Diario de Noticias (Spain)

“Utilizo la música como terapia, me sirve para limpiar y rescatar buenos recuerdos”

Josetxo Zugaldia publicó este viernes su primer disco, un álbum que, atendiendo a la calidad de las canciones y a su excelente ejecución, no parece obra de un principian­te.

- Javier Escorzo

PAMPLONA – Ha tardado en sacar su primer disco, pero imagino que se habría aficionado a la música hace mucho tiempo.

– A los catorce años. Mi prima trabajaba en la mítica Casa Arilla, y unas Navidades me regalaron una guitarra que tenían en la tienda, que no la vendían porque estaba rajada. Éramos una familia modesta, la arreglaron con un presupuest­o bastante limitado y me la regalaron. Mi amiga Lourdes me enseñó mis primeros acordes y ya empecé a sacar canciones de Neil Young, que me gustaba desde antes.

Pero para entonces ya escuchaba música.

– Sí, mi padre tenía un receptor Lavis de válvulas, y yo, enredando con él, encontré una canción de Neil Young. Sus canciones son muy facilonas, de tres acordes, y te vienen bien para iniciarte con la guitarra y pillar el feeling. También estudié violín en el conservato­rio, llegamos a montar un grupo de música celta. Era cuando estaba de moda Gwendal. Luego ya empecé a currar y se fastidió todo, porque el trabajo me absorbió. Pero siempre he tocado: solo, con un amigo, un par de acústicas, en reuniones… La pasión siempre ha estado ahí, siempre he escrito letras, ideas, melodías… Ahora que ya soy un señor mayor y tengo tiempo libre, he decidido sacar un disco.

Las influencia­s del disco parecen muy americanas.

– Sí. Creo que van en dos líneas: por un lado, el pop acústico americano, muy Neil Young, y por otro lado, las bandas sureñas tipo The Allman Brothers Band, los Blackberry Smoke, que los he visto cuatro veces en directo y me chiflan, los Black Crowes, Lynyrd Skynyrd… Me gustan esos riffs tan poderosos. Algunos temas me salen un poco Laurel Canyon, una onda más california­na, pero son los menos.

Su trabajo le hizo viajar a Estados Unidos. Entiendo que allí profundiza­ría en esos estilos.

– Sí. Trabajé veinte años en una empresa americana y me tocaba ir temporadas allí con bastante frecuencia. Pasé muchos fines de semana solo y tuve tiempo para escaparme de las aburridas barbacoas de los compañeros de trabajo; me iba a ver conciertos, a tiendas de instrument­os…

La música siempre ha sido importante en su vida, pero ha sido en los últimos años cuando ha dejado de ser una pasión privada y ha empezado a hacerla pública.

– Sí, cuando me he ido acercando a la edad de jubilación. Con la pandemia tuve bastante tiempo para preparar los temas, grabar maquetas… Ahí nació la idea de sacar un disco, me apetecía ventilar todo aquello y pasar página, porque si no, estás siempre atrapado en la misma creación. Los primeros temas son de 2019, como

Summer 19,

que habla de la frustració­n de hacerse mayor. Tuve una pequeña crisis porque vi que en la empresa me daban un poco de lado, es como que de repente pasas de ser el gran directivo a no valer para nada.

¿En su empresa conocían su faceta musical?

– No se enteraban. Iba con el pelo corto, elegante… He procurado siempre separar esos dos mundos porque no se llevan bien, sobre todo en empresas grandes, cotizadas en bolsa. No son cosas muy compatible­s. En los últimos años he salido de esas empresas tan formales y ya es otra cosa.

En 2019, empezó a dar conciertos en Pamplona bajo el nombre de JZ

Harvest.

– Era un alter ego precisamen­te para no anunciarme con mi nombre. Usé el Harvest, que es el disco más emblemátic­o de Neil Young. Empecé cuando volví a Pamplona, eran conciertos de versiones en bares. Luego me junté con un bajista y un percusioni­sta, y montamos una especie de power trio.

¿Solo tocaba versiones? ¿Ningún tema propio?

– Ahí empecé a meter temas propios, como uno que le hice a mi madre, que se llamaba Fermina y lo he acortado a O que habla de un amor imposible… Empecé a tocar esos temas en 2020 y la gente los encajaba

Ferm.

Crashing, muy bien. Eso me animó y cada vez fui metiendo más temas propios.

Y llegó el momento de grabar.

– Primero grabé los temas acústicos, pero ya con la idea de sacar un disco mitad acústico, mitad eléctrico. Escuché un disco de Belcos y me gustó mucho, las canciones, el sonido… A través de Belcos llegué a Ion De Luis, al que ya conocía porque le había vendido una guitarra hace mil años. Hemos estado trabajando desde febrero de 2022 hasta verano de 2023. Teníamos limitacion­es de tiempo, íbamos a canción cada mes o mes y medio. Y se han incorporad­o los músicos que forman la banda. Somos cinco, Sara

Estébanez, Jo Monreal, Juanlu Etxeberría, Aitor Berraondo y yo.

¿La banda es solo para el disco, o van a acompañarl­e en directo?

– Queremos defender el disco, estoy muy contento porque sonamos como un cañón. Con mucho gusto en los temas acústicos, con tres voces… Estoy disfrutand­o muchísimo. Hemos hecho un par de conciertos ya, y ahora haremos más. La presentaci­ón será en Zentral el 23 de febrero, y luego empezaremo­s a movernos. No queremos hacer un montón de bolos, sino uno al mes o cada quince días, en sitios bonitos… Conciertos con ambiente, para disfrutarl­os.

¿Cómo ha sido trabajar con un productor como Ion De Luis?

– Una gozada por su buena disposició­n, por el gusto que tiene, por las aportacion­es que hace… Esta obra es tanto mía como suya, le estoy infinitame­nte agradecido.

Dice que utiliza la música como terapia.

– La música me sirve para limpiar, para sacar el pus. Otras veces no, el tema de mi madre es una evocación de los buenos recuerdos que conservo de ella: cuando me llevaba al colegio a Maristas y me compraba un bollo en una panadería… Tuvo muchos problemas de salud en sus últimos años y cuando murió, hace ya dos años, quise hacerle una canción con los buenos recuerdos. Es muy emocionant­e para mí.

El hecho de cantar en inglés puede suponer un obstáculo para que la gente entienda el mensaje de las canciones.

– Sí, es una barrera. El idioma me sirve como una especie de salvavergü­enzas. Es un velo. Si lo digo en inglés, me atrevo a expresar cosas más íntimas y personales; en castellano no me atrevería. Igual algún día me atrevo, no lo sé. Además, el inglés me parece más musical.

Este es su primer disco, pero por otro lado usted tiene mucha experienci­a escuchando discos, viendo conciertos… ¿Se siente más primerizo o veterano?

– Como artista, primerizo. Es muy distinto tocar la guitarra en una reunión de amigos que subirte a un escenario y ser el front man, es un cambio radical. Los años de hacer covers son muy buenos para foguearte. Y mi pasado industrial, de alguna manera, me sirve para saber estar sobre el escenario, porque tengo el culo pelado de hablar en público delante de mucha gente.

Pero toda esa experienci­a acumulada le habrá ayudado a la hora de escribir las canciones. Este no parece el disco de un principian­te.

– Ion me decía que le sorprendía que estas canciones fuesen de un primerizo, porque tenían una estructura, el estribillo, el puente…

¿Cuáles son sus expectativ­as con este disco?

– Divertirme ventilándo­lo por ahí. Tenemos disco, tenemos una banda seria. No vamos a ganar un Grammy, pero vamos a divertirno­s mucho. Nos gustaría hacer una mini gira por Bilbao, Donosti, Madrid, Barcelona… Unos pocos conciertos escogidos en lugares con encanto. Cuando se nos pase el furor de este disco, ya haremos otro (risas). Tengo muchas canciones ya. ฀●

 ?? Foto: Cedida ?? El músico navarro Josetxo Zugaldia y su banda.
Foto: Cedida El músico navarro Josetxo Zugaldia y su banda.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain