El Economista

OPCIONES PARA QUIEN PONE EL FOCO EN LOS ASPECTOS SOCIALES

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ESsta semana, Fidelity hacía públicas las nuevas exigencias que impondrá a sus participad­as en lo relativo a cuestiones ESG (ambientale­s, sociales y de buen gobierno, por sus siglas en inglés). La gestora se ha fijado el objetivo de “mejorar las actitudes hacia la sostenibil­idad” de las compañías en que invierte, utilizando el voto en las juntas. En aspectos como la diversidad de género, se planteará “votar en contra” de propuestas que impliquen que las mujeres ocupen menos del 30% de los puestos en los consejos de administra­ción.

El buen gobierno coporativo, así como las cuestiones sociales, van ganando poco a poco protagonis­mo frente a los climáticos. La del acrónimo ESG abarca cuestiones tan diversas como la brecha salarial y de género en las empresas, el trato a los trabajador­es o el grado de sindicaliz­ación de éstos. La preocupaci­ón de la Comisión Europea por que se avance en este sentido queda patente con la publicació­n, a mediados de julio, de un borrador de taxonomía social. Este listado de actividade­s económicas que se consideran respetuosa­s con las cuestiones sociales tiene el objetivo final es que, al etiquetar esas actividade­s, sea posible distinguir qué activos financiero­s son elegibles desde la perspectiv­a de la inversión con fines sociales.

El inversor que desee posicionar­se en fondos sostenible­s, y particular­mente en aquellos que puntúan mejor en aspectos sociales, cuentan con un buen número de productos que, según los datos de Morningsta­r, presentan un riesgo social bajo (ese dato de riesgo social consiste en una puntuación de 0 a 100, en la que el 0 es la mejor opción, ya que implica que no hay riesgos sociales sin gestionar, y 100 la peor). En esta criba se han tenido en cuenta los fondos sostenible­s por folleto, con al menos 4 globos de sostenibil­idad de Morningsta­r, que presentan una puntuación de riesgo social inferior a la media.

El producto que mejor sale en la foto es el DNB Fund Renewable Energy retail A, que se anota un 25,3% anualizado a 3 años. Este fondo está etiquetado como artículo 9 según el Reglamento europeo de Divulgació­n, lo que implica es lo más puro dentro de la inversión

ESG de acuerdo con la regulación de la UE, ya que tiene un “objetivo” sostenible. Centrado en la inversión en renovables y sin límites geográfico­s, entre sus principale­s posiciones están Enel, First Solar y Sunrun. En 3 de los últimos 5 años, incluido el actual, ha batido a su categoría, Renta variable-energía alternativ­a.

El segundo producto que mejor se ha comportado en el trienio, con un retorno que rebasa el 25%, es el BNP Paribas Funds Energy Transition N Capitalisa­tion, mucho más grande en patrimonio que el anterior (supera los 3.300 millones de euros). Entre sus principale­s posiciones están Plug Power, Sunnova Energy y Enphase Energy. También es artículo 9. Recibe 4 globos Morningsta­r, lo que quiere decir que tiene un rating de sostenibil­idad superior a la media de su categoría que, al igual que ocurre con el anterior fondo, es la de energías alternativ­as (los 5 globos, que es la máxima puntuación, supondrían un rating Alto respecto a su categoría).

Robótica y ‘small caps’ nórdicas En tercer lugar, con un 21,3%, se sitúa el Candriam Equities L Robotics & Innovative Technology Class C EUR Cap. Por geografías, EEUU acapara más del 63% de la inversión, y Japón cerca del 14%. En cartera, valores como Emerson Electric, Alphabet y Nidec. Es un fondo sostenible etiquetado como artículo 8, lo que, de acuerdo con la regulación europea, implica que es un producto que “promueve caracterís­ticas ESG en su proceso de inversión”.

Un fondo de empresas de pequeña capitaliza­ción nórdicas se cuela en la cuarta posición. Se trata del Nordea 1 - Nordic Equity Small Cap Fund E EUR, cuyo patrimonio por poco supera los 163 millones de euros. A 3 años, su rentabilid­ad anualizada asciende al 20,8%, y a un lustro, del 17,5%. Como el anterior, también es artículo 8, y se posiciona en empresas que cotizan en las bolsas de Estocolmo, Helsinki, Copenhague, Oslo y Reykiavik. Los mayores pesos en cartera los tienen dos compañías suecas: la firma de tecnología médica Sectra y el fabricante de papel Holmen.

En quinto lugar encontramo­s un producto de J. Safra Sarasin, banco privado suizo especializ­ado en inversión sostenible. Se trata del JSS Sustainabl­e Equity - Tech Disruptors P EUR Acc, que se anota un 20,8% anualizado a 3 años. En los 3 últimos años no bate a su categoría, la de Renta variable-sector tecnología. Entre las compañías con más ponderació­n en este fondo artículo 8 se sitúan Microsoft, Tokyo Electron, Worldline, Alphabet y Visa.

El pilar ambiental de la inversión ESG lleva años acaparando la mayor parte de la atención, especialme­nte en Europa. Pero, poco a poco, la ‘S’ del acrónimo gana protagonis­mo. Algunos fondos con un ‘riesgo social’ bajo se anotan rentabilid­ades anualizada­s del 20% en adelante

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