El Mundo Nacional

EL T-REX, UNA MÁQUINA DE MATAR CON CEREBRO DE LAGARTIJA

Paleontolo­gía. Un estudio rebaja la estimación sobre el número de neuronas del dinosaurio y desmiente que fuera tan listo como un primate: no podía usar herramient­as, ni resolver problemas simples ni traspasar una cultura a sus crías

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Ricardo F. Colmenero

E lTyrannosa­urus rex era un depredador, una triturador­a de carne, una máquina de matar de 13 metros de largo y cuatro de alto, el gran icono del desapareci­do mundo de los dinosaurio­s, pero no un tipo muy listo.

Conocer la inteligenc­ia de los dinosaurio­s, sin contar con la superviven­cia de tejidos blandos como el cerebro, se ha convertido en una barrera insalvable para la paleontolo­gía. Algo que no ha evitado que, a principios del pasado año, en un artículo publicado en Journal of Comparativ­e Neurology, un grupo de científico­s llegaran a la conclusión de que su cerebro pesaba un tercio de kilo y contenía 3.300 millones de neuronas corticales. Es decir, el equivalent­e al cerebro de un primate babuino, lo que convertía al T-Rex en un animal mucho más listo de lo que se creía, capaz de resolver problemas simples, usar herramient­as, e incluso desarrolla­r alguna especie de cultura que transmitir de padres a hijos.

Sin embargo, un equipo internacio­nal de paleontólo­gos, científico­s del comportami­ento y neurólogos ha reexaminad­o el tamaño y la estructura del cerebro de los dinosaurio­s, y han llegado a la conclusión de que en realidad no eran tan listos, y se comportaba­n de la misma manera que otros reptiles, como cocodrilos y lagartos.

The Anatomical Record acaba de publicar un estudio que analiza más de cerca las técnicas utilizadas para predecir tanto el tamaño, la anatomía y el número de neuronas en los cerebros de los dinosaurio­s, llegando a la conclusión de que las suposicion­es anteriores sobre el tamaño del cerebro de los dinosaurio­s y la cantidad de neuronas que contenían no eran fiables.

Según explican, la informació­n anterior sobre los cerebros de los dinosaurio­s provenía de los rellenos minerales de la cavidad cerebral, denominado­s endocasts, así como de las formas de las propias cavidades. Ahora el equipo formado por Hady

George, de la Universida­d de Bristol; el doctor Darren Naish, de la Universida­d de Southampto­n; el doctor Kai Caspar, de la

Universida­d Heinrich Heine; el doctor Cristian Gutiérrez-Ibáñez, de la Universida­d de Alberta; y el doctor Grant Hurlburt del Museo Real de Ontario, acaban de descubrir que se había sobreestim­ado el tamaño del cerebro y, por lo tanto, también el número de neuronas. Además de recordar que las estimacion­es del recuento de neuronas no son una guía fiable de la inteligenc­ia.

Para reconstrui­r de manera fiable la biología de especies extintas hace mucho tiempo, argumenta el equipo, los investigad­ores no podían pasar por alto otras muchas evidencias, como la anatomía esquelétic­a macroscópi­ca, la histología ósea, el comportami­ento de parientes vivos y los rastros fósiles, incluidas las huellas.

La misma hoja de ruta que ha servido para afirmar que habitó los bosques subtropica­les y planicies desde Alberta, en Canadá, hasta Coahuila, en México. Que vivía unos 25 años. Que poseía un gran oído y olfato, capaz de detectar presas a muchas millas de distancia. O que tenía una fuerza de mordida equivalent­e a 57.000 Newtons, que le permitía comer hasta 230 kilos de carne de un solo bocado.

«El recuento de neuronas no es un buen predictor del rendimient­o cognitivo, y su uso para predecir la inteligenc­ia en especies extintas hace mucho tiempo puede dar lugar a interpreta­ciones muy engañosas», concluye la doctora Ornella Bertran, del Institut Català de Paleontolo­gia Miquel Crusafont.

El rey de los lagartos tiranos, siguiendo su traducción literal, vuelve así a ser un lagarto tirano y no un mono tirano. Aunque sus capacidade­s siguen fascinando a los investigad­ores 65 millones de años después de su extinción.

de la sociedad en la que crecen.

«La situación ha cambiado, pero no tanto. Basta mirar el número de feminicidi­os anuales. Los jóvenes tienen que preguntars­e por lo que piensan y si lo que piensan está impuesto por el entorno o es realmente pensamient­o propio. El cine y el arte existen para cultivar la duda. De lo contrario, vivimos en una prisión», dice la directora.

Rodada en blanco y negro,

Siempre nos quedará mañana mezcla la comedia con el drama, la música con las lágrimas. «Me he criado en ese cine de De Sica, de Monicelli, de Comencini... Y eso es lo que buscaba. La comedia es parte de la vida hasta en los momentos más duros. Se puede reír hasta para avergonzar­se de lo que se ve», añade. ¿Y el éxito? «No rechazo lo popular porque es lo universal, lo esencial...». Un fenómeno.

Nueevo episodio en el culebrón que protagoniz­a el actor francés Gérard Depardieu, acusado por decenas de mujeres de acoso o tocamiento­s durante rodajes de películas. El intérprete será juzgado en octubre por las presuntas agresiones sexuales a dos mujeres, según informó ayer la Fiscalía. El juicio será en el tribunal correccion­al, que es el que estudia delitos penales de menos de 10 años de cárcel.

La primera mujer, que lo denunció en febrero, trabajó como decoradora en el rodaje de la película Les Volets Verts. Le acusa de haberla agredido en 2021. Según denunció al medio Mediapart, el actor le hizo comentario­s indecentes, la «agarró brutalment­e» y le hizo tocamiento­s. La segunda mujer, ex asistente de dirección, denuncia hechos similares ocurridos en 2014, durante el rodaje de un corto titulado Le Magicien et les Siamois.

La cadena francesa BFM informó de que, tras el interrogat­orio, Depardieu, que ha negado los hechos, estuvo bajo custodia policial en una comisaría de París. A pesar de todas las denuncias que pesan sobre él, era la primera vez que Depardieu estaba bajo arresto. Según el Código Penal francés, un detenido puede estar en esa situación un máximo de 24 horas hasta que el juez decida si le deja en libertad o declara prisión preventiva.

Las dos mujeres que llevaron al arresto de ayer no son las primeras que acusan a Depardieu, de 75 años, por hechos similares. En diciembre de 2020 la justicia ya imputó a Depardieu por una supuesta agresión sexual a la actriz Charlotte Arnould, denunciada en agosto de 2018. En diciembre la justicia archivó la denuncia de la actriz Hélène Darras, que lo acusaba de agresión sexual en 2007, al haber prescrito los hechos. A ello se unen las denuncias de otras 13 mujeres que, hace unos meses, publicaron en el medio Mediapart sus testimonio­s. Lo acusan de hechos similares: comportami­entos abusivos y tocamiento­s durante rodajes y a la vista de todo el mundo a lo largo de dos décadas. La mayoría no ha presentado denuncia formal.

En todos los casos, el actor ha negado las acusacione­s en su contra e incluso llegó a publicar una carta en el periódico Le Figaro en la que hablaba de estas acusacione­s y se mostraba como víctima. «He sido un provocador, pero nunca un violador o un depredador. Nunca he violado a una mujer», escribía.

Otros actores o compañeros de rodajes han excusado a Depardieu argumentan­do que «él es así, es un provocador». Es uno de los actores más conocidos de Francia, donde nació, aunque se nacionaliz­ó ruso en 2013, en protesta por los elevados impuestos que él decía que tenía que pagar en suelo galo.

El pasado diciembre volvió a generar controvers­ia al publicarse unas imágenes que desvelan su comportami­ento sexista y obsceno durante un viaje realizado en 2018 a Corea del Norte. Las imágenes formaban parte de un documental del escritor Yann Moix, que lo acompañaba a este viaje que se hizo con motivo del 70 aniversari­o del régimen. La película nunca llegó a emitirse, pero la cadena France 2 accedió a la grabación y las emitió en un programa.

Esta avalancha de denuncias contra Depardieu ha abierto una especie de guerra cultural en el país, dividido entre los que lo defienden y los que consideran que se le tendría que retirar la Orden Nacional del Mérito. La polémica llegó al Elíseo y el propio presidente, Emmanuel Macron, salió en defensa del actor al considerar que, frente a las acusacione­s, debe primar la presunción de inocencia.

No estamos acostumbra­dos a que Penélope Cruz comparta aluna parcela de su vida privada. Tampoco Javier Bardem es aficionado a airear momentos familiares, por eso ha sorprendid­o tanto que la pareja haya roto su férreo código para mostrarnos cómo han celebrado, a lo grande, el 50 cumpleaños de la actriz. No ha sido en Madrid, donde viven con sus dos hijos, sino en Nueva York, donde Pe ha tirado la casa por la ventana para festejar su medio siglo rodeada de amigos. Lo sorprenden­te ha sido que ella misma ha subido una serie de stories a su cuenta de instagram, con siete millones de seguidores, que se han vuelto virales.

Junto a su marido, Penélope disfrutó al máximo de un concierto de Bad Bunny este pasado sábado en la ciudad norteameri­cana. En los stories se puede ver a la actriz con un sombrero de cow boy y un chaleco cantando a pleno pulmón y bailando a ritmo de La Jumpa mientras la grababa su marido en el Barclay’s Center de Brooklyn, donde se celebró la actuación. Las imágenes muestran, además, que la intérprete de Volver es una gran fan de Bad Bunny ya que se sabía todas sus canciones y no dudó en hacerse una foto con él tras acabar el concierto.

No fue la única celebració­n de cumpleaños. La musa de Almodóvar tuvo una fiesta por todo lo alto en la que participar­on muchos de sus amigos. Celebs como Rosalía, Salma Hayek (una de sus íntimas), Ricky Martin, el diseñador italiano Riccardo Tisci, la supermodel­o Irina Shayk o el portorriqu­eño Resident también se encargaron de mostrar en sus cuentas el fiestón neoyorquin­o, que se celebró en una azotea con vistas a Manhattan. “¡Feliz cumpleaños Penélope! Gracias Dios por enviar a la Tierra hace un número especial de años a un ángel”, escribió Salma Hayek en redes.

Tampoco faltaron familiares y grandes amigos españoles, que viajaron hasta Estados Unidos para estar con ella en ese aniversari­o tan especial, como Goya Toledo o su hermana, Mónica Cruz.

Penélope sopló las velas de la enorme tarta rodeada de sus amigos que le cantaron a coro el cumpleaños feliz mientras Bardem le abrazaba por detrás. Sin duda, un fiestón que guardará en su recuerdo.

Las denunciant­es son dos mujeres que coincidier­on con el intérprete en dos rodajes en 2021 y 2014

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KAIR R. CASPAR Modelo esquelétic­o de un ejemplar de T-Rex en el Museo Senckenber­g de Fráncfort, Alemania.
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AFP El intérprete francés Gérard Depardieu, durante un acto en 2018.
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