Susana Díaz
La presidenta en funciones se encuentra ante la mayor derrota de su carrera política
SI el PSOE no remonta electoralmente, me marcharé. Lo haré sin hacer ruido, sin fracturar el partido”. La frase literal es de Susana Díaz. En el minuto 25 del debate para las primarias del PSOE celebrado el 15 de mayo de 2017, que puede verse íntegro en YouTube. Lo dijo como una maldad contra Pedro Sánchez. Ella era del PSOE que ganaba, él del PSOE perdedor, y había que poner al frente del Partido Socialista a una ganadora. En aquel debate la dirigente andaluza usó munición real. A primera sangre. “No mientas, cariño… Tu problema, Pedro, no soy yo, eres tú”. Y dejó, para la hemeroteca, ese vínculo solemne: "O remonta el PSOE o me marcharé". Pongamos que hablaba de elecciones generales, pero Ábalos lo mismo piensa que se puede aplicar la misma filosofía en Andalucía.
En todo caso, su desembarco en Madrid como jefa suprema del PSOE federal salió mal. Muy congreso regional de su partido, para encarar la recta final de la legislatura y llegar lo mejor posible a las elecciones que se celebraron el domingo pasado.
Esta campaña electoral se inició con una presidenta radiante, que proclamaba a los cuatro vientos que estaba feliz. Ella podía con todo. Ocupaba en solitario el cartel electoral, sin siglas de su partido. No quiso intervención alguna de fuera y sólo permitió la presencia en dos mítines del presidente del Gobierno. El balance que transmitía la propaganda oficial es una Andalucía de récord: en creación de empleo, PIB, exportaciones… Aunque sea una de las cuatro regiones con más paro entre las 276 de la UE, y vaya a regresar el 1 de enero de 2021 al grupo de territorios menos desarrollados de la Unión, al estar en el 68% del PIB per cápita comunitario. Tras 36 años en el poder, la prosperidad relativa