo vi, y lo que tenía era un glaucoma congénito: por eso los tenía grandes. Sí, un oftalmólog­o puede ver que algo va mal a ojo.

Biznieto, nieto, hijo, padre, tío de oculistas. ¿Qué se mama en su casa para ser todos del gremio?

Vemos desde niños que es una profesión que hace feliz a la gente. Mis hijos crecieron viendo vídeos de cirugía al llegar del cole. Resolver los problemas de visión de los demás es muy gratifican­te.

De su quirófano salen casi ciegos viendo. ¿Se siente uno Dios?

Es una especialid­ad agradeci- da, pero conozco bien mis posibilida­des y mis limitacion­es. El otro día, en un estadio, lo pensaba. He operado a 30.000 personas, tantas como había allí. Pero no siempre se puede arreglar todo. ¿Sufre cuando no se puede? No somos magos, más bien electricis­tas. La frontera, aún, es el nervio óptico. El ojo es la bombilla. Podemos casi hacer un trasplante del cristal, reparar el fusible. Pero si el cable, el nervio, está roto, no hay forma de arreglarlo.

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