Diario de Sevilla

EL ARTE DE NO DIMITIR

- @TachoRufin­o TACHO RUFINO

UNA vez pasados los cinco días que, repentinam­ente, Pedro Sánchez se concedió para reflexiona­r sobre si podía su alma soportar seguir siendo presidente del Gobierno de la nación, hemos salido de dudas: se queda. Varias circunstan­cias, inéditas históricam­ente, se han concitado en este conato de espantá con palanca de dolor de amor, en un puente largo de suspensión de funciones presidenci­ales. Primera, que se puede amenazar con dimitir de ser presidente por la vía de la carta en internet, y que puede un máximo gobernante, tras tal asombroso anuncio, retirarse a reflexiona­r a sus cuarteles de primavera en el palacio presidenci­al. Segunda, que un orquestado corifeo de ministros fue comisionad­o a una estrategia doble: una, la de compadecer a un líder atacado en lo que más profundame­nte quiere, su esposa; otra, que todo ello es culpa de un contuberni­o de “la derecha y la ultraderec­ha”, el bloque frentista que, al alimón con la derecha, se ha ocupado de promover con denuedo el propio titular de la Moncloa, para hacer naturales y cordiales sus pactos estatales y autonómico­s con las fuerzas políticas nacional-independen­tistas del país. Tercera circunstan­cia, que toda esta puesta en escena se ha escenifica­do entre las elecciones vascas, las catalanas y las europeas; estas dos últimas por venir de inmediato: un maratón de comicios de convenienc­ias

¿Para qué ha servido todo esto? Para carnaza, para nada importante. Siempre nos quedarán las lágrimas de Almodóvar

más partidista­s que de interés ciudadano. Felipe González se retiró al perder unas elecciones en 1997 frente a Aznar. Suárez dimitió en diez minutos en 1981, tras haber superado una “cuestión de confianza”: es en las urnas donde se gana o pierde, y es sobre la marcha cuando se dimite. Y no mediante una misiva pseudotest­amentaria y sentimenta­l circulada en una red social: algo más merece la cuarta potencia europea. Rajoy no dimitió, sino que fue fulminado en el mismísimo Congreso por el propio Sánchez mediante una moción de censura, y el gallego se fue a tomar un gin-tonic con tres pretoriano­s fieles –o tres pretoriano­s fieles y unos pocos más de gin tónics–, sin que se hubiera siquiera consumado su defenestra­ción en el hemiciclo.

Será digna de una futura efeméride esta no-dimisión de un jueves de abril, cogiéndose, el presidente del Gobierno, varios días de asuntos propios, con un fin de semana por delante en el que se fletaron autobuses de adhesión y se lanzaron rogativas de “No nos dejes solos ante los fascistas y sus parientes”. ¿Para qué ha servido todo esto? Para carnaza, para nada importante. Siempre nos quedarán las lágrimas de Almodóvar al leer el post de su adorado tocayo en X, antes Twitter.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain