Paso hacia la convergencia europea
La propuesta española de crear un ‘súperministro’ del euro para la unión fiscal merece ser considerada por sus socios
En octubre del año pasado, la zona del euro dio un paso de gigante hacia la constitución de una área económica realmente cohesionada con la creación del Mecanismo Único de Supervisión Bancaria (MUS), a cuya cabeza se sitúa el BCE. La integración real, sin embargo, exige trabajar en más direcciones, muy en especial en una que, entre 2011 y 2012, se reveló como uno de los flancos de mayor debilidad de la Unión Monetaria. El hecho de que la política fiscal y presupuestaria de los diferentes Estados del euro mostrara a las claras su disparidad fue un acicate inmejorable para apostar contra la supervivencia de la moneda única. Una manera adecuada de evitar una situación tan crítica pasa, como propone España, por una verdadera autoridad fiscal en el euro, un superministro con un grado de autoridad equiparable al del presidente del BCE. No cabe desdeñar esta nueva figura, ni la de la asamblea legislativa que la elegiría, como una proliferación inútil de cargos e instituciones en el ya muy prolijo organigrama europeo. Lo que España propone es el reconocimiento decidido de que la Unión Monetaria presenta dos velocidades. una, aquélla a la que se acompasan países como Grecia, reacios a asumir sus compromisos con integridad; otra, la dinámica propia de Estados como España que han demostrado con creces su firme adhesión a la moneda única. Este núcleo duro del euro estará a la altura de lo que supondrá subordinarse a la autoridad más estricta del súperministro o de, incluso discutir con base la puesta en marcha de mecanismos financieros realmente comunes, como los eurobonos. Dar el paso que España propone equivale una apuesta decidida por la convergencia europea.