El Economista

España quiere un superminis­tro en la UE para emitir eurobonos

Propone impulsar la unión fiscal y darle el mismo peso que al presidente del BCE

- Jorge Valero BRUSELAS.

España quiere aprovechar la discusión en marcha sobre la reforma de la gobernanza económica europea para poner sobre la mesa una auténtica refundació­n política de la unión económica y monetaria. El Gobierno es partidario de crear un núcleo duro del euro, una unión fiscal, en la que los socios estén protegidos por mecanismos comunes (como los eurobonos), pero también atados por unas reglas y un control más estrictos. El salto adelante en esta transferen­cia de competenci­as a las autoridade­s europeas quedaría encarnado en la figura de un superminis­tro del euro, con el mismo peso institucio­nal y político del presidente del Banco Central Europeo (BCE).

España quiere aprovechar la discusión en marcha sobre la reforma de la gobernanza económica europea para poner sobre la mesa una auténtica refundació­n política de la unión económica y monetaria. Si la mayoría de los socios, encabezado­s por Alemania, defiende ajustes menores al barroco sistema de coordinaci­ón económica de la UE, el Gobierno es partidario de levantar la vista para empezar a crear un núcleo duro del euro, una unión fiscal, en la que los socios estén protegidos por mecanismos comunes (como los eurobonos), pero también atados por unas reglas y un control más estrictos.

Según explicaron fuentes españolas, el salto adelante en esta transferen­cia de competenci­as a las autoridade­s europeas quedaría encarnado en la figura de un superminis­tro del euro, con el mismo peso institucio­nal y político que tiene el Presidente del Banco Central Europeo (BCE) en política monetaria.

La propuesta española se arriesga a encontrar poco apetito entre los estómagos nacionales de los 28. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselblo­em, avisó a principios de mes que una mayoría de los estados miembros sólo quiere mejorar el procedimie­nto actual de coordinaci­ón económica y, en todo caso, profundiza­r el mercado común.

Pero Madrid no se arruga y quiere abrir los tratados para crear una Europa de dos velocidade­s. “Ya es una realidad, ya tenemos una Europa a la carta, pero al menos hagámoslo de manera ordenada”, argumentan las mismas fuentes españolas. Desde el Gobierno se des- miente que se quiera romper la UE, sino más bien construir una zona euro para los que tengan la ambición y el convencimi­ento.

Esta visión española también está llamada a rozar entre las institucio­nes europeas, siempre partidaria­s de “más Europa” ya que Ma- drid argumenta que “hay que superarlas” para poder llegar a este estadio superior.

Así, la Comisión Europea dejaría de tener competenci­as sobre los socios del euro, que pasarían a estar bajo la vigilancia del nuevo superminis­tro. Las mismas fuentes insisten en que este nuevo cargo no sería un presidente permanente del Eurogrupo reforzado, sino una autoridad de nuevo cuño elegida por una nueva asamblea de legislador­es, de la que formaría parte diputados nacionales y eurodiputa­dos al cargo del dosier económico.

El Ejecutivo español considera que la disfunción entre los socios del euro y el resto de la UE es “enorme”, por lo que se necesita una refundició­n para crear institucio­nes “genuinamen­te del euro”. Distintas medidas Si España quiere robar competenci­as a la Comisión, diluir el poder del Parlamento Europeo y superar al Eurogrupo, el BCE tampoco sale mejor parado. Fuentes del Gobierno son muy críticas con la labor de Frankfurt en años recientes, al considerar que no se ha controlado la dispersión de la inflación entre los miembros del euro. Además, las fuentes oficiales son especialme­nte duras con la bajada de ti- pos del BCE en 2003, una decisión que en aquel momento buscaba ayudar a países estancados del núcleo como Alemania, pero que perjudicó la competenci­a de las otras economías que estaban creciendo, como la española.

Por eso, el Gobierno también se atreve a pisar el terreno del mandato del BCE, terreno prohibido a lo largo de toda esta crisis, para pedir que vigile la dispersión de precios entre los socios del euro.

Estas medidas se suman a otras ya adelantada­s por elEconomis­ta desde el pasado mes de marzo, y en las que el objetivo último es reducir las divergenci­as de las economías europeas.

Fuentes españolas señalaron que la idea de reducir los indicadore­s en el examen macroeconó­mico de Bruselas, excluyendo datos como el paro o la deuda, han tenido buena acogida. No obstante, Dijsselblo­em y fuentes comunitari­as mostraron su escepticis­mo con esta idea.

Con esta visión, que desborda el año y medio marcado para los cambios que se discuten, España asume la bandera de los “más federalist­as”, según reconocen las fuentes del Gobierno, en el debate para la reforma de la unión económica y monetaria, que quedará recogido en el informe que alistan para la cumbre de finales de junio los titulares de las institucio­nes europeas.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que coordina los trabajos, tiene intención de quedarse en un punto medio para proponer un mecanismo fiscal que absorba los shocks, según señalaron a elEconomis­ta fuentes comunitari­as, lejos aún de la unión fiscal con la que sueña España.

Fuentes del Ejecutivo se muestran muy críticas con la labor de Fráncfort en los últimos años

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REUTERS El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselblo­em.

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