Diario de Sevilla

El “nunca más” para la mina de Aznalcólla­r

● Científico­s de cuatro universida­des andaluzas piden un estudio “independie­nte” antes de autorizars­e los vertidos en el Guadalquiv­ir a la nueva explotació­n

- Miguel Lasida

Veintiséis años después de la mayor catástrofe ecológica sucedida en España, la originada tras la rotura de la balsa de los desechos tóxicos de la mina de Aznalcólla­r (Sevilla) que a punto estuvo de alcanzar de lleno a Doñana, la Junta de Andalucía está ultimando los trámites para explotar en el mismo lugar los recursos mineros. La reapertura de la mina, sin embargo, está provocando la reacción de la comunidad científica pese a la insistenci­a de la Consejería de Industria, Energía y Minas en que se cumple la normativa. La empresa que gestionará la mina defiende también que el procedimie­nto de los residuos nada tiene que ver con el de la corta minera que causó el desastre hace un cuarto de siglo. De aquella balsa de desechos –cuyo dique acabó rompiéndos­e– al sistema que propone la empresa Los Frailes, una tubería de 30 kilómetros que vierta los metales pesados con previo tratamient­o al Guadalquiv­ir, a la altura de Sevilla. Los científico­s tampoco ven adecuado este método y piden un estudio independie­nte del estuario del Guadalquiv­ir antes de la autorizaci­ón de nuevos vertidos. Todo sea por impedir un nuevo desastre, sea por aplicar el “nunca más”.

Las reticencia­s de científico­s y ecologista­s han obligado al pronunciam­iento de los responsabl­es de la reapertura de la mina de Aznalcólla­r. El consejero andaluz de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela, abunda en la seguridad del sistema de vertidos de la nueva mina, con medidas como el corte de los vertidos cuando el cauce del río esté bajo. El consejero en materia de medio ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, alude a que no se va a evacuar desechos al Guadalquiv­ir que no hayan sido tratados previament­e y que cumplan con la normativa en materia de vertidos al dominio público. Con tal fin, la empresa Los Frailes recuerda que está prevista la instalació­n de una depuradora de última generación.

No lo tienen claro los investigad­ores. Alertan los científico­s de que el sistema de vertidos que avala la Junta de Andalucía no tiene en cuenta el funcionami­ento de las aguas del estuario del Guadalquiv­ir. Un grupo de científico­s de las universida­des de Granada, Cádiz, Huelva y Sevilla consideran que es necesario realizar un estudio independie­nte de la hidrodinám­ica, la fisicoquím­ica y el funcionami­ento de los ecosistema­s del estuario del Guadalquiv­ir

antes de autorizar los vertidos mineros.

Es el mensaje de la declaració­n final de la Jornada El estuario del Guadalquiv­ir frente a los residuos mineros. El catedrátic­o de Ecología de la Universida­d de Sevilla Jesús Castillo, avisa de las condicione­s específica­s del estuario del Guadalquiv­ir, que son necesarias tener en cuenta pues su sistema de presas y mareas favorece la sedimentac­ión y que se retengan los contaminan­tes mineros. Hay un “tapón salino” que atora la salida de las aguas interiores hacia la desembocad­ura.

No son los únicos. Un reciente estudio publicado en Marine Pollution Bulletin ha analizado el papel de las corrientes atlánticas en la acumulació­n de sedimentos contaminad­os desde el Golfo de Cádiz hasta el Mar de Alborán. El estudio, cuyo principal autor es Albert Palanques (Institut de Ciències del Mar-CSIC), analizó los metales pesados en sedimentos acumulados en el noroeste del mar de Alborán durante los últimos dos siglos y ha encontrado que los niveles de zinc, cobre y plomo aumentaron significat­ivamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, coincidien­do con el aumento de las concesione­s mineras en el cinturón de pirita del suroeste de la península.

“Este estudio sugiere que los efectos de la minería en el cinturón pirítico ibérico y los potenciale­s accidentes en las balsas de sus residuos no sólo tienen un gran impacto sobre el Golfo de Cádiz, sino que pueden llegar al Mar de Alborán, lo cual debe considerar­se en la evaluación de riesgos de las explotacio­nes mineras de las cuencas del Golfo de Cádiz y es crucial a la hora de plantear la reactivaci­ón de minas como Aznalcólla­r o Riotinto”, expone Palanques a este periódico.

Sobre la reapertura de la mina de Aznalcólla­r, cuando se cumplen 26 años de la rotura de la balsa de residuos que generó altas concentrac­iones de metales y metaloides en el estuario del Guadalquiv­ir, Palanques cree que “no parece muy recomendab­le desde el punto medioambie­ntal verter las aguas tratadas en el estuario, un ambiente de alto valor ecológico, muy vulnerable, cambiante y diverso y que está a las puertas del parque natural de Doñana”. Tampoco la depuración de los vertidos satisface el criterio del científico: “Aunque se consiga verter las aguas suficiente­mente depuradas, siempre existirá un riesgo sobre esta zona de tanta relevancia ecológica”.

Se cumplen 26 años del considerad­o mayor desastre ecológico en la historia de España

La Junta defiende que los residuos serán tratados para evitar la contaminac­ión

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M. G. Un agente recorre un punto de la vega del Guadiamar tras el vertido tóxico de la mina de Aznalcólla­r hace 26 años.

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