El PSOE andaluz se prepara para la pugna entre Susana Díaz y Juan Espadas
● El vencedor de las primarias será secretario general y candidato a la Junta
“Voy a seguir recorriendo Andalucía”. A las pocas horas de que se consumase el relevo de la delegada del Gobierno en la comunidad –Sandra García por Pedro Fernández–, Susana Díaz publicaba este mensaje en su blog. No admite transacción con Pedro Sánchez ni con los críticos socialistas andaluces que han intentado que se aparte a un lado y permita la renovación de la dirección del PSOE-A.
Ella seguirá recorriendo Andalucía con el objetivo de ganar las elecciones primarias cuando lleguen. Juan Espadas, alcalde de Sevilla y probable competidor, también se ha puesto en marcha: esta Semana Santa ha estado con las cofradías de Málaga, se trata de que nadie le vea como un sevillita y el mundo de las hermandades es el más localista. Espadas también está deseando echarse a la arena, le gusta el reto y sólo albergaba una duda, pero ésta queda resuelta: si gana las elecciones para ser secretario general del PSOE-A, también será candidato a la Presidencia de la Junta. Fuentes cercanas al núcleo del mando federal del PSOE lo han explicado así: nada de bicefalias, de ésta hay que huir. Espadas puede sentirse seguro, él decidirá cuándo deja la Alcaldía hispalense y se pone en carretera, y la misma fuente afirma sobre el tiempo: “Pronto, esto ocurrirá pronto”.
Ferraz ha manejado varias fórmulas para fulminar esas dudas. Una podría ser adelantar las primarias para candidato a la Junta a las de secretario general. Otra, que haya dos urnas el mismo día. De momento, todo sigue su curso: las elecciones internas serían en noviembre o diciembre, tras el congreso federal, pero no hay que descartar cambios. En cualquier caso, el mensaje es nítido: no habrá f lirteos con la bicefalia.
Si fuese tal como se prevé, los socialistas andaluces deberán elegir quién les lidera, si Díaz o Espadas, ambos de Sevilla, la mayor agrupación provincial del partido y donde la lucha será más decisiva. Díaz controla la todopoderosa Diputación, fuente de empleo de cargos y ex dirigentes del PSOE, y donde tiene a su favor a muchos alcaldes, aunque los críticos sevillanos no son minúsculos. El principal municipio tras la capital es Dos Hermanas, sanchista desde el principio, donde lo es su regidor, Francisco Toscano, y la mano derecha del jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Francisco Salazar. A éste se lo llevaron a Moncloa, Salvador Illaa las elecciones catalanas y puede ser uno de los hombres claves del PSOE que salga del 40º Congreso Federal, en Valencia en octubre.
Los susanistas sostienen que su líder aguantará hasta el final, convencida de que ganará las primarias. Es una mujer con un aura de popularidad; según ella, la aclaman por la calle y se lo dicen las vecinas de su barrio, esas mismas que le aconsejaban: Susana, convoca elecciones; Susana, teníamos que haber ido a votarte, pero se nos pasó porque ibas a ganar; Susana, no te retires... Las vecinas politólogas de la ex presidenta tienen su gracia, pero, en el caso de que existiesen, siempre se han equivocado. Susana le pone la voz al coro griego.
Es verdad que la ex presidenta es popular, pero no ganó las primarias en su partido contra Pedro Sánchez y cada elección de la Junta que anticipaba se traducía en un recorte de apoyos. En diciembre de 2018 no tenía ni para sumar con el otro partido de la izquierda. Meses después, Sánchez recuperaba toda esa abstención y ganaba las elecciones generales en Andalucía con la holgura que no tuvo ella. Cualquiera hubiese dejado el cargo tras esas dos derrotas, y más si le ofrecen a cambio la presidencia del Senado o un escaño en Bruselas, pero la ex presidenta es temperamento. Para algunos políticos es más fácil seguir adelante que la ref lexión.
Pero en las primarias quienes votan son los afiliados. Ni los votantes ni los aparatos, y Díaz aún conserva mucho poder ¿Tanto como para convencer a la militancia de que ella puede ganarle a Juanma Moreno en 2022? Los sondeos indican todo lo contrario, que Espadas y, sobre todo, la ministra María Jesús Montero son más populares entre los votantes socialistas.
La pugna será mayor en la provincia del alcalde y de la ex presidenta: Sevilla
Tampoco votan en las primarias los aparatos. Díaz ya no cuenta con las direcciones de Huelva, Jaén, Granada y Cádiz. Las más significativas son las de Granada y Jaén, porque habían sido, con claridad, ejecutivas muy susanistas. Si la ex presidenta pierde las primarias, será porque anteriores aliados, no sanchistas de primera hornada, apoyan al nuevo líder. José Entrena, secretario provincial en Granada, ya ha dejado su rúbrica, fue el quien propuso la alternativa a la delegada del Gobierno, Sandra García, es él quien ha oficiado el cambio.
En Jaén ocurre lo mismo, y en Huelva dirige una gestora de Pedro Sánchez, pero la mayor parte de los anteriores susanistas la han dejado ya. En Cádiz, la secretaria provincial, Irene García, está por el cambio, pero no termina de verbalizarlo. De todos modos, Cádiz fue la provincia donde Susana Díaz sacó menos votos en las primarias de 2017 contra Pedro Sánchez: el 55%. Un 39% lo hizo por el presidente del Gobierno y un poco más, por Patxi López. En Cádiz, Susana Díaz es ya muy minoritaria.
De las cuatro provincias donde Díaz obtuvo sus mejores resultados, que fueron Sevilla, Córdoba, Jaén y Huelva –y por este orden–, las direcciones de las dos últimas no están con ella. Apoyarían a Espadas, porque los críticos no quieren que haya más de un candidato entre los suyos. En todas éstas, el porcentaje de respaldo estuvo entre el 69% y el 66%. En Sevilla, Díaz sacó 12.500 votos más que Sánchez. 31 puntos porcentuales de diferencia.
Al día de hoy, es muy complicado hacer un cálculo sobre cómo se encuentran los equilibrios. Y hay que tener en cuenta que Espadas aún no ha verbalizado que será candidato, éste es el paso que los críticos esperan con intranquilidad, pero los bloques se definirán bien cuando se conozcan quiénes están en la liza.
Pero el factor que determina la incertidumbre es que la militancia, en primarias, es ingobernable. Vota lo que piensa, en libertad y, por lo general, suele sorprender. A Díaz le apoyó en 2017 todo el partido, los ex presidentes del Gobierno y los ex secretarios generales, pero también la banca, el empresariado del Ibex y hasta el emérito que dejó oídos algunos comentarios. En definitiva, que la militancia se comportó como la de un partido de izquierdas, y apoyaron al rebelde. Sánchez abrazó el populismo en esa carrera, y ganó de calle.
Espadas tendrá un problema si es visto como el candidato de Ferraz, el designado por el aparato. Por eso, esperan a que sea él y algún grupo de alcaldes de toda Andalucía quienes hagan la presentación. José Luis Ábalos y Santos Cerdán, que son los que dirigen Ferraz, han terminado por apoyar a Espadas, pero después de haber escuchado a alcaldes, diputados y a los secretarios provinciales. Sánchez ha señalado a Espadas, pero no lo ha impuesto.
Díaz conoce bien a su partido, y es seguro que aprovechará esta baza. La ex presidenta también conserva a las direcciones de Córdoba, Almería y Málaga, aunque muchos alcaldes malagueños se han posicionado, de modo público y muy claro, a favor de la renovación en la dirección. Pero es en Sevilla donde la ex presidenta conserva su bastión, ese 69% de apoyos costará mucho diluirlo, aunque Espadas también es sevillano y eso cuenta en el partido.
Las primarias son un ejercicio de democracia directa, pero abren en canal a los partidos. El grado de enfrentamiento supera, a veces, al de unos comicios generales. El último ejemplo es el del PP de Sevilla, donde se han intercambiado insultos y descalificaciones casi penales. Para el PSOE-A, será un tránsito complicado, de ahí que algunos críticos hayan intentado persuadir a Susana Díaz. Sin éxito. Por el momento.