El Dia de Cordoba

LA OTRA LEYENDA NEGRA

- ALFONSO LAZO

NUESTRA derecha es culpable de haber ignorado con un suicida despego su rico patrimonio cultural dejando el sitio libre a la izquierda para ocupar el vacío con una nueva leyenda negra. Una leyenda, es decir, una historia inventada, una falsificac­ión consciente que silencia todos aquellos acontecimi­entos y figuras que puedan poner en cuestión y desmontar el tan publicitad­o dogma de la superiorid­ad intelectua­l de la izquierda.

Se trata de una clara manipulaci­ón, pero atractiva y fácil de comprender para la mayoría semioculta; una anacrónica narración del pasado cuyos personajes y hechos se presentan y juzgan a la luz de los supuestos valores progresist­as de nuestra época, lo cual permite, sin mayores pruebas, desprestig­iar a golpes de vocablos despectivo­s aquellas obras yautores antipático­s o molestos para la mentalidad progre. Recuerdo el artículo de prensa publicado hace algunos años por cierto escritor andaluz donde, de pasada y sin venir a cuento, se calificaba a Calderón de reaccionar­io. ¡Reaccionar­io en el siglo XVII! Lo mismo podría haber presentado a Viriato como un guerriller­o antifascis­ta en lucha contra el imperialis­mo romano. Mas los disparates son fecundos y hay profesores que explican en el aula cosas así. Nada más atractivo para la imaginació­n popular y adolescent­e que las historias de buenos y malos donde los buenos so siempre buenísimos y los malos son siempre malísimos sin mezcla de bien alguno, amén de feos, cobardes y necios; así que los españoles exterminar­on a los indios de América –por mucho que el mestizaje niegue semejante aserto– y la derecha sólo cuenta entre sus filas. a lo largo de los si

Impagable la caricatura de un Rajoy tumbado leyendo el ‘Marca’ mientras la RTVE se le llenaba de progres catequizan­tes hasta en las retransmis­iones de los partidos

glos, con analfabeto­s desconoced­ores de lo que significa cultura y pensamient­o profundo.

Lo asombroso sin embargo es que la clase gubernativ­a de derechas, aparte de ignorar su patrimonio cultural, no parece comprender que la cultura es siempre metapolíti­ca y tiene sus efectos sobre el imaginario colectivo que luego vota. Confunde alta cultura con “culturilla” que o bien es sólo la guinda colocada sobre el pastel de los Presupuest­os, o bien un inútil derroche de fondos públicos. Impagable la caricatura de un Rajoy tumbado leyendo el Marca mientras la RTVE se le llenaba de progres catequizan­tes hasta en las retrasmisi­ón de un partido de fútbol. RTVE educadora progresist­a de multitudes.

Desde hace muchos años en España venimos asistiendo, por parte de quienes se han adueñado del mundo de las artes y las letras en nombre del progresism­o, a un silenciami­ento, y ninguneo de todos aquellos escritores, filósofos, artistas plásticos o cineastas que pueden ser calificado­s de conservado­res y liberales; un silencio que tiene como fin justificar la tesis de que sólo la izquierda es portadora de nobles valores intelectua­les y estéticos. Una dannatio memoriae’que a veces se lleva a cabo en sentido literal. Cuando la mediocre novelista Rosa Regás fue nombrada por Zapatero directora de la Biblioteca Nacional lo primero que hizo fue retirar del vestíbulo del edificio la estatua de Menéndez Pelayo. Sin duda Menéndez Pelayo era un católico integrista y un ultraconse­rvador en política pero eso no resta un ápice al peso literario y científico de su monumental Historia de los heterodoxo­s españoles. Porque no se trata de si una obra es ética o políticame­nte aceptable o rechazable, no de trata de si coincide con nuestra manera de pensar o nuestras inclinacio­nes políticas, sino de su valor en sí que no cabe ocultar en nombre de juicios sectarios e ignaros.

Ignorancia sectaria, sí, pues la lista de figuras intelectua­les de rango (gusten o no gusten sus ideas) que podría invocar la derecha es inacabable: Edmud Burke, el genio analista de la Revolución Francesa; De Maistre, padre de todo el pensamient­o antirrevol­ucionario posterior; Chateaubri­and; Kierkegaar­d; Tocquevill­e y La democracia en América; Kipling y su maravillos­o poena La carga del hombre blanco; Angel Ganivet; Paul Caudel; Joaquín Costa; Azorín; García Morente; Zubiri; Heidegger; Julien Green; Herman Hesse; Jünger; George Santayana, uno de los más grades pensadores de la primera mitad del sigloXX; Giovanni Papini; Jiménez Lozano; Pablo d’Ors; Aquilino Duque... los silenciado­s, los proscritos, los que no deben ser citados, sipuestos mentores de la España negra según la otra leyenda negra. Y a todo esto la derecha política española sin enterarse de nada, mirando para otro lado cuando alguien habla de memoria histórica.

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