Diario de Sevilla

“Las interpreta­ciones son modas”

Diego Montes presenta un par de discos en dúo, uno con la soprano Sachika Ito y otro con la violagambi­sta Johanna Rose

- Pablo J. Vayón

Poemas “En la Biblia dice que al principio era el Verbo, pero para mí, al principio fue el sonido”

En mayo de 2022 Diego Montes (Córdoba, Argentina, 1958) tuvo un serio problema de salud. “Se me reventó la aorta. Yo que nunca tuve que pasar por un hospital... Me operaron de urgencia y me pusieron un trozo de plástico. Siempre quise tener una aorta de plástico y al fin la tengo”, bromea. Los médicos le dijeron que se salvó por una serie de casualidad­es. “Coincidió que en el hospital estaba de guardia un chico alto, una eminencia en este tema.” Él a esas coincidenc­ias les pone nombre: Dios. “Eso fue en mayo. Yo quería seguir tocando. En diciembre pude dar mi primer concierto. Pude seguir soplando, pero aquello cambió muchas cosas”.

Argentino de Córdoba, Montes hizo una extraordin­aria carrera en Alemania junto a muchos de los mejores conjuntos de instrument­os de época hasta que decidió venirse a Sevilla. Vive en Salteras, “uno de los pueblos con más músicos por metro cuadrado de toda España”. Las bandas son allí muy importante­s. “Son muy buenas. Yo me quedé impresiona­do porque son esas cosas que te llenan... Una vez, recuerdo, estaba una bandita tocando en la calle, lo hacía muy bien, estábamos comiendo y la gente se divertía. Y de golpe el trompetist­a deja la trompeta y se para y dice, a ver, ¿quién baila conmigo? Y se pusieron a bailar. Eso es cultura. Yo toco todo tipo de música, he vivido la música barroca, hago contemporá­nea, electrónic­a... Pero eso es la cultura. Las bandas... Las bandas privadas que hacen que la cultura pulule. A principio del siglo pasado, la gente del pueblo se iba a trabajar al campo y se llevaba los instrument­os. Está el filósofo [Emilio] Lledó, que nació ahí, y yo una vez fui a la biblioteca, y había una foto y un tipo me dice, este es el padre de Lledó, y estaba con un bombardino, y me cuentan que muchos iban allí, al campo, volvían y ensayaban. Eso es maravillos­o”.

Diego vincula todo eso con la política: “Me gusta el trabajo colectivo, entre todos. Porque en la música clásica está esa tiranía del compositor. Esta es mi música y la tocas así. Pero las interpreta­ciones son modas. Yo he hecho mucha música antigua, es la más temprana de todas las modas, comenzó en los años 60-70. Y están tocando sin vibrato y tal; son modas, pero fue tan fuerte la moda que empezó a influencia­r a los demás. Y ahora eso se está volcando ya en otras cosas. A mí me encanta, por ejemplo, trabajar con Johanna Rose en la música contemporá­nea, porque es completame­nte otra forma de tocar”. Con la violagambi­sta alemana-sevillana acaba justo de publicar un disco con música de Gerardo Dirié –un argentino que trabaja en Australia–, un programa que hicieron en el Teatro Central. “Grabamos las piezas breves en dúo de aquel concierto, piezas para viola da gamba y clarinete bajo, que no se habían hecho nunca, pero luego Gerardo nos escribió obras para que las tocásemos como solistas.” En aquel concierto de marzo de 2019 hubo también música de Hilda Paredes, Ramón Gorigoitía y Bach. “Entre la pandemia y mi patatús no tuvimos ocasión de volver a hacerlo. Ahora quizás haya oportunida­d. Lo quieren en Argentina. El disco lo publicó un sello americano hace cuatro días [el 12 de julio]. Está sólo en formato digital, y ya tenemos 700.000 oyentes. Nunca me había pasado algo así.”

Paralelame­nte, Montes ha publicado, también en digital, un trabajo autoproduc­ido junto a la soprano Sachika Ito, que residió durante años en Sevilla. “La conocí haciendo Berio con Zahir Ensemble. Y me encantó, porque ella además cantaba ópera. Me interesó muchísimo, esta mujer tiene esa expresión, esa cosa teatral de la ópera y el resultado fue fantástico, formidable”. El álbum incluye tres obras de tres compositor­es argentinos, “todas centradas en la palabra. En la Biblia dice que al principio era el Verbo. Pero para mí, y esto lo estaba hablando con el compositor Biffarella, al principio fue el ruido, el sonido. Cuando un chico empieza a hablar emite sonidos. El concepto viene después, porque nosotros se lo proporcion­amos: esto es una taza. Y en estas obras hay mucho de eso, el concepto está, pero muchas veces diluido, disperso, intenciona­damente”. Las obras nacieron de las propuestas de los compositor­es, pero pasaron también por los dos, “tratando de evitar esa tiranía del compositor de la que le hablaba”.

Tejiendo memorias está formado por dos ciclos de canciones de Gonzalo Biffarella a partir de cuatro tancas de Akiko Yosano y cuatro haikus de Basho, Issa y Buson; estos últimos son también recitados en español por Yolanda Martos. Es música que incluye componente electrónic­o, como Boca di Piedra de Jorge Sad Levi, una obra sobre versos en ladino de Clarisse Nicoïdsky, la gran poetisa sefardita del siglo XX. Finalmente, Esperando a Perséfone de Analía Llugdar parte de un poema de la cordobesa Esther Ramondelli. Las tres obras están por estrenarse en concierto. “Queremos hacerlo en Argentina y en España, aunque aquí queremos incluir obras de compositor­es españoles”. Diego Montes piensa que la tecnología de la IA está trayendo un mundo nuevo. “Con Biffarella grabamos cada uno desde un sitio y la calidad era increíble. Y esto ya no se puede parar. Y no quiero pararlo, claro.”

Distantes / Cercanías (obras de Gonzalo Biffarella, Jorge Sad Levi y Analía Llugdar) Sachika Ito, soprano; Diego Montes, clarinete Viajero Inmóvil Ex]p[rimental

Gerardo Dirié: Noctuary Duos Johanna Rose, viola da gamba; Diego Montes, clarinete Ravello Records

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JOSÉ LUIS MONTERO El clarinetis­ta argentino afincado en Sevilla Diego Montes.
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