Incomprensible actitud de Pedro Sánchez
A la vista de lo publicado recientemente en los medios, todo parece indicar que el número de políticos españoles con títulos universitarios, tesis doctorales, etcétera obtenidos sospechosamente ha adquirido la categoría de escándalo, destacando entre todos ellos el presunto plagio cometido por el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su tesis doctoral. Se da la circunstancia de que hasta el mismísimo Pablo Iglesias (Podemos), en compañía del PDeCAT, ha calificado de “bastante cutre” el citado trabajo, de lo que se deduce que tanto el concepto de ética por parte de los implicados, como el prestigio de ciertas universidades que ha quedado por los suelos. Ante tal situación, se impone que el jefe del Ejecutivo acuda cuanto antes al Parlamento para dar cumplidas explicaciones sobre lo sucedido, cuya versión oficial no encaja para nada con toda la información y acusaciones aparecidas. Con el paso de los días la indignación ciudadana va creciendo en progresión geométrica, al comprobarse cómo es posible que un presidente que accedió al poder predicando ejemplaridad y criticando a su antecesor, Mariano Rajoy, su comportamiento muestre todo lo contrario. Sánchez no sólo actuó incorrectamente al apropiarse de textos de terceras personas, sino también por negarlo todo descaradamente y en repetidas ocasiones. Sus pobres disculpas para justificarse de nada han servido. La acftitud de quien presuntamente miente con tanto descaro dice muy poco en su favor, y menos aún cuando se trata de alguien que ejerce como primera autoridad del país, y no sólo por el daño que le pueda procurar a sus administrados sino el por el dislate que ello representa, quedando en entredicho su capacidad de gestión y torpes intenciones... Los españoles ya están hasta los mismísimo cigotos de tantos políticos irresponsables, indeseables y ambiciosos a los que sólo ocupa y preocupa mantenerse en el poder y a cualquier precio. Son ya demasiados años soportando a este tipo de personajes cuya categoría personal e intelectual decae por momentos. Prestar atención a alguno de los payasos que ocupan un escaño en el Congreso, dedicados a practicar el insulto y la descalificación mutua, genera un clima vergonzosamente triste y difícilmente soportable. Calificar de “error involuntario”, como explicó Moncloa, y anunciar que se procederá a la subsanación de las equivocaciones en próxima ediciones mueve cuando menos a la hilaridad. Al parecer, y como recurso, lo único que se le ha ocurrido a nuestro peculiar presidente es dedicarse a viajar. Absurda postura, pero hasta el momento no ha encontrado nada mejor para eludir el tener que dar la cara para justificar lo injustificable... ¡¡Tiempo al tiempo!! José Tomás Cruz (Málaga)