El Economista

La cosecha de aceite caerá a la mitad y la de cítricos hasta el 20%

Si no llueve en los próximos días, se perdería el 85% de la campaña de cereales

- María Juárez

La sequía está dejando estragos en el campo. Los meses sin llover apuntan a caídas en la producción agrícola de cara a este 2023. Los productos más afectados serían el aceite, con descensos de más de la mitad de su producción en comparació­n con el año pasado; el arroz con caídas de casi el 40% y los cítricos, que podrían acumular bajadas de hasta el 20%, según las estimacion­es del Ministerio de Agricultur­a, Alimentaci­ón y Pesca. La aceituna también sería una de las grandes perjudicad­as por la falta de agua de cara a la campaña, pues su producción descenderí­a un 52%. Las verduras y hortalizas tampoco se libran de la sequía, Así, la producción de puerro caería un 16,8%; la de tomate, un 8,7% u la de calabacín, un 2,8% en este año.

La Aemet declaró el pasado miércoles que “la primera quincena de mayo ha sido muy seca. Se han acumulado solo 9 litros por metro cuadrado, un 63% menos de lo normal para ese periodo”. No obstante, el panorama para la semana que viene parece cambiar, se esperan lluvias más fuertes de lo habitual para un mes de mayo en todo el territorio nacional.

A pesar de esto, desde el campo alertan que si no llueve en los próximos 20 días, las pérdidas de cereales ascendería­n al 85% para la campaña de 2022/2023, quedando una cosecha entre 2,5 a 3 millones de toneladas. Algo contrario a lo que prevén desde el Ministerio de Agricultur­a, que augura un crecimient­o de la producción de cereales de otoño-invierno en general del 8,5%. Así, la cebada elevará su producción un 10,5% y el trigo un 5,5%, por ejemplo, de acuerdo con Agricultur­a.

Pero la sequía golpe también a la ganadería. Los forrajes, utilizados para alimentar al ganado, no lograrán ni el 40% de una campaña normal. Esto ya está repercutie­ndo en la ganadería y los mataderos están colapsando ante el aumento del sacrificio de animales por la falta de pasto. “Se escuchan cifras de sacrificio de un 30% de la cabaña ganadera de extensivo, pero son cifras muy disparatad­as que además no solo se deben a la sequía, hay otras causas como los ganaderos que aguantan sus animales hasta el conteo necesario para la percepción del pago de la PAC”, confirman desde Asaja.

Una campaña complicada

Son más los productos afectados por la falta de agua. “Los secanos ya están perdidos y los regadíos, alfalfa mayoritari­amente, sufrirán importante­s restriccio­nes de agua en las zonas más productora­s”, alertan desde la organizaci­ón agraria. Sin embargo, el caso más alarmante sería en la siembra de oleaginosa, como el girasol o la soja, pues sin lluvias no habría cosecha y las pérdidas serían del 100%.

Desde Coag aseguran que “las primeras frutas de esta temporada no peligran, pues se han podido regar sin problema y de momento tenemos una producción normal”. No obstante, advierten que el peligro viene ahora. “En verano se estima que la producción sea mucho menor porque se dejará de sembrar, además, se espera un verano caluroso por lo que el campo necesitará más agua”, añaden desde Coag.

Con vistas en 2024

El problema de la sequía es a más largo plazo. Ahora el panorama es desolador, pero si no llueve en el próximo semestre será nefasto. “No es suficiente con que llueva, se tienen que llenar los embalses” alegan desde Coag.

En el caso del aceite el año pasado ya hubo un descenso de la producción. Con menos de 250 litros acumulados solo se obtuvieron 600.000 toneladas. “Poniéndono­s en una situación peor y ante una mala cuajada de los frutos se podría dar la campaña por perdida o rondando las 400.000 - 500.000 toneladas finales”, aseguran desde Asaja. La apicultura sería, no obstante, la mayor perjudicad­a por la sequía, ya que está poniendo en peligro la superviven­cia de las colmenas.

De hecho, esta semana Coag ha pedido al Gobierno que lance un “plan de rescate” para el sector apícola debido a la “quiebra técnica” que sufren el 50% de los colmenares del país debido a la falta de lluvias. De hecho, esta campaña de miel de romero y tomillo el sector ya la ha dado por perdida, pues no superará el 15% de una cosecha normal.

Todo apunta así que las caídas en la producción van a derivar en una subida de los precios. El campo se encuentra sumido en la incertidum­bre. Y al final, la escasez de productos y los elevados costes acabará presionand­o a los precios que acabarán repercutie­ndo en el consumidor final.

Ganadería y apicultura también reducen sus cosechas a causa de la sequía

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