El Confidencial

El otro obstáculo de los jóvenes para ahorrar: pagan el doble de impuestos que los jubilados

- Javier Jorrín

Hace 20 años, la riqueza de los mayores de 75 años era similar a la de los menores de 35 años, entre 100.000 y 150.000 euros por hogar de media. Sin embar‐ go, en estos 20 años se ha pro‐ ducido un gran crecimient­o de la desigualda­d generacion­al, hasta el punto de que en 2020 la riqueza acumulada por los mayores de 75 años multiplica casi por seis la de los jóvenes. Los datos de la Encuesta finan‐ ciera a las familias del Banco de España son elocuentes: la ri‐ queza de los mayores ha creci‐ do un 145% en este periodo, pe‐ ro la de los jóvenes se ha des‐ plomado un 37%.

Hay muchos factores que expli‐ can el crecimient­o de la brecha generacion­al, y uno de los más importante­s está en la orienta‐ ción de la política fiscal en Es‐ paña, cuya prioridad es redistri‐ buir desde los trabajador­es ha‐ cia los mayores. La actualiza‐ ción del Observator­io sobre el reparto de los impuestos y las prestacion­es sociales, que pu‐ blica Fedea, cuantifica esta causa del ensanchami­ento de la desigualda­d que ha experi‐ mentado el país.

La carga de impuestos y cotiza‐ ciones que soportan los hoga‐ res jóvenes multiplica por dos la de los mayores y lo hace en términos absolutos, incluso aunque su renta total sea infe‐ rior. En el año 2021, el pago de impuestos de los hogares en‐ cabezados por un joven de en‐ tre 17 y 30 años ascendió al 38,5% de sus ingresos. Esto es, casi cuatro de cada 10 euros de ingresos se fueron a pagar impuestos y cotizacion­es so‐ ciales.

En total, cada hogar pagó 16.300 euros, mientras que los hogares cuyo cabeza tenía en‐ tre 65 y 85 años tuvieron una carga fiscal de 8.600 euros. Es‐ to es, para una renta muy simi‐ lar, unos 40.000 euros brutos por hogar, los mayores de 65 años contribuye­n la mitad. La principal diferencia entre am‐ bos reside en las cotizacion­es sociales que soportan los tra‐ bajadores y que no pagan los pensionist­as. En 2021 todavía no había entrado en vigor la subida de cotizacion­es para cuadrar el déficit de las pensio‐ nes (MEI), por lo que esta bre‐ cha de contribuci­ón previsible‐ mente sea incluso superior en la actualidad.

La acumulació­n de estas dife‐ rencias en la renta es uno de los motivos que explican que la brecha de riqueza se siga ampliando año tras año. Los jó‐ venes que no pueden acceder a la compra de una vivienda tam‐ poco se pueden beneficiar de las subidas de precios, lo que implica que cada vez se que‐ den más atrás. En 2020, ape‐ nas uno de cada tres hogares formados por jóvenes de me‐ nos de 35 años tenía su vivien‐ da en propiedad, lo que con‐ trasta con el 83% de los mayo‐ res de 75 años. Esto es, la tasa de propietari­os es más del do‐ ble entre los mayores que entre los jóvenes.

La carga de impuestos y cotiza‐ ciones sociales detrae un 38,5% de los ingresos de mer‐ cado de los jóvenes menores de 30 años

En total, la carga de impuestos y cotizacion­es sociales detrae un 38,5% de los ingresos de mercado de los jóvenes meno‐ res de 30 años. Una cifra que es similar a la del resto de adul‐ tos en edad de trabajar, aunque su situación sea más delicada.

Los hogares de 30 a 40 años pagan casi un 40% y los de 40 a 50 años, un 39%. Se imputan a los hogares tanto las cotizacio‐ nes a cargo del empleador co‐ mo el reparto de los impuestos sobre los beneficios de las so‐ ciedades.

Es normal que los trabajador­es en activo paguen más impues‐ tos por el efecto de las cotiza‐ ciones sociales, pero los jóve‐ nes también soportan impues‐ tos más altos en los impuestos indirectos, dado que consumen casi la totalidad de sus ingre‐ sos. Por ejemplo, el tipo efecti‐ vo que soportan en el IVA sobre su renta es del 7,3%, el más al‐ to de todos los grupos de edad. Por el contrario, el tipo que so‐ portan los mayores de 65 años baja al 6,2%, un punto menos. En este caso, el consumo es determinan­te para los jóvenes, porque el hecho de no tener ca‐ pacidad de ahorro provoca que su factura fiscal sea más abul‐ tada.

Sin ayudas

El estudio publicado el lunes por Fedea, y elaborado por Julio López Laborda, Carmen Marín y Jorge Onrubia, es una de las mejores estadístic­as a nivel eu‐ ropeo sobre la redistribu­ción de la renta de la intervenci­ón públi‐ ca. Además de los impuestos, los investigad­ores cuantifica­n el impacto de las rentas públi‐ cas con una conclusión eviden‐ te: la mayor parte de la recau‐ dación se destina al pago de prestacion­es, monetarias y en especie, a la población mayor de 65 años. Aquí es donde está el segundo problema para los jóvenes, sobre todo los situa‐ dos en las clases más popula‐ res: pagan muchos impuestos, pero reciben pocas prestacio‐ nes públicas.

En concreto, su renta apenas se ve incrementa­da en un 26% por las prestacion­es públicas. De esta cuantía, algo más de la mitad procede de prestacion­es en especie a través de la edu‐ cación pública y la otra mitad, apenas un 11,5% de su renta, son transferen­cias monetarias de cualquier tipo, desde ayudas públicas a las rentas bajas has‐ ta subsidios y prestacion­es de desempleo.

Las prestacion­es públicas su‐ ponen casi la totalidad de la renta de los mayores de 85 años; exactament­e, el 98% de sus ingresos anuales. Y en el caso de los hogares de entre 65 y 85 años, el porcentaje baja hasta el 78%. Estos hogares cuentan con importante­s ingre‐ sos procedente­s de rentas de la propiedad, porque poseen activos inmobiliar­ios o financie‐ ros que rentabiliz­an a través de su alquiler o del retorno de mer‐ cado. En muchos casos son rentas que les pagan los jóve‐ nes por alquileres de viviendas. El efecto neto de la interven‐ ción pública para los jóvenes es que pierden algo más del 12% de sus ingresos. Esto su‐ pone unos 5.300 euros por ho‐ gar al año. Este diseño de la po‐ lítica económica complica que los jóvenes puedan tener capa‐ cidad de ahorro. Al contrario, muchos están condenados a la precarieda­d, por lo que comprar una casa es una utopía para la mayoría. El FMI o la OCDE ya han alertado en el pasado de la escasa atención que da el pre‐ supuesto público a los jóvenes, mientras todos los esfuerzos están concentrad­os en los ma‐ yores.

El gasto creciente en pensio‐ nes obligará a los jóvenes a ha‐ cer un esfuerzo adicional en los próximos años

El gasto creciente en pensio‐ nes obligará a los jóvenes a ha‐ cer un esfuerzo adicional en los próximos años. En 2025, la Au‐ toridad Fiscal (AIReF) revisará las proyeccion­es de ingresos y gastos a largo plazo tras la in‐ dexación de las pensiones al IPC. Según ha adelantado la institució­n en el pasado, la re‐

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