Hasta el firmamento y más allá
Casasnovas ofreció un exquisito concierto en La Trassónica de la capital oscense
PARAFRASEANDO a Buzz Lightyear -que en el filme de Pixar Toy story decía aquello de “hasta el infinito y más allá”-, Casasnovas (o lo que es lo mismo, el músico zaragozano Jorge Casasnovas) llevó al escogido público de La Trassónica hasta el firmamento y más allá. Un concierto sólo para socios, que tuvo lugar el sábado y con el que este joven multiinstrumentista estrenaba un nuevo formato de directo. Acompañado de su guitarra y rodeado de teclados, samplers y pedales, obvió casi por completo el material que se incluye en su primer –y de momento único- disco, el EP Agua menudita, para concentrase en la primera parte de su actuación en experimentar e improvisar a partir de los instrumentos a su alcance, tejiendo un tapiz sonoro que fue pasando por distintas fases.
Comenzó de forma muy sutil tocando la guitarra con un casi imperceptible efecto eco y evocando por momentos a Vini Reilly, líder del siempre reivindicable proyecto Durutti Column. Se adentró después con el teclado en el territorio neo-barroco, con un sonido ceremonial, casi eclesiástico, que dio paso a un guiño al Brian Eno de Before and after science. Más tarde, sobre una tenue base rítmica, introdujo detalles psicodélicos hasta sumergirse en la onda de los correos cósmicos alemanes (Harmonia, Roedelius) y desembocar en el techno-dub de Basic Channel. Fue un recorrido, el de esta primera parte, lleno de recovecos fascinantes y senderos ignotos.
Tras una nueva expansiva exploración sonora, Casasnovas interpretó algo que pareció ser una versión de la canción tradicional El villano, pero como la haría Ry Cooder. Y es que este creador brillante tiene un gran respeto por la tradición aragonesa y por las músicas de raíz, a partir de las cuales lleva a cabo un proceso de experimentación. Algo que dejó claro de nuevo con su revisión de esa joya de la composición musical que es la Danza ritual del fuego fatuo de Manuel de Falla, en la que, sobre una hipnótica base electrónica, introdujo un toque muy californiano, un poco hippy, y leves ecos flamencos. Ecos que volvieron a aparecer en la siguiente pieza, envuelta en un expansivo sonido ambient, elíptico y circular, sobre el que improvisó con su guitarra dando con algo que se podría definir como “flamencosmic”.
La velada, que volvió a contar con un público silencioso y atento, concluyó con el único tema que Casasnovas interpretó de su EP Agua menudita, precisamente el que cierra el disco, El marinero Sambi, una delicadísima pieza de corte intimista, que sonó arropada por unos vaporosos delays. Perfecto broche para un concierto que nos condujo hacia el firmamento de una música tan exploratoria como sensitiva. Habrá que esperar los futuros frutos de un creador tan fecundo. ●
Casasnovas
Varios
La Trassónica