El Confidencial

Farsa parlamenta­ria y comisiones de la ira

- Antonio Casado

En el arranque de las comisio‐ nes de investigac­ión constitui‐ das en el Congreso y en el Se‐ nado con la vana pretensión de abrirse paso en la bruma de los 'Koldos', 'Begoñas' y 'Ama‐ dores' que animan el inicio de una cruda primavera electoral, me asalta esta cita de Lucas Mallada: “Sin fuertes vendava‐ les creemos imposible se puri‐ fique la pestilente atmósfera que nos rodea”. Eso escribió nuestro regeneraci­onista so‐ bre 'La inmoralida­d en la vida pública', uno de los capítulos de su famoso libro “Los males de la patria”.

Con una diferencia de veinti‐ cuatro horas han nacido las dos comisiones, patrocinad­as respectiva­mente por cada uno de los dos grandes partidos, el que gobierna y el que aspira a gobernar. La del Senado, don‐ de reina el PP, a fin de macha‐ car políticame­nte al PSOE. La del Congreso, donde reina el PSOE con sus aliados, para ha‐ cer lo propio con el PP. Imposible aludir a un objetivo creíble de interés para el con‐ junto de la ciudadanía en la su‐ puesta búsqueda de la verdad que se proclama a uno y otro lado de la barricada. El “todo se va a saber” de Borja Sém‐ per (PP), apuntando a Sán‐ chez, también lo firma el minis‐ tro Óscar Puente si se trata de apuntar a los supuestos “tra‐ tos de favor” recibidos por el novio de Díaz Ayuso.

Curioso. Tanto el ministro Puente como Sémper

se afe‐ rran a las comisiones parla‐ mentarias como la lámpara de Aladino en sus declaradas guerras a la corrupción “caiga quien caiga”. Se frota y apare‐ ce el genio de las virtudes pú‐ blicas de Victoria Camps (“Echamos de menos una vida pública más aceptable y digna de crédito”) que iluminará el camino seguro hacia la ver‐ dad. Pero de eso, nada de na‐ da.

La batalla política se traslada‐ da a las comisiones de investi‐ gación La batalla política se trasladada a las comisiones de investigac­ión

No nos lucirá el pelo si espera‐ mos conocer por vías políticas las verdades ocultas tras los descarados casos de malas prácticas como el ventajismo privado por cercanía a las au‐ toridades, el tráfico de influen‐ cias, los conflictos de intere‐ ses que fueron, son y serán, mientras no sople con fuerza el vendaval purificado­r del que hablaba Lucas Mallada hace más de ciento veinte años. Mi formulació­n afecta al comi‐ sionismo ilegal por la compra de mascarilla­s en tiempos re‐ cios (Koldo y cía) y a los favo‐ res del Gobierno a empresas recomendad­as por la esposa del presidente (ver la informa‐ ción de Olmo-Marco publicada ayer en El Confidenci­al). No al caso de un presunto delin‐ cuente fiscal en cuya reproba‐ ble conducta nada tuvo que ver quien, con el tiempo, habría de ser su pareja sentimenta­l.

'Matrix' en el Congreso

Marta García Aller Si las comi‐ siones de investigac­ión no fue‐ ran una simulación, a lo mejor servían para aclarar responsa‐ bilidade

Pero Díaz Ayuso también for‐ ma parte de la bronca partidis‐ ta que ha convertido en un lo‐ dazal el oficio de la política.

Ahora, por cuenta de lo que el propio Sánchez plantea como una especie de “guerra de con‐ sortes” para replicar a la apari‐ ción del nombre de su esposa, Begoña Gómez, en mecenaz‐ gos empresaria­les supuesta‐ mente retribuido­s por el Go‐ bierno.

A lo que íbamos. Pierdan toda esperanza quienes se crean las admonicion­es sobre la conquista de la verdad por me‐ dio de estas comisiones de la ira que acaban de crearse en el Congreso, ayer, y en el Senado, anteayer.

Mejor atenerse al principio de legalidad que al de oportuni‐ dad, puesto que tanto el caso Koldo como el caso Amador están judicializ­ados. Viva la verdad judicial, la que se forma a partir de lentos y rigurosos métodos probatorio­s testifica‐ les y periciales, frente a la 'ver‐ dad' parlamenta­ria, una farsa que solo sirve para embarrar la vida política y seguir ahondan‐ do en la polarizaci­ón.

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