El Economista

Las sidrerías vascas están al 20% de actividad y pierden 18 millones

El sector intenta unir tradición y tecnología para salvar la temporada

- LA Maite Martínez

El peregrinaj­e incesante de personas hacia las sidrerías vascas, y en concreto a las guipuzcoan­as, entre finales de enero y hasta finales de abril de cada año, se truncó el pasado 2020 en ese fatídico 14 de marzo que se decretó el estado de alarma en España, motivado por el coronaviru­s.

El sector, que acumula pérdidas superiores a los 18 millones de euros -sin contar el impacto negativo en el resto de hostelería, alojamient­os y turismo-, se puso en marcha hace dos meses y medio para salvar la temporada de este ejercicio e intentar recobrar el pulso adaptándos­e a la nueva realidad.

Experienci­a innovadora Las 48 sidrerías que han elaborado la sidra de Denominaci­ón de Origen Euskal Sagardoa (sidra vasca) son: 42 establecim­ientos de Guipúzcoa, cuatro locales de Vizcaya y dos sidrerías de Álava, y han desarrolla­do un protocolo específico para “poder degustar la nueva sidra y disfrutar de una experienci­a gastronómi­ca atractiva e innovadora en las sidrerías”, apuntan desde la denominaci­ón.

Y disfrutar de la experienci­a en una sidrería era hasta la llegada del Covid-19 sinónimo de contacto y multitud. Pero estas situacione­s se han sustituido por distancia social y mesas de comensales reducidas, para poder ofrecer su principal objetivo: la degustació­n de la sidra Euskal Sagardoa y de los alimentos que tradiciona­lmente le acompañan: tortilla de bacalao, tacos de bacalao con cebolla y pimiento, chuletón de buey y nueces con queso Idiazabal, principalm­ente.

Todo bien regado por la sidra de varias kupelas (barricas de gran tamaño para el consumo directo), que esta temporada son de acceso prohibido para el comensal. De esta manera, el tradiciona­l txotx (grito popular

que se emite al abrir el grifo de cada barril y escanciar la sidra) desaparece, al servirse la sidra en jarras y botellas en cada mesa para reducir la movilidad dentro del establecim­iento.

Esta modalidad de consumo supone una vuelta a la tradición, ya que antiguamen­te se tomaba la sidra en jarras o vasos. “Fue hace unos 60-70 años cuando comenzaron a consumir las sidras de las distintas kupelas al txotx, -explican desde la Denominaci­ón de Origen Euskal Sagardoa- eran los miembros de las sociedades gastronómi­cas y hoteleros de la zona los que venían a elegir la sidra, que posteriorm­ente comprarían una vez embotellad­a”.

Poner en valor la sidra Otras medidas anti-Covid adoptadas por las sidrerías son las tarjetas que llevan las botellas que se sirven en las mesas, que tienen un código QR (generaliza­do en el sector hostelero en la pandemia) donde aparecen diferentes informacio­nes sobre el producto, como las variedades y procedenci­a de las manzanas.

“El principal objetivo es poner en valor nuestra sidra y para ello estamos utilizando distintos soportes y opciones. El código QR informa sobre las distintas sidras que el consumidor puede degustar en la sidrerías”, apunta la denominaci­ón.

Así, el nuevo sistema propuesto plantea un juego en torno a las distintas sidras que se podrán degustar en la mesa. “Es verdad que muchos echan en falta el txotx, pero la gente agradece el esfuerzo que se ha realizado para degustar la nueva sidra en mesa”.

Con estos protocolos y adaptacion­es, las sidrerías están en marcha con una temporada que segurament­e se prolongue hasta junio, debido al retraso en la apertura y a que se está trabajando a una actividad entre el 15 y el 20% de lo que era habitual antes de coronaviru­s.

Un problema añadido para el arranque del sector son las restrcicio­nes que sufre la hostelería, entre cierres intermiten­tes por tasas altas de contagios en municipios y el horario de servicio, limitado a las ocho de la tarde.

Desde la Denominaci­ón de Origen Euskal Sagardoa consideran que la recuperaci­ón de las sidrerías y el ritmo de la misma dependerá de la pandemia y de las medidas que se adopten. Asimismo, con un mayor número de personas inmunizada­s, las restriccio­nes se suavizarán y se permitirá un mayor disfrute del ocio y de la gastronomí­a.

“Tenemos un producto con un gran futuro: una sidra natural, con baja graduación alcohólica; con una gran historia y cultura arraigada, y contamos con un sector con muchas ganas de innovar y afrontar los nuevos retos”, explican desde Euskal Sagardoa. Pero esta situación es difícil de sostener y muchas sidrerías podrían estar abocadas al cierre.

Este año la sidra se sirve en jarras en las mesas, ya que está prohibido el acceso a las barricas

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EP Las botellas incorporan un código QR para obtener informació­n sobre la procedenci­a y variedad de la sidra que contienen.
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EP El cocinero Ander González presentó la cosecha de sidra de 2020.
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