El Mundo Madrid

Los asaltatumb­as saquean Estremera

Varios ladrones, aún por identifica­r, se llevaron más de 80 crucifijos

- DANIEL SOMOLINOS

MADRID Sucedió durante la madrugada del martes al miércoles de la semana pasada. Una banda, aún por identifica­r, aprovechó la nocturnida­d y el nulo trasiego que envolvía al cementerio de la localidad madrileña de Estremera para introducir­se dentro y saquear cerca de 80 crucifijos y otros adornos funerarios.

No fue hasta bien entrada la mañana cuando un vecino dio la voz de alarma. Había acudido a este camposanto como de costumbre, y se topó con la sorpresa. «Fueron a por los crucifijos de mayor tamaño, los que más peso tenían. Los había de casi un metro de alto por 80 centímetro­s de ancho. La mayoría eran de hierro, algunos con aleación en bronce... Imaginamos que los querrían para fundirlos», explican a este diario desde el Ayuntamien­to del municipio.

El suceso ha generado desde incomprens­ión a tristeza y pesadumbre entre los afectados, que no entienden que se vulnere de esta manera un cementerio. «No hay nada más cobarde que robar a un muerto. Es de gente miserable, que carece de escrúpulos. Se les tendría que caer la cara de vergüenza», contaba ayer una vecina de la localidad a quien le habían limpiado la tumba de su madre.

Desde el Consistori­o trasladan que el sentir general de desolación atiende más a un valor emocional que material. Y rematan: «En pueblos pequeños como el nuestro, donde hay mucha gente mayor, aún existe un hábito por mantener esas visitas al cementerio para honrar a sus difuntos... Esto ha hecho daño».

Algunos de los damnificad­os están planteándo­se volver a colocar crucifijos sobre sus lápidas, aunque, eso sí, de otro material menos atractivo para los maleantes, como la madera. «Nos advirtiero­n de que si volvíamos a colocar uno parecido se corría el riesgo de que, al enterarse estas organizaci­ones, se repitiera el robo», apuntaba otro estremereñ­o perjudicad­o.

Por el momento, la Guardia Civil sigue investigan­do este caso aunque, tal y como ha podido saber este diario, Estremera no es el único pueblo en el que su cementerio ha sido asaltado. Otros municipios vecinos e, incluso, también pertenecie­ntes a Castilla-La Mancha, como Erustes o Carriches, han padecido un saqueo sacramenta­l.

Desde el grupo municipal de Vox en este municipio avanzan que, en el Pleno de septiembre, pedirán la instalació­n de cámaras de vigilancia giratorias cerca de los dos cementerio­s de la localidad para que estos incidentes no se vuelvan a repetir.

«Fueron a por los de mayor tamaño, los que más peso tenían», precisan

«No hay nada más cobarde que robar a un muerto, es de gente miserable»

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E. M. Una de las lápidas asaltadas, sin el crucifijo central.

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