”la Caixa” celebra el 150 del nacimiento de Francesc Moragas
Moragas fue un pionero, un humanista y un hombre de acción. Con empeño creó, en 1904, el primer gran proyecto de promoción social del país: la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros
Hace 150 años, el 13 de diciembre de 1868, nacía en Barcelona Francesc Moragas, fundador, en 1904, de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros, ”la Caixa”, y de la Obra Social que ha definido a la entidad desde su creación hasta nuestros días.
Con motivo de esta efeméride, Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, ha profundizado en la figura de Moragas, su pensamiento, sus proyectos y su legado, plenamente vigente en la Obra Social actual. Lo hizo en el transcurso de una conferencia que marcó el inicio del homenaje que la entidad rinde a su fundador a través de diferentes iniciativas.
“La figura de Francesc Moragas ha sido capital, tanto para ”la Caixa” como para el país. Fue un hombre de acción, pero también, y sobre todo, un hombre de reflexión, de fuertes convicciones. Se movía sin hacer ruido y con prudencia, pero era atrevido en los proyectos y en el saber hacer, pues sus ideas se plasmaban en hechos concretos”, explicó Fainé.
“La transformación de ”la Caixa” a lo largo de más de un siglo se ha hecho conservando su esencia, sus valores, su cultura organizativa y, por supuesto, su compromiso con la sociedad, con sus personas, con su cultura, con su educación y con su ciencia. Que la memoria de todo lo que hizo Moragas y todos los que han venido después nos ayude a poder seguir construyendo esta gran institución que hoy es y representa ”la Caixa””, concluyó.
La conferencia estuvo precedida por una lectura teatralizada basada en el texto que Josep Pla escribió sobre Moragas. La pieza, dirigida por el dramaturgo Jordi Prat i Coll e interpretada por el actor Oriol Vila, fue ambientada con música de Amadeu Vives, que fue amigo personal del fundador de ”la Caixa”.
A esta conmemoración se añade la presentación de la exposición El hombre detrás del alma, ubicada en el vestíbulo de los Servicios Centrales de la entidad en Barcelo- na. La muestra repasa el contexto de su época y la trayectoria vital de Moragas, decisiva para la modernización del país.
Dichas propuestas coinciden en el tiempo con la publicación del volumen Francesc Moragas. El anhelo altruista, que resume las múltiples facetas de su personalidad: el «optimista permanente», el defensor de los derechos de las mujeres, su visión de futuro y su excelencia. Esta obra se complementa con una nueva biografía de Moragas, a cargo de Francesc Cabana.
Abogado, hijo de una familia de notarios y letrados, formado en seguros y previsión, tan solo aspiraba a “la comprensión social del país”, y tuvo, desde muy joven, el propósito de entender y mejorar el mundo. Esta inquietud lo llevó, a principios del siglo XX, a desarrollar un proyecto de reforma social para proteger a los sectores más frágiles de la sociedad.
En 1902, una huelga general y sus consecuencias demostraron la necesidad urgente de su proyecto: miles de obreros reclamaban mejoras laborales, y la represión acabó con muertos y heridos. Un sector del empresariado, con Moragas a la cabeza, hizo un llamamiento público con el objetivo de recaudar dinero para los familiares de las víctimas. El excedente se destinó, en 1904, a la creación de una caja de pensiones: nacía así ”la Caixa”. “Soy el hombre más ambicioso del mundo: no teniendo necesidades, he hecho mías todas las de los demás”, explicaba Moragas.
Fiel a sus valores cristianos, buscó siempre la mejor forma de preservar la paz social. En este sentido, escribió: “Para los que no se detienen en la superficie de las cosas y gustan de ahondar en el examen de las causas y en la indagación de los efectos, en la cuestión social palpitan ansias de armonía, deseos de paz y esperanzas de justicia que han de acabar por determinar un paso de progreso”.
La respuesta de las clases populares a la aparición de ”la Caixa” no se hizo esperar, y en muy pocos años esta administraba más de la mitad del ahorro de los catalanes. En vida de Moragas, hasta 1935, se habían abierto un centenar de oficinas por toda Cataluña y en Baleares, Madrid y Andorra.
En este sentido, Isidro Fainé destacó en su conferencia: “No se puede ser emprendedor si no se es optimista y se tiene fe en lo que uno cree que se puede hacer realidad. Moragas, con un gesto de complicidad, decía: “Lo imposible tan solo es un poco más difícil que las cosas difíciles”.
Conocía muy bien, y desde muy cerca, el territorio: su gran afición era el ciclismo, que le permitió comprobar de primera mano las carencias de las personas en diferentes poblaciones. Francesc Moragas trató siempre a los empleados de la entidad con un profundo respeto y de forma personalizada, otorgándoles un importante papel, ya que su trabajo requería un estrecho compromiso con los valores de ”la Caixa” y con su misión social. Le llamaban el Padre. No en vano, una de sus máximas vitales fue “El trabajo en la cabeza, la gente en el corazón”.
Atender a los ciudadanos más vulnerables, y hacerlo en un entorno de dignidad, fue uno de los objetivos fundacionales de la Obra Social, con un conjunto de iniciativas anticipadoras que abarcaban las principales necesidades sanitarias y asistenciales de la época: el Instituto de la Mujer que Trabaja (1920), el Hogar para Mujeres y Niños Enfermos (1922), el Instituto Catalán para Ciegos (1921) y el Instituto Catalán para la Rehabilitación Física de Mutilados (1922) son solo algunas de las primeras de estas iniciativas.
Antes de la aparición de los antibióticos, después de la Segunda Guerra Mundial, la tuberculosis era la principal causa de muerte. En 1931, a modo de homenaje a Moragas, que había recibido la Gran Cruz de Beneficencia, ”la Caixa” lanzó una suscripción para crear el Instituto Antituberculoso, que tras la muerte del fundador pasó a denominarse Instituto Antituberculoso Francesc Moragas, considerado el primer centro de investigación biomédica de Barcelona.
Moragas murió a los 66 años, el 27 de marzo de 1935, en una habitación de la Clínica de Cirugía del Instituto de Santa Madrona, que él mismo había inaugurado. Los periódicos se llenaron de necrológicas y semblanzas de su persona: “Un hombre sencillo, modesto y trabajador incansable”, “Supo ganarse el afecto y el respeto de todos”. Su comitiva fúnebre, que salió de la entonces sede central de ”la Caixa” en Vía Laietana dos días después, fue multitudinaria y congregó a miles de ciudadanos en el centro de Barcelona.
Su objetivo era estimular el ahorro y ofrecer un futuro mejor a los más necesitados Francesc Moragas apostó por la investigación, la cultura y la educación