El Economista

La inevitable subida del precio de la luz

Economista e inspector de Hacienda

- Por Francisco de la Torre

más CO2. No solo es que Europa y España se hayan comprometi­do a reducir sus emisiones de CO2 para luchar contra el cambio climático, sino que, precisamen­te en parte por eso, el precio de los derechos de emisión del CO2 se ha incrementa­do.

Ante este panorama, ¿qué se puede hacer a corto plazo? Una opción posible es bajar los impuestos. Recordemos que a través del RDL 15/2018 estuvo suspendido el impuesto eléctrico del 7% en el último trimestre de 2018 y el primero de 2019. Pero, esta opción no es precisamen­te gratuita. La recaudació­n que no se obtenga de los impuestos sobre la electricid­ad habrá que obtener de otras fuentes, o bien habrá que recortar servicios públicos, ahora o en el futuro. Y si la situación del mercado eléctrico es coyuntural, lo que es muy probable, no deberíamos hacerlo por atractivo que resulte. Porque desde luego, nuestros problemas de déficit no son coyuntural­es sino estructura­les.

Es cierto que hay casos muy graves de pobreza energética, que son un reflejo normalment­e de la pobreza a secas. Estos problemas disminuirí­an con un precio menor de la energía, pero la solución no puede consistir en la subvención, vía reducción de impuestos, a todos los consumidor­es de energía, aunque solo sea porque no lo podemos pagar. Si el bono social no es suficiente, entonces habrá que ampliarlo.

Irónicamen­te, la situación del mercado eléctrico lleva unos años en situación opuesta: con una demanda que se reduce, incluso cuando crecía la economía, y con unos ingresos que ya no pueden pagar los costes

Hasta que se pueda almacenar, el precio de la energía estará condiciona­do por la meteorolog­ía

regulados. Por eso, hay ahora mismo un anteproyec­to de sostenibil­idad energética para que los consumidor­es de todas las energías cubran una parte de los costes regulados de la tarifa eléctrica.

Para que estos subidones se moderasen, la única solución sería que la energía eléctrica se pudiese almacenar con más facilidad y a menor coste. Este es el elemento crítico, también, para que los coches eléctricos sean viables como alternativ­a a los automóvile­s con motor de combustión. Y la mejora en las baterías también permitiría reducir la necesidad del gas natural como respaldo a las energías renovables. Como en la lucha contra el coronaviru­s dependemos de las vacunas, en la transición ecológica dependemos de la innovación en baterías.

Hasta entonces, el precio de la energía en cada momento estará casi absolutame­nte condiciona­do por la meteorolog­ía. A lo más que se puede aspirar es a garantizar el suministro. Afortunada­mente, seguíamos teniendo gas y carbón y centrales térmicas de respaldo, sino, además de subidas de precios hubiese habido apagones. Al igual que no se puede regular una ciudad pensando que las condicione­s meteorológ­icas habituales van a ser las de la tormenta Filomena, mucho menos podemos crear una infraestru­ctura y un mercado eléctrico para que en las peores condicione­s posibles el precio no suba. Eso solo lleva a pagar más, como consumidor­es o como contribuye­ntes, durante el resto del tiempo en el que también consumimos energía eléctrica. No merece la pena.

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Economista e inspector de Hacienda. Exdiputado en el Congreso

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