La mujer tras la centenaria alpargatería que pisaba Doña Sofía
Antigua Casa Crespo lleva más de 150 años en funcionamiento, sus alpargatas son reconocidas a nivel internacional y, pese al paso del tiempo, este negocio ubicado en pleno barrio de Malasaña, sigue siendo una empresa familiar. «Continuar con la misma familia no es lo mismo que poner a otra persona, el latido de cómo se trata la tienda no es el mismo. Es que no es mi tienda, ya es mi casa», comenta la propietaria, Ana Ladrón.
En sus inicios, Casa Crespo se centraba en la fabricación de productos elaborados con esparto, como cuerdas, cestos o cañizo, además de las citadas alpargatas, cuya producción ha ido cambiando a lo largo de los años. «Las antiguas alpargatas destacaban por su rusticidad y resistencia. Además, toleraban estar en el agua, algo sumamente útil para el trabajo», señala Ana.
La materia prima de este calzado era el esparto, que se fabricaba y se sigue fabricando en Jaén. Este material se debía conservar en humedad, por lo que la tienda cuenta con una pequeña cueva que aún se puede apreciar debajo de la puerta de entrada. Allí se guardaba esa peculiar fibra junto con otras cuerdas para mantenerlo en óptimas condiciones.
Desde sus inicios hasta hoy, el calzado se fabrica en Cervera del Río Alhama, en La Rioja. «Fíjate si será antigua la producción que cuentan que fabricaban lonas para los barcos antiguos de guerra y transporte. Es el pueblo de las alpargatas. Casi todos sus habitantes, de una forma u otra se dedica a la fabricación de este calzado», comenta Ana. Allí están las fábricas y hay un montón de mujeres que trabajan cosiendo esta zapatilla. De las suelas antiguamente se encargaban los hombres, pero ahora se utilizan máquinas para su fabricación.
La irrupción del plástico en diversos sectores disminuyó la demanda de los productos tradicionales y fue entonces cuando la familia decidió poner el foco en las alpargatas, que comenzaron a ganar popularidad y a utilizarse en el día a día. Este calzado empezó a fabricarse con yute, una fibra natural más suave, que se emplea para el trenzado de la suela, a la que se cose una tela con hilo de algodón o piel. A diferencia del esparto, el yute se conserva mejor en ambientes secos y no se debe usar en el agua.
En los 70, Antigua Casa Crespo incorporó las alpargatas de color, lo que permitió un gran crecimiento. Y los 80 fueron el momento de mayor auge. «Fue un boom esa época. Se usaban de distintos colores para ir a juego con el polo. Se hacían unas colas impresionantes en el local», recuerda Ana. Filas que llegaban hasta la zona de San Bernardo, pese a haber 12 personas tras el mostrador.
Una vez cerraron la tienda para la Reina Sofía y las Infantas. Se dice que la Reina pasó por la entrada del local con el coche oficial y, al ver esas filas de gente, quiso saber qué se ofrecía allí.
«En el catálogo contamos con las alpargatas básicas, que son de distintos colores; las de cintas, que son muy típicas porque siempre se han usado para bailes regionales, aunque eso también evolucionó y ahora son más cotidianas; y luego hay un montón de modelos basados más o menos en lo mismo», describe la propietaria.
«Traigo cosas que identifiquen el esparto y que sean caprichosas, que tengan su gracia. Cosillas así para mantener lo que es la historia de la espartería», señala la propietaria del local, donde ahora hay un repunte de compra de alpargatas gracias a los extranjeros.
Ana comenta que en Argentina también se renovó el negocio, que parte de la familia de su marido ha iniciado una producción allí y que en el país latinoamericano se realizan alpargatas como en Madrid, sólo que allí la mayoría son de plástico y se pueden meter en la lavadora.
Para finalizar, la propietaria lamenta la decadencia que locales como el suyo sufren: «Vamos quedando muy poco bar y muy poco comercio antiguo, se tiende a remodelar, pero al hacer esto se pierde la esencia… Los centros de las ciudades están quedando muy tristes, en el sentido de cosas auténticas. Ya no deben ser antiguas, pero tienen que ser especiales».
ANA LADRÓN Propietaria de Antigua Casa Crespo, ha logrado actualizar y mantener a flote esta empresa familiar con 150 años de historia