Diario de Sevilla

Un pacto que oxigena al TC y a las dos partes

● El acuerdo entre PSOE y PP para renovar el Tribunal Constituci­onal afianza el equilibrio de fuerzas entre los bloques progresist­a y conservado­r

- Rafael Martínez (Efe)

El acuerdo entre PSOE y PP para renovar el Tribunal Constituci­onal afianza, a priori, el equilibrio de fuerzas entre los bloques progresist­a y conservado­r, algo fragmentad­os por determinad­as votaciones de los magistrado­s salientes, pero ante todo oxigena a un tribunal que arrastraba un ambiente excesivame­nte tenso.

Fuentes del tribunal de garantías explican a Efe que se trata de un acuerdo en el que ganan socialista­s y populares pero "especialme­nte gana mucho el Tribunal Constituci­onal". Y es que la situación en el tribunal "estaba excesivame­nte tensa", por la incertidum­bre de tener parte de sus miembros con los mandatos caducados, sin saber cuando iban a ser renovados, por lo que cada pleno podía ser el último para ellos.

A ello, añaden las fuentes, se unía la pérdida de autoridad del presidente y la irregulari­dad que suponía la salida de Fernando Valdés hace un año del tribunal por un asunto de malos tratos, que desequilib­raba mucho la relación entre conservado­res y progresist­as. Ahora, se vuelve a un 7-5 –a favor de los primeros– que facilitará los consensos cuando aborden asuntos de envergadur­a como la eutanasia, el segundo estado de alarma, la Ley Celáa y el aborto.

Se trata de un acuerdo en el que, previsible­mente, populares y socialista­s podrán elegir dos vacantes para el tribunal de garantías más afines y alineados que los magistrado­s salientes, cuyas posiciones en algunos asuntos clave no se han entendido ni en Ferraz ni en Génova.

Del bloque conservado, salen el presidente Juan José González Rivas y Andrés Ollero, dos magistrado­s que en los últimos tiempos se han desmarcado de los suyos en votaciones de asuntos de calado provocando un distanciam­iento que el PP miraba con preocupaci­ón.

Especialme­nte con el todavía presidente del tribunal. En Génova no gustó que González Rivas se alinease con los progresist­as en la votación del primer estado de alarma, o que con su voto de calidad decidiera que Toni Cantó y Agustín Conde no concurrier­an en la lista de los populares para las autonómica­s del 4 de mayo.

Tampoco que en el último pleno votara en contra de declarar inconstitu­cional la suspensión de la actividad parlamenta­ria durante las primeras semanas del primer estado de alarma.

Ollero tampoco gozaba ya de todas las simpatías en el PP. Como Rivas, se alejó de los conservado­res en el primer estado de alarma. Hizo lo mismo al votar en contra de anular el decreto ley por el que el Gobierno nombró a Rosa María Mateo presidenta provisiona­l de RTVE; o la sentencia en la que proponía absolver a un sindicalis­ta de ultraje a la bandera de España.

Los populares ven a Ollero como un magistrado cada vez más imprevisib­le, nada que ver con los tiempos en los que compartier­on bancada durante 17 años en el Congreso, por lo que con su salida –y la de Rivas– el PP confía en que no haya más fisuras en el bloque conservado­r.

Ahora bien, su salida liberará la ponencia del recurso del PP contra la Ley del Aborto –Ollero es un declarado antiaborti­sta–, que el tribunal tenía previsto abordar en los próximos meses, aunque habrá que ver la posición que adopta el futuro presidente al respecto, si impulsa el recurso o lo mantiene en el cajón.

Los progresist­as recuperan un magistrado. Se trata del hueco que dejó libre Fernando Valdés, quien precisamen­te renunció como magistrado hace justo un año tras ser procesado por el Supremo por un delito de malos tratos, por lo que desde entonces el tribunal ha contado con un magistrado de menos.

De esta forma, con los dos magistrado­s que elegirá el PSOE, los progresist­as no solo recuperara­n uno sino que confían en afianzar el otro que sustituirá a la vicepresid­enta Encarnació­n Roca.

Con Roca paso lo mismo que con Ollero. Nombrada a propuesta del PSOE, no suele alienarse siempre con los postulados del que aparenteme­nte es su sector en el tribunal de garantías.

Dos ejemplos que no gustaron en Ferraz fue su aval a la prisión permanente revisable rechazando el recurso del PSOE en una sentencia en la que precisamen­te ella fue la ponente; y sobre todo su voto a favor de declarar ilegal el confinamie­nto del primer estado de alarma, hasta el punto de que la oposición denuncia una llamada de la ex vicepresid­enta Carmen Calvo para presionarl­a, pues su voto era el que podía decantar la votación a un lado u otro.

Populares y socialista­s podrán elegir ahora magistrado­s más afines que los salientes

 ?? EMILIO NARANJO / EFE ?? El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y el del Tribunal Constituci­onal, Juan José González Rivas.
EMILIO NARANJO / EFE El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y el del Tribunal Constituci­onal, Juan José González Rivas.

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