Los asaltatumbas saquean Estremera
Varios ladrones, aún por identificar, se llevaron más de 80 crucifijos
MADRID Sucedió durante la madrugada del martes al miércoles de la semana pasada. Una banda, aún por identificar, aprovechó la nocturnidad y el nulo trasiego que envolvía al cementerio de la localidad madrileña de Estremera para introducirse dentro y saquear cerca de 80 crucifijos y otros adornos funerarios.
No fue hasta bien entrada la mañana cuando un vecino dio la voz de alarma. Había acudido a este camposanto como de costumbre, y se topó con la sorpresa. «Fueron a por los crucifijos de mayor tamaño, los que más peso tenían. Los había de casi un metro de alto por 80 centímetros de ancho. La mayoría eran de hierro, algunos con aleación en bronce... Imaginamos que los querrían para fundirlos», explican a este diario desde el Ayuntamiento del municipio.
El suceso ha generado desde incomprensión a tristeza y pesadumbre entre los afectados, que no entienden que se vulnere de esta manera un cementerio. «No hay nada más cobarde que robar a un muerto. Es de gente miserable, que carece de escrúpulos. Se les tendría que caer la cara de vergüenza», contaba ayer una vecina de la localidad a quien le habían limpiado la tumba de su madre.
Desde el Consistorio trasladan que el sentir general de desolación atiende más a un valor emocional que material. Y rematan: «En pueblos pequeños como el nuestro, donde hay mucha gente mayor, aún existe un hábito por mantener esas visitas al cementerio para honrar a sus difuntos... Esto ha hecho daño».
Algunos de los damnificados están planteándose volver a colocar crucifijos sobre sus lápidas, aunque, eso sí, de otro material menos atractivo para los maleantes, como la madera. «Nos advirtieron de que si volvíamos a colocar uno parecido se corría el riesgo de que, al enterarse estas organizaciones, se repitiera el robo», apuntaba otro estremereño perjudicado.
Por el momento, la Guardia Civil sigue investigando este caso aunque, tal y como ha podido saber este diario, Estremera no es el único pueblo en el que su cementerio ha sido asaltado. Otros municipios vecinos e, incluso, también pertenecientes a Castilla-La Mancha, como Erustes o Carriches, han padecido un saqueo sacramental.
Desde el grupo municipal de Vox en este municipio avanzan que, en el Pleno de septiembre, pedirán la instalación de cámaras de vigilancia giratorias cerca de los dos cementerios de la localidad para que estos incidentes no se vuelvan a repetir.
«Fueron a por los de mayor tamaño, los que más peso tenían», precisan
«No hay nada más cobarde que robar a un muerto, es de gente miserable»