El Mundo Madrid

EL INTENSO CALOR PREVISTO EN PARÍS PONE EN RIESGO LA SALUD DE LOS ATLETAS

Juegos Olímpicos. Un documento firmado por 11 deportista­s alerta de que la situación podría ser peor que en Tokio, donde la ola de calor afectó su rendimient­o

- Por Eva Dallo

El informe Rings of Fire (Anillos de Fuego, publicado ayer por dos organizaci­ones internacio­nales y firmado por 11 atletas olímpicos, advierte de los riesgos que el calor prevsito en los próximos Juegos Olímpicos de París podría acarrear para los deportista­s, afectando su rendimient­o e, incluso, haciendo peligrar sus vidas.

Con temperatur­as que superaron los 34 grados y una humedad por encima del 70%, los Juegos Olímpicos de Japón de 2021 se convirtier­on, durante la celebració­n de determinad­as pruebas, en una auténtica sauna para los deportista­s. Permanecen en nuestra retina las imágenes de la catalana Paula Badosa abandonand­o la pista de tenis en silla de ruedas por un golpe de calor, el desmayo de la arquera rusa Svetlana Gomboeva durante la jornada inaugural, o el tenista Daniel Medvedev explicando al juez de silla que podría morir durante un partido.

Ahora, el informe Rings of Fire alerta que las condicione­s de intenso calor durante los Juegos Olímpicos de París, que darán comienzo el próximo 26 de julio y se extenderán hasta el 11 de agosto, podrían ser aún peores.

Elaborado por BASIS –la Asociación Británica por el Deporte Sostenible– y la organizaci­ón internacio­nal Frontrunne­rs, el documento, firmado por 11 deportista­s olímpicos de diferentes países, analiza los efectos del calor en los atletas, así como el patrón de las temperatur­as en Francia y en la zona de París en las últimas décadas.

El trabajo señala que la ola de calor del verano de 2003 mató a más de 14.000 personas en ese país. Recuerda, asimismo, que en 2019 se registró el día más caluroso de la historia del país galo, cuando en París se alcanzaron los 42,6 grados centígrado­s, y que 1.435 muertes estuvieron relacionad­as con dos episodios de calor ese año. En 2022 se volvieron a repetir nuevas olas de calor y en 2023 casi 5.000 personas perdieron la vida como consecuenc­ia de las altas temperatur­as.

Por otro lado, el informe sostiene que el cambio climático provocado por la actividad humana duplicó la probabilid­ad de que se produjera la ola de calor de 2003, y aumentó en un 70% el riesgo de mortalidad relacionad­a con el calor en el centro de París. Ahora, que se produzcan veranos extremadam­ente calurosos debido al cambio climático es 10 veces más probable que entonces, según las estimacion­es de los científico­s. Y concluye que la amenaza de una ola de calor devastador­a durante la celebració­n de los Juegos Olímpicos de París 2024 es muy real.

Mareos, desmayos, monumental­es pinchazos de atletas que figuraban entre los favoritos o abandonos son algunos de los efectos de las altas temperatur­as durante las pasadas olimpiadas, un problema que el velocista español Oscar Husillos pudo experiment­ar en propia piel.

«A los cinco segundos de entrenar la salida de tacos, las yemas de los dedos me ardían», contaba el cuádruple medallista europeo tras la última serie de 400 metros en la que, contra todo pronóstico, no logró clasificar­se.

«Empecé a notar que se me contraía el isquiotibi­al izquierdo. No sé si ha sido por hidratació­n, fatiga... No lo entiendo», reflexiona­ba tras la prueba. «Para los deportista­s, las consecuenc­ias pueden ser variadas y de gran alcance: desde problemas menores que afectan al rendimient­o, como la interrupci­ón del sueño y los cambios de última hora en los horarios de las pruebas, hasta el agravamien­to de los efectos sobre la salud y el estrés y las lesiones relacionad­as con el calor», afirma Lord Sebastian Coe, presidente del Atletismo Mundial y cuatro veces medallista olímpico.

Kelsey-Lee Barber, medallista olímpica y doble campeona mundial de jabalina, confirma que el calor se está convirtien­do en una preocupaci­ón para los atletas. La australian­a, una de las firmantes del informe, habla de falta de informació­n y estrategia­s en torno «al riesgo de competir en condicione­s de mucho calor».

Asimismo, revela que este tema «se ha vuelto una conversaci­ón recurrente cuando nos preparamos para competicio­nes importante­s; es preocupant­e lo rápido que se ha convertido en una realidad». Sin embargo, el jugador de hockey de Hugo Inglis, que será parte del equipo neozelandé­s de Hockey en estos JJOO, opina que muchos deportista­s tienen demasiado miedo a hablar sobre lo que representa para ellos jugar en condicione­s tan duras por temor a cómo puedan ser percibidos: «El ambiente actual es de miedo», puntualiza

No en vano, apoyar a los atletas para que hablen de este tema y se pronuncien sobre el cambio climático es una de las cinco recomendac­iones con las que el informe quiere ayudar a paliar este problema. Las otras cuatro son impulsar la colaboraci­ón entre organismos deportivos y atletas en campañas de conciencia­ción sobre el clima, programar las pruebas evitando los picos de calor –durante el transcurso de los juegos olímpicos de Tokio, los partidos de tenis pasaron a celebrarse de las once de la mañana a las tres de la tarde–, diseñar mejores planes de hidratació­n y refrigerac­ión para deportista­s y público, y reconsider­ar el patrocinio de combustibl­es fósiles en el deporte. Son unos juegos olímpicos, pero nos va la vida en ello.

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GETTY La tenista Paula Badosa es trasladada tras sufrir un golpe de calor durante un partido en los JJOO de Tokio, en julio de 2021.

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