BAÑO DE MASAS CON EL PP EN EL PUNTO DE MIRA
Abascal delega en sus aliados los ataques más duros al PSOE y se lanza contra Feijóo: «Son socios y culpables»
MADRID Fue un reparto de papeles: mientras el presidente argentino, Javier Milei, se dedicaba a golpear con saña a Pedro Sánchez, el líder de Vox, Santiago Abascal, ponía la mira en su adversario más importante de cara a las elecciones europeas: el PP. «¿Cómo es posible que no les hayamos echado aún a gorrazos?», se preguntó Abascal, en referencia al Gobierno, durante el día de cierre del encuentro Viva 24, que reunió a lo más connotado de la derecha dura internacional, desde la francesa Marine Le Pen hasta el portugués André Ventura, pasando por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su homólogo húngaro, Viktor Orban, entre otros líderes.
«Porque hay una derechita cobarde estafadora», se autorrespondió Abascal en el inicio de sus ataques al PP. «Un día se manifiesta contra este Gobierno y al día siguiente se la ve mendigando cualquier pacto. Se dedica a atacar a Vox con todos sus medios ensobrados», dijo.
«Quieren esconder que el PP y el PSOE son socios en Bruselas. El 90% de las imposiciones que llegan a España las votan juntitos. El Gobierno ha llegado hasta aquí porque la derechita cobarde comparte la misma agenda».
Abascal, que a lo largo de su discurso puso énfasis en criticar «la inmigración ilegal masiva» y el a su entender pernicioso efecto que ella tiene para España, se dio un baño de autoestima en el Palacio de Vistalegre. Partidos y líderes que hasta hace poco tiempo se movían en forma anárquica en la escena internacional se conjuraron para mostrar un mismo rumbo, apoyar a Abascal y potenciar un objetivo: ser decisivos en Europa.
Los «Viva España» y «Viva Santiago Abascal» se repitieron en los discursos. Fue el caso de Le Pen, que salvo en el final habló íntegramente en francés y no generó mayor entusiasmo entre los asistentes. Meloni logró, en una intervención en directo desde Roma, el ambiente que Le Pen no consiguió. «Nosotros podemos construir una Unión Europea mejor que la actual, que defienda sus propias fronteras exteriores en lugar de obligar a ciudadanos a acoger a masas de inmigrantes contra su voluntad».
«Tenemos el deber de luchar hasta el día final en la campaña, ningún cambio en Europa es posible sin los conservadores», añadió Meloni, que llamó a «cambiar la actual mayoría en el Parlamento Europeo» y forzar al PP europeo a una alianza. Meloni, que habló en todo momento de «los conservadores» para referirse a su familia política, auguró que Vox será «decisivo para cambiar tanto Madrid como Bruselas».
Abascal, en su discurso, se burló de Sánchez –«se ponen a lloriquear y piden cinco días»– y situó a la misma altura al PSOE y al PP: «Los progres, los zurdos, los rojos, los socialistas y la derechita cobarde y acomplejada, ¡esos son los culpables!».
Aunque Abascal logró un discurso sólido y hacer vibrar al público, el momento de ebullición había llegado antes, con las palabras de Milei. «Mira Santiago hasta dónde hemos llegado, ¡y cuánto tenemos por delante!», dijo el presidente argentino, que ya el viernes había llamado a olvidar las diferencias entre las diferentes familias de la derecha, y eso incluye al PP, para enfrentar al «enemigo» común.
«Nunca se olviden de que los malditos socialistas asesinaron a 150 millones de seres humanos», gritó Milei, que logró el fervor de los asistentes pese a un discurso repleto de cifras y datos. Los momentos de mayor euforia en Vista Alegre llegaron con un duro ataque de Milei a Sánchez, que derivó en la peor crisis diplomática en décadas entre Madrid y Buenos Aires. Pero el eje del discurso del argentino pasó por el combate a la izquierda.
«La función del Estado, en caso de existir, es defender la vida, la propiedad y las libertades de los individuos», añadió. «No cedamos frente al socialismo, vamos a enfrentarlo con mayor valentía», cerró Milei antes de lanzar su ya habitual «¡Viva la libertad, carajo!», después de que Abascal le agradeciera «por el susto que le has pegado a todos los zurdos de Occidente y por entender perfectamente la batalla cultural».