Caja Rural de Aragón ayuda a emprendedores de toda la Comunidad a impulsar sus sueños en el territorio
Incentivar negocios en el mundo rural es una de las prioridades de Caja Rural de Aragón, cuya filosofía empresarial está intrínsecamente relacionada con el refuerzo y mejora de los servicios en los pueblos. Mantienen una relación con sus clientes basada en valores y creen firmemente en la rentabilidad social. A lo largo de los últimos años, han asesorado y financiado diversos negocios en la Comunidad, ayudando a sus clientes a cumplir esos sueños que, un día, decidieron hacer realidad.
Uno de ellos es el Hotel Spa Aguas de los Mallos, situado en el municipio de Murillo de Gállego y capitaneado por Marta Castán y su familia. “Los visitantes acuden a nuestro establecimiento en busca de tranquilidad, y quedan fascinados por el singular paisaje de la zona”, resalta. Las formaciones geológicas de los mallos de Riglos son, sin duda, un gran atractivo de la región.
La actual dirección del hotel es la tercera generación de una estirpe dedicada en cuerpo y alma al mundo de la hostelería, una historia que comenzó hace 80 años con sus abuelos. “Todo empezó con un pequeño hostal, que se amplió con un albergue y, hace 12 años, con el actual hotel -incide-. Como cualquier negocio, tenemos que ir evolucionando, y pensamos que un hotel con spa podía ser una gran idea, ya que no hay nada igual por la zona”.
Caja Rural de Aragón ha jugado un papel clave en la historia de esta familia. Marta lo tiene claro: “Cuando te embarcas en nuevos proyectos es importante contar con un respaldo sólido y fiable. Siempre hemos ido de la mano de Caja Rural. Ahora nos están ayudando con la ampliación que tenemos en marcha: unas villas independientes anexas al edificio principal”.
Otro ejemplo de sueño cumplido es el de Mireia Cabrera y sus apartamentos turísticos Fio de Neu, en Laspaúles. Desconectar de la ciudad, disfrutar de la naturaleza y crear recuerdos imborrables en un rincón idílico. Es lo que ofrece la familia de Mireia.
Originaria de Barcelona, se trasladó a la provincia de Huesca, de donde era su marido. Cada vez que veían la construcción donde ahora viven y tienen su negocio, el corazón les decía que ese lugar tenía mucho potencial. “El edificio era un antiguo garaje de la empresa de mi suegro. Siempre pensábamos que sería bonito montar algo y, al final, nos decidimos”, explica Mireia. Uno de los grandes atractivos del alojamiento son sus talleres y terapias con caballos, una de las grandes pasiones de Mireia. Además, ofrecen actividades de esquí, rafting, senderismo, rutas BTT, juegos para niños, pilates...
Todo ello no hubiera sido posible sin el asesoramiento profesional y la financiación de Caja Rural de Aragón. “Nos lo pusieron muy fácil desde el primer momento. Hicimos un estudio de viabilidad de la Cámara de Comercio y comenzamos esta trepidante aventura”, concluye. ●