SUCESIONES E IRPF, IMPUESTOS REGRESIVOS
Parece evidente que a Pedro Sánchez le interesa que la campaña electoral no se centre en lo que muchos creemos que es lo más significativo y trascendente: el mantenimiento del consenso constitucional, que se ha visto atacado con los acuerdos de Sánchez con los separatistas y con Podemos. Pero, ¿conseguirá que la economía se convierta en la palanca crucial para que él y sus adláteres sigan en el Gobierno? Personalmente tengo muchas dudas de que el sanchismo logre quitarse de encima los avances que él ha propiciado a los enemigos de la Constitución y de la unidad de España en los que se ha apoyado.
En estas condiciones no es extraño que Nadia Calviño ande pregonando la buena nueva de la economía, mientras Sánchez y sus amigos provocan a Feijóo con eso de que no tiene a nadie el frente de su proyecto económico.
Por eso, tal como ha escrito María Jesús Pérez, “Feijóo haría bien en presentar la camiseta de su alineación económica, sea Garicano, Escolano, Báñez, Vázquez... todos o ninguno. Cuanto antes sepamos a qué atenernos y cuál es la senda económica que nos ofrecen, mejor podremos fundamentar la decisión de voto”.
Sea como sea, resulta cada vez más evidente que los altos niveles impositivos ya no son redistributivos. Es más, el sistema fiscal dentro de la UE ha dejado de ser redistributivo hace ya mucho tiempo. Un ejemplo, que tomo de Marcos Lema, es el de sucesiones. Para acceder a la herencia, es necesario satisfacer antes a la hacienda correspondiente, lo que lleva a muchas familias con pocos recursos a endeudarse o a renunciar a la herencia. Por otro lado, tiene unos efectos que se dejan notar en los años siguientes ya que muchas veces los activos que se reciben no son líquidos (no se pueden poner en el mercado o no se pueden vender fácilmente), por lo que el contribuyente se ve privado de los ingresos que obtendría con la operación de venta mientras sigue devolviendo los intereses de la deuda que tuvo que contraer para hacer frente al impuesto.
Aclaremos que en algunas comunidades autónomas esto no supone un problema para los familiares más directos, ya que el impuesto está bonificado hasta en un 99% para la inmensa mayoría de las herencias de padres a hijos o a un cónyuge, el llamado grupo II. Sin embargo, ni ocurre en todos los territorios ni resulta común que estas ventajas se otorguen a otros familiares de segundo o tercer grado. Y es que, según demuestra un estudio doctoral de Isabel Micó (de la Universidad Carlos III), “los mayores impuestos de sucesiones afectan negativamente a la movilidad de riqueza en la parte baja”. Es decir, este gravamen disminuye las posibilidades de que los más vulnerables escalen socialmente a través de la herencia. En efecto, en las clases bajas las herencias no les están sirviendo para escalar socialmente.
Y en el caso del IRPF pasa exactamente lo mismo, pues tampoco es progresivo, sino todo lo contrario. Para decirlo de otra manera: el aumento de la recaudación no produce redistribución alguna y, mientras, las diferencias sociales a través de las rentas disponibles no hacen sino crecer.
Sucesiones reduce las opciones de que los vulnerables escalen socialmente con una herencia