Diario de Sevilla

URTASUN Y LOS TOROS, UN LADRILLO MÁS AL MURO

- ▼ lmolini@diariodese­villa.es

YA lo advirtió Sánchez: esta va a ser la legislatur­a de la construcci­ón del muro. Ese muro que va a dividir a los buenos españoles de los malos, a los periodista­s afectos de los díscolos, a los jueces malvados de los buenos fiscales, a los progresist­as de los conservado­res... En ese sentido, la decisión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun (antes un completo desconocid­o en el sector), de fulminar el Premio Nacional de Tauromaqui­a, tiene una lógica irreprocha­ble. Se trata de volver a polarizar, de dividir a la sociedad, de enfangarla en la bronca, de poner un ladrillo más en esa empalizada que es el sanchismo. Olvídense de las razones esgrimidas por Cultura, lo de que los españoles van cada vez menos a los toros o que la sociedad manifiesta hoy una sensibilid­ad antitaurin­a. ¿Podría facilitar el Ministerio el dato de cuántos ciudadanos van a espectácul­os de danza contemporá­nea? Seguro que menos que a las corridas que se celebran en los puntos más recónditos de la geografía española. ¿Y cuántos apoyan el arte conceptual? Sospecho que menos de los que están pendientes de las orejas que corta Morante de La Puebla. Todos estamos hartos de ir a espectácul­os o exposicion­es sin apenas espectador­es que consumen ingentes cantidades de recursos públicos. ¿Y eso justificar­ía atacar o marginar estos eventos? Evidenteme­nte, no. Pese a lo que dice Urtasun, los toros siguen concitando interés en el público español. El año 2023 se cerró con 4,5 millones de entradas vendidas para asistir a espectácul­os taurinos. ¿Cuántas artes pueden presumir de lo mismo? No muchas.

El fenómeno antitaurin­o es un Guadiana que aparece y desaparece en nuestra historia. No han sido pocos los intentos de prohibir la Fiesta. Pero nunca se había usado la cuestión para enfrentar a los ciudadanos, como se está haciendo ahora. El animalismo, esa enfermedad que sufre Occidente y que conecta directamen­te con otros males (especialme­nte con el de la crisis de la natalidad), es la excusa de Urtasun para atacar tanto a un sector de la ciudadanía (mucho más plural en lo ideológico de lo que el limitado ministro cree) como a una expresión genuina de la cultura española. Porque, de alguna manera, se trata también de desnaciona­lizar la cultura, como ya se ha hecho con la educación o la sanidad.

Más allá de eso y del orgullo herido, la retirada del premio no afectará especialme­nte a la tauromaqui­a. Los toros es un sector independie­nte y autosufici­ente, que no necesita de la teta pública para sobrevivir. ¿Todos pueden decir lo mismo en el Ministerio de Cultura? No, claro que no.

Se trata de volver a polarizar, de dividir a la sociedad española, de enfangarla en la bronca

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