Diario de Noticias (Spain)

BBVA recibiría todo su patrimonio, derechos y obligacion­es

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ferencial para decantar el resultado de una eventual votación en la junta de accionista­s de Sabadell. BBVA adelanta que mantendrá su “atractiva política de remuneraci­ón” tras la fusión: en los últimos años, el banco de origen vizcaíno ha destinado buena parte de su liquidez extra –es uno de los más rentables de Europa– a remunerar a los accionista­s a través de dividendos y recompras de acciones. Su actual política de reparto de dividendos establece un pay out de entre el 40% y el 50% del bene‰cio neto.

En su último pago de dividendos, el banco dio 0,35 euros por acción, lo que a precios actuales supone una rentabilid­ad del 5,57%. El banco, además, dedica a recompras de acciones tanto dinero como a dividendos, hasta sumar más de 4.000 millones en retribució­n al accionista. Sabadell, por su parte, paga también un 50% de su resultado en dividendos, y la retribució­n total en efectivo quedó en 0,06 euros por acción a cargo de 2023. La rentabilid­ad, con todo, es menor, algo por encima del 3%.

¿Qué dicen los analistas? Aunque las acciones están sufriendo fuertes variacione­s, por el momento (y a falta de más informació­n) los analistas se mantienen cautos y han modi‰cado poco sus recomendac­iones. De acuerdo con los datos recopilado­s por Bloomberg, más de dos tercios de los analistas recomienda­n comprar acciones del Sabadell, el tercio restante recomienda mantenerlo y ninguno de los recogidos recomienda una venta. El consenso de precio objetivo para la acción es de 1,93 euros, un 2,3% por encima de los niveles a los que está cotizando la acción y un 3% mayor que el precio que descontaba­n los analistas el 30 de abril.

Con BBVA, los analistas son más pesimistas: el 41,4% recomienda comprar, mientras que la mayoría (el 51,7%) se mantiene neutro. Solo un 6,9% la anota como una acción a vender. El precio objetivo de la acción del banco es, para el consenso de los analistas, de 11,3 euros. Esto es, un 11% por debajo del nivel al que está cotizando, y menos de un 1% por encima del precio objetivo que descontaba­n antes del anuncio.

¿Cómo se va a llevar a cabo la operación?

La operación propuesta por el banco de origen vizcaíno es una fusión por absorción: el pez grande (BBVA) se come al pequeño (Sabadell) en un movimiento que, al contrario que en una opa

De llevarse a cabo, Banco Sabadell desaparece­ría como persona jurídica

hostil, es pactado entre las partes; tanto por los órganos de gobierno como por los accionista­s. De llevarse a cabo, Sabadell desaparece como persona jurídica y BBVA, como sociedad absorbente, recibe todo su patrimonio, derechos y obligacion­es. En las condicione­s ofrecidas por BBVA, los accionista­s del banco controlarí­an el 84% de las acciones de la entidad resultante. Así ocurrió, por ejemplo, con la absorción de Caixabank a Bankia.

Dicho esto, la propuesta no es de‰nitiva: una fusión por absorción es lo que BBVA ofrece, pero sobre el papel existe la posibilida­d de que, ante una negativa de Sabadell, el banco se lance a un movimiento más agresivo, como sería una oferta pública de adquisició­n. En este caso los inversores no votarían a favor o en contra de la fusión, sino que aceptarían, o no, la oferta de compra sobre sus acciones.

¿Cómo se aprueba? Primero, los consejos tienen que llegar a un acuerdo sobre el proyecto que les van a presentar a sus accionista­s (y, sobre todo, sobre el precio). En 2020, las discrepanc­ias sobre el canje impidieron que la operación pasase de meras conversaci­ones. En caso de que haya acuerdo sobre los términos, los consejos de administra­ción de los bancos presentan un proyecto común, que deben aprobar los accionista­s en una junta extraordin­aria convocada a tal efecto. Primero, los consejos tienen que llegar a un acuerdo sobre el proyecto que les van a presentar a sus accionista­s (y, sobre todo, sobre el precio).

La aprobación por parte de la junta de BBVA es esperable (pero no asegurada), pero el caso de Sabadell es diferente. Los accionista­s tendrán que valorar el precio ofrecido. El capital del banco catalán está bastante diluido. Decisivo será el voto de su máximo accionista, el mexicano David Martínez Guzmán (3,495%). El segundo máximo accionista del banco, con un 3,125% de los derechos de voto, es, paradójica­mente, el primer accionista del BBVA: Blackrock, el fondo más grande del mundo. La operación estará, en este punto, en manos de los grandes inversores del banco catalán.

¿Qué ofrece BBVA?

La oferta puesta sobre la mesa por el BBVA es, como en 2020, un canje de acciones. En esta ocasión, una acción de la entidad presidida por Carlos Torres por cada 4,83 acciones del Sabadell. Esto es, una prima del 17% sobre el cierre de Bolsa de este martes, cuando se anunció la operación, y un 30% sobre el nivel previo a las primeras ‰ltraciones. El canje, que se llevará a cabo con una ampliación de capital, llevará a que los accionista­s del Sabadell sean el 16% de la entidad resultante de la fusión.

A precios de este viernes, BBVA tasa Sabadell en unos 11.000 millones de euros. Como paga con acciones, la caída del valor de los títulos del banco estos días ha lastrado la valoración de la ‰rma catalana: con precios del lunes la oferta ascendía a los 12.250 millones. En ambos casos, una cantidad bastante superior a lo que pudo costar hace cuatro años: en 2020 el valor en Bolsa del banco catalán era de 2.500 millones. La entidad catalana pidió en aquel momento unos 2.700 millones.

Además, el banco presidido por Carlos Torres ofrece el siguiente reparto de sillones: tres miembros del actual consejo de Sabadell entrarían en el consejo de administra­ción de BBVA, que cuenta ahora con 15 consejeros.

Así, los representa­ntes de la firma catalana tendrían el 16% del consejo, una representa­ción equivalent­e al peso de sus accionista­s en el capital. El reparto de poder (en el consejo y en la alta dirección) no es una cuestión baladí. Para pasar a la junta –siempre que la operación sea una fusión por absorción– los consejeros de las entidades tienen que llegar a un acuerdo también sobre cómo será el consejo. Esta parte del acuerdo ya pudo ser un impediment­o para que se llevase a cabo la fusión en 2020.

¿Qué pasa con los socios que voten en contra?

Si la junta aprueba la operación con las mayorías necesarias, los accionista­s que han votado en contra tendrán que acatar la decisión. Sin embargo, hay una variable: los accionista­s pueden impugnar la relación de canje establecid­a en el proyecto ante el Juzgado de lo Mercantil del domicilio social y solicitar un pago en efectivo.

Solo podrán hacerlo aquellos que hayan votado en contra (o que no tengan derecho de voto) y dentro del plazo de dos meses desde la aprobación de la junta. Esta impugnació­n no paralizarí­a la fusión.

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PABLO MONGE Sede madrileña del BBVA.

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