‘Entre Muros y Deseos’, del fotógrafo Mikel Muruzabal, luce en el Hotel Maisonnave
La serie refleja la inmovilidad y la frustración que saturan nuestro tiempo
PAMPLONA – Casi sin ser consciente de ello, Mikel Muruzabal (Pamplona, 1977) tuvo la necesidad de hacer algo con los sentimientos de “inmovilidad y frustración” que saturan nuestro tiempo desde la crisis de 2008, que se acentuaron con la pandemia y que se avivan hoy con continuas guerras como las de Ucrania y Palestina. “Arrastramos años difíciles”, dice el fotógrafo pamplonés, reflexionando sobre el sentido de su serie Entre Muros y Deseos, que luce hasta el 30 de septiembre en el hall del Hotel Maisonnave. Un proyecto de 8 fotografías impresas sobre aluminio con el que se cierra el Ciclo de Arte Nuevo de este año, una programación que cumple ya su décimo aniversario. Muruzabal reflexiona desde una perspectiva a la vez introspectiva y desafiante acerca de las barreras que enfrentamos y los deseos que nos mantienen en pie. Capturando la figura de una mujer literalmente atrapada en bloques de hormigón, esta serie examina la imposibilidad de movimiento y la sed insaciable de libertad. El vaso de agua, símbolo de necesidades básicas no satisfechas, complementa cada imagen, subrayando la distancia entre la realidad y nuestros anhelos. Entre Muros y Deseos nace en respuesta a la era POST-COVID y los conflictos como las guerras en Ucrania y Palestina, ofreciendo un reflejo perturbador de la inmovilidad y la frustración que saturan nuestro tiempo. “Parece que asumimos toda injusticia y dificultad, las vamos sumando y sumando, y parece que no tenemos fin a la hora de aguantar”, dice el fotógrafo. Estamos, como la mujer de su serie, atrapados en la red-trampa de un sistema que nos quita libertad. “Metidos en
MIKEL MURUZABAL Fotógrafo
cemento, y con una sed que no podemos saciar; no podemos conseguir lo que queremos o lo que necesitamos”, apunta el autor. Fotógrafo profesional con una larga y reconocida trayectoria en publicidad para grandes marcas que combina con proyectos más personales y artísticos que se mueven entre el paisaje arquitectónico y el retrato conceptual, Muruzabal asegura que, ante la saturación de imágenes y vídeos cortos que nos bombardean con aceleración, muchos días piensa “que la fotografía está muerta; me da la sensación de que ya no es capaz de expresar algo y que la gente lo escuche”. Aun así, él sigue apostando por cultivar este arte para “sugerir, y que espectador complete el resto”.●
“Lo bonito de la fotografía está en que sugiere, y el espectador completa el resto”